El manual de Hierro

David Rubio

David Rubio

Fernando Hierro vivió el jueves en el Olímpico de Fisht su debut más inesperado como seleccionador español. El malagueño firmó el pasado 27 de noviembre como director deportivo de la Federación Española en su segunda etapa en el cargo (lo ocupó entre 2007 y 2011) y en esa condición viajó el pasado jueves a Krasnodar.

Sin embargo, la puñalada de Florentino Pérez a la selección española se saldó con la destitución de Julen Lopetegui por el nuevo presidente federativo Luis Rubiales. Ahí se abrió un abanico de posibilidades para hacerse cargo del banquillo y al final triunfó la tesis de entregarle el equipo a Hierro.

Tras llevar al Málaga como director deportivo a la mejor clasificación de su historia (cuarto y clasificado para la Champions), Fernando Hierro bajó a los banquillos como ayudante de Carlo Ancelotti en el Real Madrid (2014-15) y terminó octavo en Segunda con el Oviedo (2015-16).

Tras dar el sí a Rubiales, el nuevo seleccionador decidió incorporar a dos hombres de su confianza, que volaron de inmediato a Krasnodar: Juanqui Martínez (preparador físico) y Julián Calero (segundo entrenador). También lo ayuda como analista Albert Celades, actual seleccionador sub’21. Y, por último, Carlos Marchena releva a Hierro como enlace entre la Federación y la absoluta.

Desde ese momento, las prioridades de Hierro estaban claras: alterar lo menos posible la planificación establecida y dotar al equipo de una consistencia y una confianza que había quedado afectada por el ‘terremoto de Krasnodar’, por llamarlo así.

Ante Portugal, llamó la atención el doble paso adelante que dio para compactar el equipo dando entrada a Nacho por Odriozola en el lateral derecho y a Koke por Thiago en la medular. Es decir, más fiabilidad, más derroche y quizá un poco menos de riesgo. Pese a ello, está muy contento con el trabajo del jugador del Bayern y le dio los últimos 21 minutos (sustituyó a Iniesta). 

control

Cuando peor estaban las cosas en la primera parte tras el penalti transformado por Cristiano Ronaldo, Hierro decidió pasar a la acción, se quitó la chaqueta y pidió a Koke que se mostrase más activo en la presión para liberar a Iniesta. Y esa decisión fue clave para que España tomase el control del partido y empezase a mostrar su mejor dominio de la pelota.

De todas formas, tal y como confirmó ayer Nacho, el seleccionador “no ha tocado nada de la táctica sobre todo porque no ha habido tiempo”, aunque es posible que haya “modificaciones” en los próximos encuentros.

Su gran objetivo es que los jugadores “no se vuelvan locos”. Y, en buena medida, de esa sabia decisión llegó el 2-1 ante Portugal en una jugada de la antigua ‘pizarra’ que transformó Diego Costa. “Este grupo lleva dos años preparando el Mundial y no podemos romper esa planificación, porque sería un grave error”, comentó el exmadridista en otra frase que resume su inteligente postura.

métodos

De hecho, el nuevo seleccionador español no participaba en los entrenamientos de La Roja, pero asistía a todos y seguía con atención los métodos de trabajo de Lopetegui y unas rutinas que daban buenos resultados y que tratará de mantener lo más intactas posibles.

Esto es una gran familia y tenemos que remar todos en la misma dirección”, reiteró el de Vélez-Málaga tras el partido. Quizá por ello Hierro y todo el cuerpo técnico se fundieron en un largo abrazo cuando Costa empató el partido con un sensacional tanto en jugada personal. Ese abrazo quería decir muchas cosas: unión, compañerismo, fuerza y el firme compromiso de luchar todos juntos en pos de un sueño.

El andaluz está muy agradecido a los ayudantes que decidieron quedarse tras la destitución de Lopetegui, junto al que se marcharon también Pablo Sanz y Óscar Caro. El seleccionador agradeció su generosidad y el gran compromiso que están mostrando con La Roja, al igual que todos sus jugadores.

Tampoco alteró esta postura flemática tras el segundo error de bulto de De Gea en los últimos tres encuentros. Defensa a ultranza a todos sus jugadores y confianza total son otras dos de las premisas en su concepción futbolística. Su relación con el vestuario y especialmente con los cuatro azulgranas es excelente, lo que ha influido también para que Rubiales se haya decidido por él.

Mención especial es el respeto y el aprecio que le tienen Gerard Piqué y Sergio Busquets, por quienes apostó con fuerza durante su primera etapa como director deportivo en la que La Roja conquistó su único título mundial en Sudáfrica… ¿Logrará ahora repetir esa hazaña como seleccionador?

También respaldó a Iniesta, quien alcanzó la titularidad en 2008 y ya era internacional cuando llegó Hierro en 2007. Y, en cuanto a Jordi Alba, tiene tan claro como Lopetegui que es indiscutible.