España alcanza la gloria Mundial

La selección española de baloncesto, campeona del Mundo

La selección española de baloncesto, campeona del Mundo / Perform

Xavi Martínez Olivar

Xavi Martínez Olivar

Trece años después la selección española reconquistó la cima del mundo. El equipo de Sergio Scariolo -quien por cierto volvió a realizar un clínic de estrategia- superó a Argentina en la gran final y se coronó con Ricky Rubio como flamante MVP del torneo. Dos supervivientes de aquella epopeya (Marc y Rudy) volvieron a revivir las emociones de aquel lejano día en Saitama. Un Marc que, por cierto, logró un hito histórico: ser campeón de la NBA y del Mundial.

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COPA DEL MUNDO

75
95
Alineaciones
ARGENTINA
(14+17+16+28): Facundo Campazzo (11), Nicolás Brussino (8), Patricio Garino (-), Marcos Delía (2) y Luis Scola (8) -quinteto inicial-, Tayavek Gallizzi (-), Nico Laprovittola (17), Gabriel Deck (24), Luca Vildoza (2) y Máximo Fjellerup (-) y Agustín Caffaro (-) y Redivo (3).
ESPAÑA
(23+20+23+29): Ricky Rubio (20), Rudy Fernández (11), Juancho Hernangómez (11), Pierre Oriola (6) y Marc Gasol (14) -cinco titular-, Pau Ribas (5), Víctor Claver (2), Willy Hernangómez (11) y Sergio Llull (15), Rabaseda (-), Colom (-) y Beiran (-).

¿Cuáles fueron las claves del éxito? Pues sencillamente las que han guiado al equipo español a lo largo de este torneo en la que ha acabado imbatido. Una perfecta lectura del partido y del rival en las dos mitades de la pista. Y solidaridad tanto en ataque la mayoría de los jugadores utilizados por Scariolo anotaron) como en defensa donde primero Oriola, luego Claver y las ayudas del resto ayudaron a anular a Luis Scola, que llegaba a esta final como el mñacimo referente de la albiceleste (19.3 puntos y 8 rebotes por partido).

Ante la dura y presionante defensa de Argentina, España supo jugar con inteligencia y pausa. Dominando el rebote, los de Scariolo marcaron territorio desde el principio (2-12). Argentina viendo el escenario subió las líenas defensivas, empezó a meter manos buscando los puntos perimetrales de Brussino, Campazzo y Laprovittola

Pero eso fue poco bagaje para un combinado hispano en el que todos sumaban puntos, defensas y sobre todo jugando con inteligencia para intentar parar las rachas a base de raza de Argentina. Un escenario de partido que provocó que los jugaodres españoles se fueran cargando de faltas.

España siguió a lo suyo y supo parar cada intento de reacción argentina (13-14) con una asistencia, un triple o una buena lectura del 'pick&roll'. Y los guarismos reflejaron todo ese escenario (31-43 al descanso tras una máxima renta de un 14-31).

Pero había que seguir picando piedra porque Argentina, como siempre, iba a dejarse la vida hasta el final enfangando el partido, defendiendo al límite y más. Como así fue.

Los argentinos iniciaron una presión por toda la pista, sacaron manos, comenzaron a realizar bloqueos durísimos. La cuestión era descentrar a España, llevar el partido a las trincheras, para intentar cambiar el signo del choque.

Pero el guión se mantuvo inmutable. Porque la selección española supo demostrar que también se desenvolvía tan bien como su rival en la guerra de de trincheras. Defendiendo atrás con Rudy, Claver, Marc. Todos solidarios, Y en ataque, bajo la batuta de un genial Ricky Rubio, supo aguantar todas las embestidas de una Argentina que decidió morir fiel a su perfil (66-78). 

Pese a las eliminaciones de Pau Ribas y Juancho Hernángomez y el 'campo de minas' en que había convertido Argentina el duelo, la selección española permaneció inmutable salvando la presión y desquiciando a su rivales, dándose un particular homenaje en los minutos finales. Tanto que a dos minutos del final, el técnico argentino levantó bandera blanca retirando de la pista a Campazzo y Scola. Era el reconocimiento a la superioridad de una España que pudo celebrar el título con Colom, Beirán y Rabaseda en pista.

Fue el particular homenaje a sus jugadores de un Sergio Scariolo que debe llevarse el jugsto reconocimiento por su gestión del colectivo y sus planteamioentos tácticos. Ejerció de perfecto capitán de la nave y sus jugadores le siguieron al unísono liderados por dos nombres propios indiscutibles: Ricky Rubio y Marc Gasol. Y el restultado ahí está: campeones del Mundo sucediendo a aquel equipo que en Saitama entrenaba Pepu Hernández. El triunfo de un equipo y de una idea. El triunfo del BA-LON-CES-TO.