¡Chadli mete a Bélgica en cuartos en el minuto 94!

Alba López

Bélgica no dejó de creer nunca y por eso está en cuartos de final, donde se encontrará con la temible Brasil en unos días. En el partido más emocionante de este Mundial hasta la fecha los 'Diablos Rojos' consiguieron neutralizar el 0-2 con el que Japón se avanzó en la segunda parte. Vertonghen Fellaini pusieron la igualada en el marcador. Chadli fue el encargado de obrar el milagro ya en el tiempo de descuento en una jugada carga de fe, la que tuvo Courtois para montar el contragolpe tras un saque de esquina en contra ya con el tiempo cumplido. Toda una declaración de intenciones. Esta Bélgica va en serio. No han venido a Rusia de paseo.

No hubo sorpresas en las alineaciones y tanto Bélgica como Japón salieron con todo; el equipo de Roberto Martínez con Kompany, ya recuperado de sus problemas musculares, en el eje de la zaga roja; y el cuadro dirigido por Akira Nishino con su once tipo, el mismo que en la segunda jornada de la fase de grupos sacó un valioso empate contra Senegal. 

Prometía ser un baño belga de principio a fin según lo visto hasta ahora en el Mundial, pero el alegre juego de los nipones confundió a Bélgica en el arranque y Kagawa dispuso de un magnífico disparo a los 55 segundos de juego que consiguió meter el miedo en el cuerpo a los 'Diablos Rojos'.

El susto, sin embargo, despertó a Bélgica de su letargo y De Bruyne y compañía fueron poco a poco entonándose. Hasta hacerse amos y señores del balón. Sin la claridad de otros días en la circulación, pero siempre incisivos, peligrosos. Lukaku protagonizó casi todos los acercamientos belgas sobre la portería de Kawashima. El delantero del Manchester United fue una verdadera pesadilla para la zaga japonesa. Cayó hacia un lado, hacia el otro y fue la referencia para sus compañeros por el centro. Un auténtico dolor de muelas. 

Mediado el primer acto, Bélgica ya había encerrado a Japón en su propio campo. A punto estuvo de traducirse en el marcador, pero primero Lukaku no acertó a rematar a bocajarro un centro de Mertens desde la derecha, después Hazard se estrelló contra los puños de Kawashima y, por último, Kompany llegó demasiado forzado para mandar a la red un centro precioso de De Bruyne. Al filo del descanso era Yoshida quien evitaba que la sangre llegara al río del país del sol naciente cortando la trayectoria de un balón del incombustible Hazard que llevaba marchamo de gol. Japón se escapaba con vida al término del primer acto.

Cambio de decoración

Y vivita y coleando volvió tras el paso por vestuarios, colándose por la gatera belga con dos goles en cinco minutos y poniendo el partido patas arriba con casi todo el segundo periodo por delante. El primer tanto nipón fue un clínic de cómo ejecutar un contragolpe. En apenas tres pases los pupilos de Nishino se plantaron mano a mano ante Courtois. Funcionó la 'conexión española' entre Inui Gaku, que vio el desmarque de Haraguchi, y el centrocampista del Hannover 96 superó al portero del Chelsea con un disparo cruzado.

La reacción de Bélgica fue inmediata, con un disparo al palo de Hazard, pero en la jugada siguiente Inui volvió a hurgar en la herida roja anotando el segundo tanto nipón con un zapatazo increíble desde fuera del área que hizo inútil la estirada de Courtois.

El 0-2 habría dejado grogui a cualquier equipo, pero no al de Roberto Martínez, preparado para luchar contra la adversidad en cualquier circunstancia. Ni cuando Lukaku marró un cabezazo en boca de gol los belgas se desanimaron. Entraron Fellaini Chadli por Mertens Carrasco y el partido cambió por completo. Tocó a rebato Bélgica y en cuatro minutos igualó el encuentro en sendos cabezazos de Vertonghen y el recién entrado Fellaini. Especialmente bello fue el remate del zaguero del Tottenham, un testarazo bombeado casi sin ángulo que se coló por toda la escuadra.

Sólo entonces movió su banquillo Nishino para introducir a Honda Yamaguchi en el campo. Pero el panorama no se despejó para los nipones y Bélgica continuó atacando buscando siempre la debilidad de Japón en el juego aéreo a través de Lukaku. Fue Chadli, sin embargo, el encargado de tocar el cielo con las manos.