Un escándalo mundial por culpa de Jair Bolsonaro

Nadie entiende por qué las autoridades sanitarias brasileñas no actuaron antes de iniciar el superclásico

Hay versiones contradictorias entre el gobierno brasileño y la AFA, que dice que siguió la determinación de la FIFA

Indignación argentina por una suspensión que pudo ser evitada

Indignación argentina por una suspensión que pudo ser evitada / Lucas Figueiredo

Joaquim Piera

Joaquim Piera

El desgobierno del ultraderechista Jair Bolsonaro durante la pandemia de Covid-19, que ya se ha cobrado 583.000 víctimas en Brasil por culpa de su negacionismo, vivió este domingo un bochorno global en el ámbito deportivo. El Brasil-Argentina, de clasificación para Catar 2022, que se disputaba en el Arena Neo Química (en Sao Paulo) fue suspendido, cuando, en el minuto 6 con 0-0 en el marcador, miembros de la Agencia de Vigilancia Sanitaria (ANVISA), e integrantes de la Policía Federal, accedieron al césped para detener a los cuatro futbolistas argentinos que juegan en la Premier League. Es lo nunca visto.

Según informó ANVISA en un tono muy duro, Emiliano Martínez y Emiliano Buendía, del Aston Villa, y Cuti Romero y Lo Celso, del Tottenham, incumplieron el vigente protocolo sanitario brasileño, como mínimo en dos aspectos.

En primer lugar, cuando el viernes entraron en Brasil por el Aeropuerto Internacional de Sao Paulo, omitieron en la declaración de viajante que habían estado en el Reino Unido en los últimos 15 días. Y, en segundo término, porque no realizaron la preceptiva cuarentena obligatoria de 10 días, para todas aquellas personas, sean ciudadanas brasileñas o no, que hayan estado en territorio británico las dos semanas anteriores.

“Estos futbolistas necesitan ser multados y deportados”, indicó tajantemente el director- presidente de ANVISA, Antonio Barra Torres. Lo que nadie entiende en Brasil, ni tampoco en Argentina, es si realmente ha habido un incumplimiento de la normativa, por qué la agencia esperó 48 horas para actuar y tuvo que hacerlo con el superclásico en juego. El espectáculo dantesco, que ya entra en los anales de los Brasil-Argentina, podría haberse evitado. 

¿POR QUÉ ANVISA NO ACTUÓ ANTES DEL PARTIDO?

La Albiceleste precisamente no se escondió durante su estancia en Sao Paulo. Viernes hizo el entrenamiento de recuperación tras su victoria en Venezuela el día anterior (1-3) en el Parque Sao Jorge, la tradicional sede del Corinthians. Y sábado volvió a salir del hotel para ir a ejercitarse en el escenario del encuentro. Ningún integrante de la Vigilancia Sanitaria apareció en los dos días.

La versión oficial de ANVISA es que sus agentes, acompañados por miembros de la Policía Federal, sí que se presentaron el domingo en el hotel de concentración de Argentina, pero que la delegación de la Albiceleste ya había salido en dirección al estadio del Corinthians. 

Siempre según ANVISA, sus agentes intentaron entrar en el vestuario argentino antes del inicio del encuentro, pero no lo consiguieron ya que el equipo de Lionel Scaloni se cerró voluntariamente a cal y canto impidiendo su acceso.

Y, por tanto, no les quedó otra opción que interrumpir el partido. Por qué no se hicieron las detenciones durante el calentamiento o durante los minutos previos del choque son preguntas sin respuestas que quedan en el aire. 

ARGENTINA QUERÍA SEGUIR JUGANDO

Una vez el partido fue interrumpido, Argentina se retiró a su vestuario, pero nunca se negó a reiniciarlo a pesar de todo el show organizado. Su única condición era poder contar con los cuatro jugadores de la Premier, tres de los cuales eran titulares. 

Fue Leo Messi, capitán de la Albiceleste, quien se lo comunicó personalmente a los integrantes de la Seleçao. Primero se saludó efusivamente con su excolega en el Barça, Dani Alves, en el túnel de vestuarios. Y, luego, hubo una reunión improvisada sobre el césped.

Leo y su entrenador, Lionel Scaloni, por parte de Argentina, departieron en un ambiente cordial con Tite, que estaba muy enojado por la actuación de ANVISA, el coordinador de selecciones, el exjugador Juninho Paulista, Neymar Jr. y los capitanes Casemiro y el ayer sancionado Marquinhos.

La AFA se defiende de las acusaciones de las autoridades brasileñas argumentando que contaba con la autorización de FIFA y Conmebol para que todos sus jugadores pudieran disputar el encuentro y considera un atropello lo ocurrido.

DECIDE LA FIFA

Ahora la patata caliente es de la FIFA, que es quien organiza todas las fases de acceso al Mundial, que tendrá que dictar sentencia. Durante todo el lío, Brasil se mantuvo en el césped para que no fuera caracterizado abandono del terreno de juego. Y el superclásico, cuando fue oficialmente cancelado, derivó en un entrenamiento de la Seleçao, que la madrugada del jueves al viernes se enfrenta a Perú, en Recife. Una imagen absurda de una jornada kafkiana con muchísimo interrogantes por resolver.

No hay mayor incongruencia que el ultraderechista Jair Bolsonaro, con su comportamiento genocida durante la pandemia, posicionándose en un Brasil-Argentina con solo 1.500 invitados en la grada como un baluarte de la defensa de unos protocolos sanitarios, que, por cierto, él mismo incumple diariamente en sus comparecencias públicas.