Ojalá no sea otro monólogo americano

Maica García, en un lance del Mundial de Gwangju

Maica García, en un lance del Mundial de Gwangju / EFE

Sergi Capdevila

Sergi Capdevila

Podríamos decir que Estados Unidos es la selección más potente de la historia del waterpolo. Podríamos decir que el combinado norteamericano lidera con mano de hierro los dos últimos lustros del waterpolo femenino mundial. Que no hay nadie en este deporte que consiga toserlas. Podríamos decir que España ya ha cumplido llegando a la final del Mundial de Gwangju. Podríamos decir todo eso y no estaríamos mintiendo.

Pero a las chicas de Miki Oca les apasionan los retos y para nada se conformarán con lo que tienen ya, que no es poco. Se han asegurado mínimo una medalla de plata (la séptima, la sexta en los últimos siete años). La selección nacional femenina sabe que navega contracorriente, que las norteamericanas son una máquina casi perfecta, un robot que funciona de memoria y que apenas ofrece resquicios. En los últimos 10 enfrentamientos entre ambos, 10 triunfos para el cuadro de Adam Krikorian. El penúltimo, hace dos años en la final del Mundial de Budapest.

QUEDA LEJOS AQUEL MUNDIAL DE BARCELONA DE 2013...

No ha habido manera de meterle mano a las estadounidenses desde aquella mítica y lejana final de Barcelona 2013 (9-6). “Tenemos la sensación de que estamos más cerca que nunca de ellas y una vez llegadas aquí, vamos a por el oro”, asegura Maica García, uno de los estandartes. Sin duda, el 16-10 ante Hungría en semis y el 12-8 contra Holanda en cuartos, dos rivales de mucha entidad, nos hacen soñar. Ojalá no sea otro monólogo americano...