La 'matagigantes' Noruega, último obstáculo de Francia en su Mundial

Francia lo tiene todo preparado para una gran fiesta. ¿Se la amargará Noruega?

Francia lo tiene todo preparado para una gran fiesta. ¿Se la amargará Noruega? / AFP

EFE

El descaro y la ilusión de la selección noruega, que a base de dinamismo, velocidad y frescura ha conquistado la primera final internacional de su historia, es el último obstáculo para que Francia haga historia sumando su sexto título mundial y el segundo como anfitriona en la gran final del Mundial que se disputará este domingo a las 17.00 horas (Teledeporte) en el repleto AccorHotels parisino (el Arena Bercy de toda la vida).

Sobre el papel todo apunta a un triunfo de Francia, auténtica dominadora del campeonato que tendrá una abrumadora mayoría del público a favor, pero la realidad es que Noruega ha demostrado sobradamente que su eclosión en el balonmano masculino no es fruto del azar después de una década siendo uno de los grandes dominadores del femenino.

En semifinales, el conjunto francés se impuso con autoridad a Eslovenia, que se jugará el bronce con Croacia pese a su abultada derrota ante los 'Hispanos' en la fase de grupos (36-26).

Cierto que el equipo escandinavo se ha beneficiado para llegar a la recta final de la eliminación prematura de Dinamarca, campeona olímpica, pero <strong>el triunfo logrado en semifinales contra Croacia en la prórroga</strong> tras un partido épico demuestra que los hombres de Christian Berge son un hueso duro de roer.

Francia ya lo logró en la fase de grupos, cuando se impuso a los noruegos por 31-28 en un partido que controló con ciertos apuros en la única derrota en todo el torneo de los nórdicos. Mientras, los 'bleus' cuentan todos sus partidos por triunfos.

De hecho, en 2015 los noruegos se impusieron a Francia en un partido amistoso, lo que prueba que hay material para una posible sorpresa.

En su contra jugará el hecho de que Noruega cuenta con un banquillo muy reducido y que sus estrellas, en particular el jovencísimo Sander Sagosen, máximo goleador de los que quedan en el campeonato, acumula demasiados minutos en pista.

Si a ello se le suma que Noruega tendrá un día menos de descanso antes de la final que Francia (los anfitriones han 'cocinado' el calendario a su antojo), el factor físico puede tener un papel relevante en la final, a menos que lo sepan compensar con el entusiasmo que han mostrado hasta ahora.

En el apartado mental, Noruega, un país en el que el balonmano femenino ha dado muchas alegrías, ya ha completado el mejor campeonato de su historia en el masculino.

Su mejor actuación hasta ahora fue el cuarto puesto logrado el año pasado en el Europeo de Polonia y ya entonces dieron muestras de su progresión, porque fueron apartados de la final por Alemania (futura ganadora) en un partido que se resolvió en una prórroga y por un solo gol de diferencia.

Por su parte, Francia busca su undécima corona internacional (sexta en un Mundial), la segunda conseguida en su terreno tras el ganado en Bercy en 2001 (al sureste de París), escenario también de esta final.

De aquella gesta quedan dos jugadores en la selección francesa, Daniel Narcisse y Thierry Omeyer, una muestra de que se trata de un equipo veterano, experimentado y que lo ha ganado todo.

Repetir triunfo ante su público parece que se ha convertido en un reto para los hombres que lidera Nikola Karabatic, decidido a mantener el cetro mundial después de ceder en los dos últimos años el olímpico ante Dinamarca y el europeo a manos de Alemania.

En el conjunto galo militan tres jugadores del FC Barcelona Lassa: el pivote Cédric Sorhaindo y los laterales Timothey N'Guessan y un casi inédito Dika Mem.

Su recorrido en el Mundial ha sido virtuoso, sin apenas fallos, demostrando que siguen siendo el 'Dream Team' del balonmano mundial.

No han dado muestras de relajación ni de presión ante su público y el campeonato se ha encargado de quitarles del medio a algunos de los rivales más temibles, como Dinamarca, su verdugo en la final de los Juegos de Río, Alemania, campeona europea, o España, siempre candidata a algo grande.

El último obstáculo de renombre que les quedaba era Croacia, pero Noruega se encargó también de retirarlo del camino de los galos.

En esa configuración, el principal rival de Francia es la propia Francia, a menos que esta Noruega sin vergüenza vuelva a desmentir todos los pronósticos del balonmano.