El Palmeiras, en el diván

La derrota en las semifinales del 'Mundialito' ha sido un mazazo para la autoestima del campeón de la Libertadores

Ganar el Mundial es una obsesión histórica para el Palmeiras, que soñaba con una final ante el Bayern

El Palmeiras está muy tocado por haber perdido las semis del 'Mundialito'

El Palmeiras está muy tocado por haber perdido las semis del 'Mundialito' / EFE

Joaquim Piera

Joaquim Piera

"O Palmeiras não tem Mundial, o Palmeiras não tem Mundial, não tem Copinha e não tem Mundial". No hay ningún aficionado al fútbol en Sao Paulo que no haya recibido las últimas 48 horas por WhatsApp un meme con la canción, a ritmo de samba, con la que los torcedores del Corinthians, el Santos y el Sao Paulo se mofan del fracaso albiverde en el Mundial de Clubes, en Catar.

La inesperada eliminación en la semifinales, ante el Tigres mexicano (0-1) ahonda el trauma palmeirense de ser el único grande paulista que no haber sido reconocido por la FIFA como el mejor del planeta (el Santos lo fue por partida doble en la versión de la Intercontinental). Y este es un aspecto que sus rivales le recuerdan a diario con sarcasmo y crueldad.

Por mucho que el invencible Bayern, que sí cumplió los pronósticos y se clasificó para sin despeinarse, fuera el hipotético rival en la final, el equipo de Abel Ferreira estaba convencido que tendría sus opciones, porque se preparaba para jugar el partido de sus vidas.

Nadie puede poner en duda el triunfo en la Copa Libertadores, pero el pinchazo en Catar, y la condena de jugar el jueves la final de consolación contra el Al Ahly, han provocado que el equipo y su torcida se hayan dejado llevar por un abatimiento generalizado. Costará levantarse y volver a competir.

Quemados por el calendario

El Palmeiras no estaba en su mejor momento futbolístico. Tocó su techo en la ida de las semifinales de la Libertadores contra el River Plate (0-3), pero después casi es eliminado en la vuelta (0-2). Y, en la final, con un juego rácano, solo superó al Santos en el tiempo de descuento, con un gol de Breno Lopes. No había buenas sensaciones en su juego.

El Verdao es quien más partidos ha jugado en Brasil, en una temporada compacta por el Covid-19: disputó la final de la Libertadores y es finalista de la Copa do Brasil, donde le espera el Gremio. Disputó 27 partidos entre noviembre y enero. Un sábado ganó la Libertadores y el domingo siguiente estaba en Catar jugando el Mundial de Clubes. El equipo, aunque cuenta con la mejor plantilla del fútbol brasileño, ha llegado sin frescura.

Tiempo para Abel Ferreira

En la final continental contra el Santos, y en las semis mundialistas contra el Tigres, quedó claro que al Palmeiras le faltaba repertorio y opciones tácticas ofensivas.

El portugués Abel Ferreira se ha ganado, por méritos propios, el respeto de sus pupilos y de la torcida. Todos lo veneran. Hasta caer contra los Felinos había ganado todas las eliminatorias disputadas, pero quedó claro que no ha tenido tiempo para trabajar el equipo. Desde su llegada a Sao Paulo a principios de noviembre, ha estado en la dinámica de jugar, recuperar y jugar.

Pasado el trámite del jueves en Catar y clasificado para la Libertadores 2021, el técnico luso tendrá 20 días para preparar al equipo para afrontar una final de la Copa do Brasil durísima contra el Gremio, de Renato Portaluppi.

Colocando los suplentes y los juveniles en los últimos partidos del Brasileirao, quizás Abel Ferreira tendrá la opción de oxigenar a su plantilla y trabajar aquello que no ha tenido tiempo hasta ahora. El doblete copero sería un gran epílogo que ayudaría a pasar página a la fatídica experiencia en Catar.