Locura por Messi en Argentina

Cerca de cinco millones de argentinos colapsaron Buenos Aires para rendirse a su D10S y celebrar la Copa del Mundo con su selección

La marea obligó a cancelar los festejos en el Obelisco y a tener que desplazar a los internacionales en cinco helicópetos hasta por el recorrido previsto

¡Se desató la locura en Argentina! Dos personas se tiraron de un puente para entrar en el autobús de la albiceleste...

Imágenes de la rúa de celebración de Argentina después de ganar el Mundial / Twitter

Xavi Canals

Xavi Canals

Leo Messi y la selección de Argentina desataron la locura a su regreso de Qatar hasta colapsar la ciudad de Buenos Aires. Cerca de cinco millones de argentinos se rindieron a su 'D10S' y al combinado de Lionel Scaloni, que conquistó la Copa del Mundo 36 años después de que el otro 'D10S', Diego Armando Maradona, coronara a la albiceleste en México 1986.

Los festejos del domingo, después de que Messi levantara el ansiado trofeo, quedaron en una anécdota ante lo que se vivió ayer en la capital de Argentina para celebrar el campeonato. La AFA había preparado un escenario en la Plaza de Mayo, a los pies del Obelisco, el mítico monumento bonaerense. Pero todo se fue al traste ante la imposibilidad de que el microbús que trasladaba a los internacionales argentinos desde el Predio de Ezeiza pudiera completar el recorrido trazado.

Miles de aficionados pernoctaron en tiendas de campaña en los aledaños del Predio de Ezeiza para acompañar a Messi y sus 'muchachos' durante todo el trayecto. En la plaza de Mayo y en las calles adyacentes se agolpaban miles de seguidores desde muy temprano.

Escoltado por un cordón policial de cerca de un centenar de efectivos, el microbús estuvo más de cuatro horas para completar apenas una quincena de kilómetros. Y eso que la rúa empezó 20 minutos antes de lo previsto.

En el trayecto se vivieron escenas tan sorprendentes como aficionados lanzándose de un puente para acceder al vehículo de la albiceleste. Ese fue el punto culminante que decidió a los responsables de seguridad a abortar la fiesta.

Viendo la imposibilidad de llegar al destino y la posibilidad de que hubiera serios incidentes, los encargados de la seguridad optaron por parar el microbús y cambiar de planes, para disgusto de Tapia, que se apresuró a pedir disculpas a los argentinos: "No nos dejan llegar a saludar a toda la gente que estaba en el Obelisco... Mis disculpas en nombre de todos los jugadores campeones", escribió en twitter.

La policía hizo desviar al vehículo hasta el Parque Roca, donde cinco helicópteros militares esperaban a los internacionales. Antes ya se había anulado la celebración en el Obelisco y se había desmontado el escenario.

La marabunta no pudo ver de cerca a sus héroes, pero pudo celebrar la Copa del Mundo coreando el paso de las aeronaves, que completaron el recorrido previsto con vuelta de honor por la Plaza de Mayo, la Avenida Corrientes y la Avenida 9 de julio, los puntos donde se agolpaba el grueso de enfervorizados aficionados.

Un Leo exultante

La caravana de la Gloria o la caravana de la Scaloneta -nombre con el que se bautizó al microbús- congregó a la mayor multitud jamás reunida en un festejo. Una eclosión de alegría y felicidad que comenzó desde el mismo momento en que la selección argentina aterrizó en el aeropuerto de Buenos Aires, cerca de las 6.30 de la mañana.

Media hora después, Messi bajaba las escaleras del aerobús con el preciado trofeo en sus manos. A pie de pista les esperaba una alfombra roja y una nutrida representación institucional, encabezada por el Ministro de Interior, Eduardo 'Wado' de Pedro. Solo el presidente de la AFA, Claudio 'Chiqui' Tapia le saludó. Los futbolistas pasaron por delante haciendo caso omiso a su presencia.

Como también fueron los futbolistas los que decidieron no aceptar la invitación del gabinete de Presidencia del Gobierno para que ofrecieran la Copa del Mundo al pueblo argentino desde la Casa Rosada, junto al presidente Alberto Fernández.

De nada sirvió la insistencia. Cuando los internacionales subieron a los helicópteros, se especuló con la posibilidad de que el trayecto finalizara en la Casa Rosada, pero las aeronaves llevaron a la selección argentina de regreso al Predio de Ezeiza.

La albiceleste hizo de madrugada un avance de rua con los aficionados que fueron a recibirles al aeropuerto y les acompañaron en el trayecto hacia el Predio de la AFA.

Al mediodía se repitió la escena, con miles de seguidores acompañando la salida del microbús. Leo Messi, Leandro Paredes, Nicolás Otamendi, Rodrigo de Paul y Ángel di María ejercieron de maestros de ceremonia durante todo el trayecto desde la parte alta del vehículo, devolviendo con besos y autógrafos las camisetas y las banderas que los presentes les lanzaban.

Messi era la viva imagen de la felicidad, compartiendo con sus compañeros un 'vehículo', una bebida alcohólica de Fernet que se combina con Coca-cola o vino tinto, al gusto.

Con más de 30 grados, la temperatura fue subiendo en el microbús de la selección argentina. Después de cuatro horas a bordo del vehículo y expuestos al sol, los internacionales acabaron sin camiseta y cubriéndose con parasoles... hasta que la seguridad decidió dar por concluída la fiesta.

Buenos Aires no pudo celebrar plenamente la Copa del Mundo con sus internacionales, pero Messi y sus 'muchachos' recordarán por siempre una tarde histórica. Tanto como la que vivieron el domingo en Qatar tras apuntarse la tanda de penalties ante Francia que devolvió la corona del fútbol mundial a Argentina.

Messi ya está al nivel de su gran ídolo, el gran ídolo de todos los Argentinos, Maradona. Hasta ahora... porque Leo ya se ha ganado el corazón no sólo de esos casi cinco millones que ayer salieron a la calle en Buenos Aires, sino de los 48 millones de argentinos.