SALÓN DEL AUTOMÓVIL DE BARCELONA

Un salón de muy altas prestaciones

En la edición de 1975 se llenó de coches `cañeros¿, destacando el Jensen Interceptor.

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El Jensen Healey & Jensen Interceptor fue la estrella de la edición de 1976. / AUTOMOBILE BARCELONA

Xavier Pérez

Xavier Pérez

El Automobile Barcelona siempre ha sido escaparate de tecnología y de modelos de altas prestaciones. La edición de 1976 fue un tanto erspecial. España atravesaba un momento importante a nivel histórico. La muerte del dictador Francisco Franco en 1975 convulsionó al país que vivía, además, inmerso en las secuelas de la crisis del petróleo de 1973. Las ventas de vehículos se habían resentido, con un descenso de casi 75.000 unidades y el sector andaba algo tocado.

No obstante, los organizadores del salón internacional del automóvil de Barcelona no quisieron desaprovechar los vientos de cambio y programaron una edición en la que, además de producirse la presentación oficial de la muestra en Madrid al Rey Juan Carlos (que debutaba en estas lides), se quiso apostar por la modernidad y los modelos de altas prestaciones. Así, Maserati mostró el Quattroporte II que montaba el mismo propulsor que la marca había desarrollado para el Citroën SM.

No obstante la estrella de esa edición fue el Jensen Healey & Jensen Interceptor. En la cita de Barcelona recaló uno de los modelos, que al igual que sus hermanos había sido construido a mano en Kelvin Way Factory, West Bromwich, cerca de Birmingham en Inglaterra por Jensen Motors. Se trataba de un Gran Turismo de 4,72 metros de largo y 1.588 kilos de peso que montaba un motor V8 de 7.2 litros y 440 CV de potencia. Era la segunda vez que la marca empleaba el nombre Interceptor para un modelo de altas prestaciones. 

Jensen empleó en su fabricación plástico reforzado con fibra de vidrio para los paneles de la carrocería en las dos décadas anteriores, pero el nuevo Interceptor volvió a tener chasis y carrocería de acero, esta última diseñada por una empresa externa, Carrozzeria Touring de Italia. Curiosamente el modelo presentado en Barcelona fue uno de los últimos de la historia de la compañía británica que acabaría desapareciendo al final de ese mismo año.

Los modelos de altas prestaciones, la mayoría de importación, fueron protagonistas en 1976, del mismo modo que lo serán en esta edición 2019 del Automobile Barcelona que contará con las últimas novedades ‘cañeras’ de Seat, entre las que destacarán el Cupra Ateca y el nuevo Cupra Formentor.