MANTENIMIENTO DEL VEHÍCULO

Las cinco reparaciones más comunes en los talleres

El cambio del embrague o de la correa de distribución son algunas de las operaciones más comunes.

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El cambio del kit del embrague es la reparación más común. / PERE BATLLE

Àlex Soler

Àlex Soler

El mantenimiento del vehículo es vital para que los años no pesen en los coches y se mantengan fiables y seguros. Es por eso que, además de ocuparse de los aspectos más sencillos del mantenimiento, como vigilar al repostar, comprobar el estado de los neumáticos y los niveles de aceite y otros líquidos del motor, el condcutor debe llevar su coche al taller para pasar las revisiones pertinentes y realizar operaciones como el cambio de la correa de distribución cuando toque.

Es verdad que el momento de ir al taller no es el favorito de los conductores, y más si en los talleres se llevan a cabo algunas prácticas que pueden llegar a desquiciar al cliente. Sin embargo, ir es esencial para que el coche esté en perfectas condiciones y no caiga su rendimiento ni su seguridad. Son muchas las operaciones que se llevan a cabo en los talleres, desde arreglos menores hasta intervenciones en algunos componentes claves para el buen funcionamiento del coche. 

LAS MÁS COMUNES

Autingo, aplicación para calcular el precio de las reparaciones, ha realizado un estudio para determinar las cinco reparaciones más comunes en los talleres españoles y, según sus datos, son estas.

CAMBIO DE EMBRAGUE

La intervención más común en los talleres es la sustitución del embrague. El embrague es el componente que conecta el motor y la caja de cambios y su funcionamiento es vital para que toda la potencia del motor llegue a los neumáticos del coche. Cuando se desgasta y deja de funcionar correctamente, puede patinar y dejar de hacer su trabajo y, como consecuencia, hacer que conducir sea más peligroso. Si el vehículo no puede subir subidas o se revoluciona al cambiar de marcha, puede ser que le haya llegado la hora al embrague y precise de sustitución en una operación que puede variar de los 400 a los 1.000 euros.

KIT DE DISTRIBUCIÓN

La correa de distribución es uno de esos componentes vitales en un coche, protagonista de una de las averías por despiste más comunes, y que puede suponer las operaciones más caras en taller si se rompe. Sin embargo, el sistema de distribución está compuesto por más componentes, como poleas, tensores o bombas de agua. La avería de uno de estos componentes puede suponer la avería del resto, por lo que normalmente se recambia todo el kit de distribución cuando alguna parte está dañada. El precio de su sustitución puede variar en tre los 500 y los 900 euros

VOLANTE DE MOTOR

El volante motor, o volante de inercia, se encuentra en el extremo del cigüeñal. Como misión principal, este componente debe regular el giro del cigüeñal para que se mantenga constante pese a los impulsos del motor. Cuando se sustituye el embrague es importante revisar el estado del volante de motor y, si es necesario, cambiarlo. Cuando se avería, el conductor puede percibir ruidos molestos con el motor al ralentí y al apagarse. Su recambio puede costar cerca de 800 euros.

PASTILLAS DE FRENO

Las pastillas de freno deben cambiarse con el paso del tiempo para corregir su desgaste. Este componente sufre un desgaste lento y progresivo pero constante, ya que entra en acción habitualmente cada vez que se utiliza el coche. Es recomendable revisar el estado de las pastillas de freno habitualmente para asegurar su correcto funcionamiento, pues la seguridad de los pasajeros del coche está estrechamente ligada a su buen funcionamiento. El coste del recambio puede oscilar entre los 80 y los 160 euros.

CORREA DE DISTRIBUCIÓN

La correa de distribución es uno de los componentes más importantes del motor de un vehículo, pues sincroniza el funcionamiento del mismo y su rotura puede dejar inservible el vheículo y convertirse en la avería más costosa del coche. Es por eso que debe cambiarse cada cinco años o cada vez que se hacen entre 80.000 y 120.000 kilómetros, las cifras pueden varíar según cada fabricante. Su sustitución es una operación cara, que supone, de media, 380 euros de gasto. Sin embargo, su rotura puede traducirse en averías de entre 1.500 y 4.000 euros e, incluso, en la pérdida total del coche.