ARRANCA EL MUNDIAL

Qatar tira de Morgan Freeman y de llamadas a la "tolerancia" para inaugurar su Mundial

En el momento en que oficialmente empieza, hora y media antes de que suene el pitido inicial del Qatar-Ecuador, el Mundial comienza a cumplir con el objetivo para el que fue concedido: blanquear, o al menos dulcificar, el régimen dictatorial que dirige el país

El Mundial de Qatar arranca con un derroche de fuegos artificiales sobre el estadio Al Bayt.

Agencia ATLAS | EFE

Sergio R. Viñas

Sergio R. Viñas

Faltan cinco minutos para que arranque la ceremonia de inauguración del

Mundial de Qatar

y el saludo desde las pantallas del estadio del emir Tamim bin Hamad Al Thani provoca el fanático delirio entre los miles de qataríes reunidos en el estadio Al Bayt, el más alejado de Doha de los ocho en los que se va a disputar este polémico torneo.

Aquí, en el gigantesco y precioso estadio de la ciudad de Jor, la demografía es radicalmente distinta a la que se ha ido viendo estos días en las calles de la capital qatarí. Mientras en el día a día los inmigrantes son inmensa mayoría, aquí, en la inauguración del Mundial, lo son los locales, fácilmente distinguibles porque son (en general) aquellos que visten túnica. Y, extranjeros occidentales al margen, son los que tienen dinero en este país. También hay mujeres locales, distinguibles igualmente por su túnica y velo negros, pero ellas son muy minoría.

Nada que sorprenda. En el momento en que oficialmente empieza, hora y media antes de que suene el pitido inicial del Qatar-Ecuador, el Mundial comienza a cumplir con el objetivo para el que fue concedido, red de sobornos mediante: blanquear, o al menos dulcificar, el régimen dictatorial que dirige el país.

Morgan Freeman

¿Y quién mejor para eso que Morgan Freeman? Un actor estadounidense, de etnia negra, conocido y admirado en todo el mundo por su trabajo. Un hombre que a priori no debería ser sospechoso de connivencia con un régimen como el qatarí. Si es él quien proyecta al resto del planeta el mensaje de que Qatar persigue la "tolerancia" y el "respeto", ¿quién va a pensar que no es así? Sí, por estos lugares del planeta en los que nadie discute la voz del gran líder muchas veces se piensa así.

De manera que, después de una cuenta atrás de 20 para el arranque, con una gran puntualidad (17.40 horas), Freeman aparece en el centro del campo, micrófono en mano, y comienza a construir un mensaje de unidad entre los pueblos, del fútbol como vehículo para la convivencia entre distintos y todos esos clichés tan manidos de 'cuñado' bienintencionado.

El mensaje se refuerza con la aparición junto a él de Ghanim Al-Muftah, un influencer local que padece un síndrome raro que le hizo nacer sin piernas. Entre los dos armas un diálogo que insiste sobre los mismos puntos: "Con tolerancia y respeto podemos vivir juntos". Qatar diciéndole al mundo lo moderna y tolerante que es, reforzando el mensaje que había defendido con fiereza el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, apenas 24 horas antes, cuando dijo sentirse "qatarí, gay, árabe, discapacitado, trabajador migrante" y, solo después de que le preguntaran expresamente por su omisión, también "mujer".

Música y folclore

El diálogo de blanqueamiento de esta Copa del Mundo lo quiebra, conforme al guion previsto, la cantante Dana Al-Fardan, una de las personalidades más conocidas de Qatar, que con su música da paso a la parte más folclórica de la ceremonia de inauguración.

Toda ella está destinada a un concepto unitario y de legado. En primer lugar, ondean todas las banderas de los competidores en este Mundial, mientras suena por megafonía un remix complicado de digerir con cánticos clásicos de diferentes países: "Yo soy español", "Allez les bleus", "Canta y no llores"...

Después llegar el momento de rememorar el legado del Mundial y a incorporar con naturalidad el de Qatar a una lista que ya va por 22 ediciones. No desentona, a decir verdad, si se recuerda que el anterior se disputó en Rusia. Aparecen todas las mascotas de los Mundiales, incluido Naranjito, mientras suenan himnos de anteriores ediciones, como 'La Copa de la vida' de Ricky Martin y el 'Waka Waka' de Shakira.

El cierre del jeque

El cantante surcoreano Jungkook, la gran estrella elegida tras la renuncia de unas cuantas en las semanas posteriores, sella la parte más festiva de la ceremonia (espectacular el juego de luces durante toda ella, por cierto) para que Tamim bin Hamad Al Thani tome el relevo con el discurso final.

En esas palabras de cierre, insiste el emir de Qatar en que "el fútbol une países y comunidades". "Gente de diferentes países, lugar y orientaciones juntos en el mismo lugar", asegura. Un dictador de Oriente Medio aceptando la existencia de diferentes "orientaciones" no era lo que uno esperaba escuchar en un escenario como este. Quizá este Mundial, con todas sus vergüenzas, sí pueda servir para algo. Puesto que ya es imparable su celebración y el espectáculo del fútbol ha arrancado, démonos la licencia de comprobarlo.