Forza Italia en el Santiago Bernabéu

En la final del Mundial 82, Italia superó táctica y físicamente a Alemania con goles de Rossi, Tardelli y Altobelli

El presidente de la República italiana, Sandro Pertini, enloqueció celebrando los goles en el palco del Santiago Bernabéu

Italia se proclamó campeona del mundo en el Santiago Bernabéu como justo vencedor de un Mundial en el que fue de menos a más

Italia se proclamó campeona del mundo en el Santiago Bernabéu como justo vencedor de un Mundial en el que fue de menos a más / GETTYIMAGES

Pep Costa

Pep Costa

Y Sandro Pertini se levantó una y otra vez desde el palco del Santiago Bernabéu, en cada gol ‘azzurro’ y para celebrar un triunfo que devolvió la grandeza al fútbol italiano después de un periodo hasta entonces lleno de incertidumbre.

Empezaron mal pero acabaron de la mejor forma posible. De una primera fase sin apenas gol -tres empates y dos dianas a favor y dos en contra- a una segunda fase y semifinal deslumbrantes, resumidas en una final arrasadora del Mundial 82 en la que aplastaron a los siempre infranqueables alemanes.

Italia llegó al Mundial 82 envuelta en polémica, con un fútbol de capa caída corroído por la corrupción que ‘tocó’ al mismo Paolo Rossi. Su futura estrella goleadora a la que encumbró para la historia la fe de un seleccionador único, Enzo Bearzot, retornó la ilusión a Italia y a los buenos aficionados al balón. Igual que el presidente de la República, Sandro Pertini.

DE MENOS A MÁS

Italia fue la mejor porque se cargó consecutivamente a las mejores selecciones del 82. En la primera fase empató tres veces ante Polonia (0-0), Perú (1-1) y Camerún (1-1) en Balaídos clasificándose como segunda de grupo sin pena ni gloria, pero en la segunda fase se despertó y explotó en dos partidos memorables para la historia en Sarrià ante Argentina (2-1) y Brasil (3-2).

En semifinales se deshizo de nuevo de la revelación Polonia (0-2) en el Camp Nou y en la final, en el Santiago Bernabéu, de Alemania (3-1). Solo le faltó Francia. Y con Rossi ‘pichichi’, con seis goles consecutivos. De la nada al cielo de la mano de Bearzot, una de las claves del gran éxito transalpino.

UN GRUPO QUE HIZO UN EQUIPO GANADOR

Todos los que empezamos a enfermar por entonces con el fútbol le estaremos agradecidos para siempre a aquella Italia de España 82 que nos enseñó que el grupo es fundamental para llegar a cuajar un equipo ganador.

Un portero y capitán impecable llamado Dino Zoff, una defensa contundente de cinco zagueros -Bergomi, Cabrini, Collovati, Gentile y Scirea-, una media creativa y equilibrada -Oriali / Antognoni, Tardelli y Conti- y una delantera efectiva -Rossi y Graziani / Altobelli-.

Disfrutamos en el torneo y, sobre todo, en la final, celebrando el corazón de equipo que aportó el fútbol y el buen juego de los azules, sobre todo en el último tramo superando a los más grandes del momento en un Mundial que ya marcó para siempre nuestras vidas.

TERCERA COPA DEL MUNDO

Italia ganó su tercera Copa del Mundo, después de las ya lejanas de 1934 y 1938, y empezó a ser considerada entre las grandes selecciones futbolísticas mundiales, igualando en aquel instante al gran campeón Brasil, con tres títulos también, y al que le arrebataron en 1982 la gloria sobre el césped.

En la final marcaron, cómo no, Rossi y también Tardelli y Altobelli antes del tanto postrero de Breitner. Todos en el segundo tiempo, porque en el primero Cabrini falló el primer penalti en una final de un Mundial, pero el duelo apenas resultó competitivo con dominio táctico y físico de Italia ante una superada Alemania.

Y siempre con el presidente Pertini en el recuerdo. Su alegría tan contagiosa en el palco del Bernabéu hizo recuperar otra vez la ilusión incluso más allá del balón.