Historia SPORT

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Cannavaro: ‘Il Muro’, líder espiritual de la máquina ‘azzurra’

El mayor de una saga de hermanos con el mismo denominador común: centrales duros y nacidos para comandar; figura clave del cuarto entorchado de la ‘azzurra’

Napolitano, altivo y competidor feroz, ‘Il Bello’ logró forjarse un nombre en la Juventus, rival acérrimo de su ciudad

Cannavaro levanta la Copa del Mundo en 2006

Cannavaro levanta la Copa del Mundo en 2006 / EFE

Sergi Capdevila

Sergi Capdevila

La Italia de Marcello Lippi tan solo encajó dos goles en la Copa del Mundo de 2006. El curtido técnico de la Toscana construyó una máquina perfecta y precisa, sin fisuras y que desconectaba cualquier ofensiva rival. Y en el epicentro de todo ese engranaje de precisión transalpina se situaba Fabio Cannavaro. ‘Il Bello’, ‘Il Muro’. 

El central napolitano llegó en una fase de madurez a Alemania. 32 años y una ascendencia tremenda. Lippi confiaba ciegamente en un futbolista que ese mismo verano daría el paso de fichar por el Real Madrid. Sin ser alto, tenía un corpachón que era hormigón puro. Era un líder nato y nadie discutía su jerarquía. Se pasaba los 90 minutos dirigiendo, cual general en el campo de batalla. Un entramado como el que Lippi tenía armado a nivel defensivo le venía como anillo al dedo a Fabio.

UNA ITALIA DISCIPLINADA

Flanqueado por Marco Materazzi, que tampoco se caracterizaba precisamente por hacer prisioneros, y por delante con Gennaro Gattuso y Simone Perrotta, dos perros de presa de la vieja escuela. Las ‘florituras’ eran cosa de Francesco Totti y Andrea Pirlo. Con Luca Toni bajando lavadoras en el eje de la zaga. Curiosamente, los mejores años de ‘Il Muro’ fueron cuando téoricamente debería haber empezado su decadencia. Entre 2004 y 2008.

De aquel 2006 inolvidable para él (Mundial y Balón de Oro, de los pocos defensas en conseguirlo en la historia del trofeo) quedará para el recuerdo de la final en el Olímpico de Berlín el famoso cabezazo de Zidane a Materazzi. Por detrás de aquello hubo una nueva exhibición defensiva de los ‘ragazzi’ de Lippi. Si por algo se podría definir a Cannavaro quizás sería por su capacidad de rendir en los momentos más ‘calientes’ y decisivos. Sus actuaciones aquel verano de 2006 en Alemania quedarían para el recuerdo. Pocas veces un zaguero tuvo una trascendencia tan enorme.