Toni Bou , "No es un milagro, es una leyenda"

Toni Bou celebra su 26º título mundial con su equipo

Toni Bou celebra su 26º título mundial con su equipo / Repsol Honda

Laura López Albiac

Laura López Albiac

A Toni Bou (Piera, Barcelona 17-10 1986) le gusta su apodo: 'Dinamita'. “Está muy bien buscado. Es un mote que dice mucho de cómo soy como piloto”. Y es que después de trece temporadas de éxito ininterrumpido en el Mundial, el piloto de Repsol Honda ha pulverizado todos los referentes del trial, eclipsando los 12 títulos que en su día conquistó el británico Dougie Lampkin (7 al aire libre y 5 en la modalidad indoor) y las 7 coronas al aire libre del legendario Jordi Tarrés, su ídolo de infancia. Bou, a sus 32 años, ya va por 26 títulos (13 aire libre y 13 bajo techo). Resulta difícil adivinar dónde estará su límite.

No se cansa de ganar, pero tampoco de entrenar. Es un perfeccionista que explota su talento natural sin concesiones. Su superioridad es tal que incluso se permite aconsejar a los rivales cómo afrontar alguna zona compleja. “Hay buen rollo entre todos, aunque claro, no nos decimos los trucos”, admite. Su 'delfín', Jaime Busto, al que el propio Bou designó hace algún tiempo como su ‘sucesor’, acabó aburrido de crecer a su sombra y se marchó del equipo Repsol Honda para ‘volar’ solo. Este domingo, en Auron (Francia), terminó segundo, una vez más superado por Toni. Nadie puede con él.

Bou empezó en el trial cuando tenía ocho años, aunque a lomos de una bicicleta. Llegó a proclamarse Campeón del Mundo de la especialidad en su categoría en dos ocasiones (1998 y 2000), además de lograr dos subcampeonatos. Y en 1999 dio el salto al trial en motos. Necesitó solo dos años para alcanzar su primer título, en el Campeonato de España júnior. En 2002 ya fue campeón de Europa y debutó en el Mundial en 2003, con un 15º puesto en el GP de Irlanda. En 2007, después de tomar una importante decisión que marcaría su futuro, dejando el equipo Beta para pasar a Montesa Honda con la Cota 4RT de cuatro tiempos, firmó su primer doblete mundial, con sus primeros dos títulos indoor y outdoor. Empezaba así una serie de éxito que se ha mantenido hasta el presente y que, a juzgar por su actual nivel de competitividad y motivación, puede prolongarse aún muchos años.

Toni vive con este lema: “Lo fácil ya lo hice, lo difícil lo estoy haciendo y lo imposible… tardaré pero lo lograré”. Es un equilibrista que hace realidad las maniobras más insólitas y además, logra que parezca fácil. La clave, según su entorno, está en la combinación de una técnica depuradísima, mejorada año a año, con un tono físico excelente gracias a su entrenamiento intensivo. Y claro, también su habilidad natural para los malabarismos encima de la moto. Eso le ha valido ya 111 victorias en pruebas del Mundial. Pura ‘dinamita’.

Bou creció en Piera y allí conserva a sus amigos de toda la vida. Incluso tiene una rotonda dedicada, con su estatua y todo. Pero desde hace algunos años reside en las montañas del Principado de Andorra, en las que ha encontrado el escenario ideal para entrenarse: “Siento que allí desconecto de todo, me da estabilidad. Además, estoy rodeado de deportistas de alto nivel, muchos del mundo de motor, que también viven en la zona. Quedamos para ir en bici, correr… siempre hay planes para entrenar”, explica.

Toni, que esta temporada ha ganado todas las pruebas (siete) disputadas desde que se inauguró el Mundial 2019, en Italia, y se ha coronado a falta de una última cita en el calendario (Alicante, 22 septiembre), asegura que el truco consiste en “entrenar más que nadie, aunque alguna mañana te dé pereza levantarte”. Siente que tiene esa responsabilidad: Defender su supremacía y más aún teniendo a su servicio un imperio como Montesa Honda y un equipo técnico que se desvive por él. “Este año han hecho un gran trabajo, ha sido una temporada muy, muy positiva y hay que disfrutarlo”, apunta.

“Es un monstruo. Se entrena como una bestia. Lo conozco de toda la vida y ni siquiera estando lesionado o recién operado deja de pensar en entrenar. Y está en un punto en que le ayuda mucho su experiencia, sabe cómo manejar la presión que supone salir siempre a ganar, está obligado”, cuenta en El Periódico su manager de siempre Miquel Cirera. Es el jefe de un equipo en el que también tienen un papel fundamental el mochilero de Toni, Marc Freixa y su mecánico de confianza Jordi Riera. Un grupo humano al que cuando pueden, como este domingo en Francia, también se suman sus padres y su novia, Esther Piquer. Ella ha descubierto a otro Toni, el que consume biografías de deportistas –“la de Agassi es brutal”- o se emociona entre los rascacielos de Nueva York –“un destino impresionante al que volver siempre”- o cambia la montaña “para descansar en una playa paradisíaca en las vacaciones”. A alguno de ellos –o a todos – se les ocurrió el lema de la camiseta para celebrar los 26 títulos mundiales de Toni Bou: “No es un milagro, es una leyenda”.