La Generación del 98 pide paso

La selección española reaccionó en una gran segunda mitad

La selección española reaccionó en una gran segunda mitad / efe

Miki Soria

Miki Soria

No hace falta ser un experto analista para darse cuenta que España cambió radicalmente de cara en su estreno mundialista con el doble cambio de Aitana Bonmatí y Lucía García. Que de un juego de mucho toque -la media de posesión del primer tiempo fue del 73%-, horizontal y plano que apenas pudo crear peligro a la portería de Sudáfrica se pasó a uno con la misma voluntad de tener el balón, pero con más ritmo, dinamismo, profundidad y atrevimiento.

La falta de gol y profundidad no era nada nuevo para los que siguen habitualmente a la selección. El propio cuerpo técnico asumió que ese había sido un problema en torneos y partidos anteriores y por eso pensó en un ‘Plan B’ que pudiera solventar atascos como el de la primera mitad. Futbolistas diferentes que aporten luz a la oscuridad y que han llegado a la selección absoluta sobradamente preparadas y con hambre de hacerse un hueco entre las mejores. Que saben lo que es ganar torneos o llegar a finales en categorías inferiores codeándose con las potencias mundiales -han sido campeonas de Europa sub’19 y subcampeonas del mundo sub’20-, aprovechando una mejor preparación que la que tuvieron otras generaciones anteriores, pero también con mucho trabajo, calidad y hambre por comerse el mundo. Empezando por las dos que entraron ayer al descanso, Aitana y Lucía García, continuando por Patri Guijarro -las tres nacidas en 1998- y Nahikari García -un año más mayor (1997) y el tercer cambio ante Sudáfrica-, pero también incluyendo a las que llegarán a no mucho tardar a la absoluta como Laia Aleixandri, Carmen Menayo o Damaris Egurrola, entre otras. 

Cambios ante Alemania

Por todo ello no es descabellado pensar que Jorge Vilda se dará cuenta de lo sucedido ante Sudáfrica y planteará un encuentro diferente de cara al segundo partido de la fase de grupos ante Alemania, más allá de que son dos rivales que poco tienen que ver el uno con el otro. Aitana, siempre con las ideas claras, sabiendo dónde pasar el balón, con ritmo e inteligencia, podría ocupar una de las tres plazas en el centro del campo, igual que Patri Guijarro con el plus físico y de llegada que aporta la balear. Arriba, tanto el atrevimiento de Lucía, capaz de aportar siempre algo diferente y útil al ataque -desborde, desmarques en profundidad, velocidad y gol- como la inteligencia y el olfato goleador de Nahikari pueden ser otras dos soluciones de inicio para tratar de hacer daño a la selección más potente del grupo. Se trata de ser valiente, pensar qué le va mejor al equipo y darse cuenta que las nuevas generaciones vienen muy bien preparadas. Quizá es el momento de que el ‘Plan B’ pase a ser el principal.