Historia SPORT

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El Mundial del VAR o cómo el fútbol cambió de era

Dídac Peyret

Dídac Peyret

A las puertas de los octavos de final, este no está siendo el Mundial de Messi, Cristiano o un jugador semidesconocido del que todo el mundo habla. Ni siquiera el de Maradona, empeñado en ser más Maradona que nuncaLa foto hasta ahora se la lleva el VAR. 

El sistema de videoarbitraje acapara la mayor cuota mediática por delante de estrellas, selecciones minoritarias o jugosas intrahistorias de fútbol y geopolítica.

Como acertó a decir el periodista Francisco Cabezas, "por primera vez ya no se insulta al árbitro, sino a una máquina. Bienvenidos a la nueva era".

La imagen del marroquí Amrabat mirando a cámara y gritando "el VAR es una mierda" anunciaba nuevos tiempos. El VAR  ha afectado a todos los actores del fútbol. Y como ocurre con lo nuevo hoy se critica, también se aplaude, pero la división de opiniones retumba desde Rusia.

Los puristas recuerdan que con esta nueva herramienta se pierde épica. Que nunca se habría podido dar un gol como la mano de Dios de Maradona.

El VAR le ha dado otra dimensión televisiva al fútbol y ha revolucionado el tercer tiempo

En el otro extremo están los que defienden que el fútbol es ahora un deporte más justo. Y luego está la tercera vía: "no soy partidario del VAR y sí del ojo de halcón porque es rápido, limpio y no doloroso", aseguró recientemente Valdano. 

Revisando los tópicos

Lo más curioso seguramente sea que el nuevo sistema haya desmentido algunos de los lugares comunes que le acompañaban. El primero, que el VAR nacía para evitar el protagonismo de los árbitros y cedérselo a los jugadores.

Y el segundo que acabaría con uno de los ingredientes más existosos del fútbol: el picante de la moviola.

También se repitió como un mantra que sería anticlimático, que rompería el timing del fútbol (y de sus celebraciones), pero pocas veces el fútbol había sido tan televisivo.

El VAR ha aportado una nueva dosis de dramatismo, unos segundos (a veces minutos) de incertidumbre, que le dan otra dimensión al espectáculo. Y que además conectan más que nunca a la polémica inherente al fútbol.

Con el sistema de videoarbitraje el tercer tiempo es en directo. Todo el mundo puede decir la suya antes, incluso, de conocerse la decisión final. Todo espectador se siente jurado.

La puesta en escena contribuye, además, al thriller con Vemos a tres desconocidos con varias televisiones en una sala de pantallas (la imagen nos remite a una especie de enterprise). Vemos a un árbitro al borde del ataque de nervios revisando la jugada. Y finalmente vemos a los jugadores esperando el juicio final.

Para los espectadores es casi cinematográfico. Y llama al debate encendido, porque, más allá de los casos que se resuelven con el Ojo de Halcón, son jugadas igualmente interpretables, a pesar de verlas una y otra vez.

Además el árbitro principal tiene la posibilidad de rechazar la posibilidad de revisar la jugada, lo que es susceptible de generar un agravio comparativo.

Hay moviola de la moviola; el nuevo sistema agita el debate sobre las jugadas interpretables

Las quejas marroquíes, por ejemplo, se centraron sobre todo en el arbitraje sufrido ante Portugal cuando no se revistaron tres jugadas, que reclamaron como erróneas.

El VAR también expone aún más a los deportistas. La posibilidad de revisar las imágenes al momento deja aún más en evidencia a los jugadores que tratan de hacer trampas.Sobre todo de cara a los colegiados. 

El penalti (des) pitado a Neymar ante Costa Rica fue un aviso de lo que se pueden encontrar los futbolistas más teatreros.

En los que llevamos de Mundial el nuevo sistema sobre todo ha afectado en situaciones de goles susceptibles de estar en fuera de juego (ahí están los tantos de Costa y Aspas, entre otros) y penaltis controvertidos (Cristiano y Rojo han sido solo dos de los protagonistas). 

Para Low, seleccionador alemán, no hay dudas. "Soy amigo y admirador del VAR; creo que ha funcionado muy bien durante todo el torneo. Se ha visto que sólo se utiliza en situaciones muy, muy claras"

Es la nueva era del videoarbitraje. Toda una revolución en uno de los deportes más inmovilistas que existen. Y, claro, hay lío. Y debate. Mucho ruido. La moviola de la moviola. El nuevo (viejo) fútbol. 

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