Crónicas Mundiales

Pickles, un perro convertido en héroe del Mundial (1966)

Unos meses antes del Mundial, el trofeo desapareció: lo encontró un perro husmeando en un matorral; su dueño pensó que era una bomba del IRA

Pickles, el gran héroe de Inglaterra'66

Pickles, el gran héroe de Inglaterra'66 / Getty

Javier Giraldo

Javier Giraldo

En el Mundial de 1966, Inglaterra perdió el trofeo antes de ganarlo: ocurrió que en marzo de 1966, meses antes de que se iniciase el torneo, la Copa Jules Rimet desapareció durante diez días. El pánico se instaló entre los organizadores del torneo y en Scotland Yard, hasta que un perro de la raza ‘collie’ llamado Pickles encontró la copa.

El trofeo, diseñado en su día por Abel Lafleur, inspirado en la diosa griega de la victoria, era uno de los objetos estrella de una exposición filatélica organizada por la firma Stanley Gibbons Stampex, en pleno centro de Londres.

El presidente de la FIFA, el británico Stanley Rous, era reacio a que el trofeo se expusiese en público, pero finalmente había cedido, no sin antes poner tres condiciones: debía ser transportado por una empresa de seguridad fiable, colocada en una urna de cristal blindado y vigilada 24 horas al día y además, asegurada por 30.000 libras (su valor real era de aproximadamente 10.000 libras).

La exposición se inauguró con éxito el 19 de marzo de 1966. Pero un día después, el trofeo había desaparecido, en la noche del día 20. Había sido un trabajo impecable de los ladrones, que apenas dejaron huellas.

La noticia invade las portadas de los diarios y la policía británica se pone manos a la obra. Horas después, recibe un aviso anónimo, firmado por un tal ‘Jackson’, que reclama 15.000 libras a cambio de la copa

Fue una falsa alarma: ‘Jackson’ resultó ser Edward Betchley, un trabajador de los astilleros que simplemente quería aprovecharse de la situación. Le condenaron a dos años de prisión. En el juicio, quiso dejar una cosa clara: “sea cual sea mi condena, espero que Inglaterra gane el Mundial”.

La recompensa de Scotland Yard

Scotland Yard ofrece una recompensa de

6.000 libras

a quien ofrezca pistas sobre el paradero del trofeo, pero pasan los días y no hay noticias.

Nueve días después de la desaparición de la Copa, David Corbett, un vecino de South Norwood, en el sur de Londres, sale de casa con intención de hacer una llamada de teléfono desde una cabina. Le acompaña su perro, de nombre Pickles, que de repente empieza a hurgar con insistencia en un seto, junto al coche del vecino de Corbett.

Enterrado, el perro descubre un paquete envuelto en papel de periódico. “No era muy grande, pero pesaba bastante. Al principio me asusté, porque pensé que podría ser una bomba del IRA”, explicó Corbett.

Cuando abrió el paquete y vio que en la base del trofeo estaban inscritos los nombres de los ganadores anteriores (Brasil, Alemania, Uruguay, etc), supo que había encontrado el trofeo.

De sospechoso a dueño de un héroe

Acudió a la policía: al principio, fue considerado sospechoso del robo, pero finalmente le concedieron las 6.000 libras prometidas. Nunca se supo quién había sido el autor del robo

La fama, en realidad, fue para Pickles: fue condecorado por la Liga de Defensa de los Animales y una marca de comida para perros de regaló comida durante un año. 

Participó incluso en una película, ‘El espía de la nariz fría’, y junto a su dueño, fue invitado al banquete de celebración del título conquistado por Inglaterra. 

Pickles murió un año después, en 1967, estrangulado por su propia correa mientras perseguía a un gato. Corbett lo enterró en su propio jardín.