PARABRISAS

Seis curiosidades históricas del parabrisas

El parabrisas es uno de los inventos que más vidas salva y más lesiones evita en la carretera.

Henry Ford, con el Model T

Henry Ford, con el Model T / AGENCIAS

Que el parabrisas fue un gran invento está claro. Este elemento de nuestro vehículo nos permite contar con una correcta visibilidad, obtener aerodinámica y proteger a los ocupantes de los diferentes elementos como el viento, la lluvia, el polvo o, incluso, los insectos, además de ser clave para evitar el hundimiento del techo en caso de vuelco en un accidente de tráfico. Por si fuera poco, diversos sistemas de seguridad activa que informan al sistema de alerta de cambio de carril o de frenada de emergencia están basados en multitud de sensores que suelen instalarse en el parabrisas. Sin embargo, el parabrisas es mucho más que todo esto, habiéndose convertido a lo largo de los años en un elemento histórico con muchas curiosidades que contar. Desde Motor Zeta, y con la ayuda de Carglass España, repasamos los datos más sorprendentes de su historia.

LOS PRIMEROS PARABRISAS DE LA HISTORIA

Antes de que se inventara el parabrisas, los conductores se ponían gafas para evitar el viento el polvo y las pequeñas piedras en los ojos. A principios del siglo XX, se comenzaron a introducir los primeros cristales frontales de protección para que los conductores pudieran dejar de utilizar las famosas gafas. Estos primeros tipos de parabrisas estaban compuestos por dos hojas de cristal horizontales desplazables y, cuando la mitad superior se ensuciaba, el conductor podía plegarla para seguir adelante. Aun así, estos parabrisas empezaron a ganarse mala fama debido a que se rompían en mil pedazos en caso de accidente y el daño era mayor que el beneficio.

HENRY FORD MARCA EL CAMINO

Henry Ford fue de los primeros en ver que los automóviles se debían fabricar con cristales más seguros. Así, Ford le encargó a Clarence Avery -el genio mecánico de la empresa- que buscara una nueva forma de fabricación que consiguiera un cristal más resistente y más barato, ya que era demasiado caro por aquel entonces. Y lo consiguieron. Crearon un vidrio mucho más resistente y barato, que se producía en la misma planta de River Rouge de Ford.

EL CRISTAL LAMINADO, UNA REVOLUCIÓN DESCUBIERTA POR CASUALIDAD

El parabrisas laminado se descubrió por casualidad en el año 1903, cuando al inventor francés Edouard Benedictus se le cayó al suelo un vaso de vidrio y no se rompió en mil pedazos. ¿Por qué? Ese vaso había contenido nitrato de celulosa y la película seca que quedó sobre el cristal mantuvo los trozos unidos cuando este se rompió. Así, Benedictus presentó, en 1909, la patente de dos capas de vidrio con una de celulosa entre ellas. Además, dos años más tarde, creó la Société du Verre Triplez, que fabricó un compuesto de vidrio y plástico para reducir las lesiones en accidentes automovilísticos.

NO SE DECOLORA

El cristal laminado tardó en popularizarse dentro del mundo del automóvil, ya que la capa intermedia se decoloraba con el paso del tiempo. La solución se encontró en 1938, cuando Carleton Ellis fabricó el butiral de polivinilo. En 1939, Ford ya decía que "el cristal de seguridad indestructo da la protección más completa. Además de no romperse en mil pedazos, es cristalino y nunca se decolora".

UN GIGANTESCO AUMENTO DE LA SEGURIDAD DE LOS COCHES

Fue durante los años 30 cuando los parabrisas laminados se popularizaron y se convirtieron en una de las innovaciones de seguridad más importantes de la historia del automóvil. Primeramente, ya no se rompía en mil pedazos en caso de ser golpeado, por lo que disminuía el riesgo de lesión en caso de accidente. Además, al ser más resistente, evitaba que los pasajeros salieran despedidos fuera del coche en una colisión. Y, por si fuera poco, aumentaba la rigidez estructural del vehículo y protegía del aplastamiento del techo en caso de vuelco.

PARABRISAS PIONEROS

La primera marca que incluyó el parabrisas como un elemento de serie en todos sus vehículos fue Oldsmobile, en el año 1915. Aunque Ford lo ofrecía en su Modelo T ya desde 1908, como opción con un sobreprecio de 100 dólares. Por otro lado, el primer parabrisas laminado de serie lo montó un Rickenbacker en 1926, y el primer parabrisas de una sola pieza con formas curvas lo empleó Chrysler en el año 1934, en su modelo Airflow Custom Imperial 8.