El obús de Coutinho, demasiado poco para superar a Suiza

Joaquim Piera

Joaquim Piera

Brasil tropezó en su debut. El globo de la euforia premundialista se pinchó en un baño de realidad suiza. El 1-1 es un duro golpe a la autoestima de la Seleçao, que tendrá que mejorar muchísimo si quiere seguir postulándose al título. 

El cacareado cuarteto ofensivo, que conforman Willian, Coutinho, Neymar y Gabriel Jesus, fue un espejismo. Solo el blaugrana dio la cara en un partido muy limitado de sus otros integrantes. En este sentido, llama poderosamente la atención la actuación más que apagada de un irreconocible Neymar, egoista y sin chispa.

EL COUTINHAZO DIO AIRE

Brasil apareció espeso hasta que Coutinho se inventó el 1-0. Lo suyo no fue casualidad. “El profesor Tite me pide constantemente que lo intente desde lejos y jugando por la izquierda tengo la posibilidad de buscar mejor mi lanzamiento”. El volante blaugrana había avisado durante la semana, que cuando tuviera una oportunidad no perdonaría. Y así fue.

Cou convirtió un rechace de Steven Zuber en una rosca, marca de la casa. Desde el balcón del área, envió un obús a la escuadra de Yann Sommer. Un auténtico golazo, que asentó a una Seleçao que había salido tímida con un juego tibio, previsible, más preocupada en minimizar errores que en proponer.

Suiza sintió el tanto. Por un momento pareció que Brasil sacaría el rodillo, pero le faltó acierto en el pase final. La opción más clara de los canarinhos fue un cabezazo de Thiago Silva, a la salida de un córner, cuando expiraba la primera etapa.

JARRO DE AGUA FRÍA

Nada más empezar el segundo tiempo, Suiza recuperó todo el terreno perdido a balón parado. Una frivolidad de Marcelo, acabó en el regalo de un córner. Brasil se agazapó mal y Zuber, muy pillo, le ganó la posición a Miranda con un empujoncito. Y los brasileños, claro, pidieron, el VAR, pero el mexicano, César Ramos, se hizo el sueco.  La falta de ataque era clarísima

La Seleçao entró en cortocircuito. Imposibilitado de hacerse con la manija, Brasil deambuló varios minutos. Jugando demasiado precipitado, lo intentó en lanzamientos de larga distancia. 

Tite reaccionó cambiando la ‘dupla’ de correctores, Paulinho, muy apagado en el segundo tiempo, y Casemiro, tarjeteado dieron entrada a Fernandinho Renato Augusto. Nada, sin embargo, cambió.

El peligro llegaba en cuentagotas. Un agarrón de Akanji a Gabriel Jesus podría haber cambiado el escenario. No hubo penalti. Sin el colectivo engrasado, Brasil se encomendó a la individualidad. Y otra vez, apareció Coutinho: amortiguó un pase preciso de Neymar pero, esta vez, el lanzamiento, con el exterior del pie, no hizo el ángulo que preveía. 

El epílogo fue una concatenación de acciones individuales dramáticas. Brasil, que tiró de garra y corazón, la tuvo con FirminoFernandinho y, en el último minuto del descuento, con Renato Augusto

Ni la polémica del gol helvético puede borrar las dudas de un Brasil que no estuvo a la altura y que tendrá que reinventarse sin su cuarteto ofensivo. El 1-1 es un mazazo.