El gran fracaso de la anfitriona España en el Mundial 82

La selección española firmó una floja primera fase y no llegó a las semifinales del torneo

El seleccionador Santamaría cumplió su palabra y tras el Mundial se despidió de los banquillos

España perdió su primer partido del Mundial 82 contra Irlanda del Norte

España perdió su primer partido del Mundial 82 contra Irlanda del Norte / EFE

Lluís Payarols

Lluís Payarols

Después de perderse dos fases finales consecutivas -1970 y 1974- y pasar sin pena ni gloria por Argentina’78 -dijo adiós al torneo en la primera fase-, la selección española estaba obligada a considerarse una de las favoritas en la Copa del Mundo que iba a organizar. Pero el baño de realidad fue mayúsculo. Del sueño imposible a la pesadilla interminable en España'82.

Aquella selección de los Arconada, Camacho, Zamora, Quini y Santillana ya había experimentado los sinsabores en la Eurocopa de Italia, en 1980 Aquello le costó el cargó al mítico Ladislao Kubala, máximo responsable durante once años. La Federación Española, presidida por Pablo Porta, buscó el remedio en su propia casa. El elegido fue un exjugador del Real Madrid y entrenador del Espanyol, José Emilio Santamaría.

El hispanouruguayo trabajaba en las selecciones de base y aceptó el reto de ponerse al frente de una selección que preparaba el Mundial sin la presión de pasar por la fase de clasificación, con el billete a la fase final en el bolsillo como anfitriona.

Polémicas previas

Los resultados en los partidos de preparación empezaron a abrir el baúl de las dudas, aunque un triunfo en Wembley ante Inglaterra parecía ratificar la confianza en Santamaría. Pero llegó la lista definitiva de 22 jugadores, con mayoría de futbolistas de la Real Sociedad, campeona de Liga en aquella época. Y ahí ya hubo problemas. El jugador del Atlético Quique Ramos fue descartado por una lesión que, a juicio de los médicos rojiblancos, era recuperable para la cita mundialista. Sin embargo, el seleccionador quería tener un portero más para acompañar a Arconada y Urruti. Se salió con la suya pero cuando se esperaba que llamara al valencianista Sempere, apostó por el veterano Miguel Ángel. Más lío.

Tampoco gustó la elección de La Molina, en plenos Pirineos, para una concentración previa al Mundial caracterizada por las extremas medidas de seguridad, con despliegue del Ejército incluido. Un clima que nada tenía que ver con la de Valencia, la sede donde debía disputar una primera fase que apuntaba a ser cómoda, contra la debutante Honduras, Yugoslavia e Irlanda del Norte. 

La primera, en la frente

Y llegó el debut contra los ‘catrachos’. Héctor Zelaya silenció el Luis Casanova de Valencia -ahora Mestalla- con un gol a los 7 minutos, pero el desastre fue menor después de que López Ufarte transformara un penalti.

Del palo al espejismo en su único triunfo contra la Yugoslavia de Miljan Miljanic. Los balcánicos se adelantaron con un tanto de Ivan Gudelj, pero Juanito -de un penalti a Periko Alonso fuera del área y que hoy hubiera ‘tumbado’ el VAR- y Saura certificaron la remontada.

Los de Santamaría dependían de ellos mismos para ser primeros. Al acabar la segunda jornada eran líderes con 3 puntos, uno más que Honduras e Irlanda del Norte y dos más que Yugoslavia. Además, los ‘plavi’ habían ganado a los hondureños el día anterior al España-Irlanda del Norte. El empate valía a los españoles para ser primeros... pero todo se fue al traste con un gol de un futbolista que tiempo después jugó en el Mallorca, Gerry Armstrong.

Directos al infierno

España se clasificó para la segunda fase, pero en segunda posición. De ir al grupo del Calderón, contra Francia y Austria, a citarse en el Bernabéu con Alemania Federal e Inglaterra. Casi nada. 

Tras el empate en la primera jornada entre germanos e ingleses, los de Santamaría cayeron en la segunda frente a los alemanes (2-1) y quedaron eliminados. El último choque, un trámite contra Inglaterra, acabó sin goles. Pasó Alemania a ‘semis’.

Alexanko, Periko Alonso, Saura, Zamora, López Ufarte, Quini, Juanito y Satrustegui, entre otros, ya no volvieron a jugar con España. También Santamaría fue fulminado y sustituido de inmediato por Miguel Muñoz. José Emilio, a punto de cumplir 53 años en ese momento, dijo que si le destituían, dejaría los banquillos. Fue fiel a su palabra y nunca más volvió a entrenar profesionalmente. Lo que mal empezó, peor acabó.