Ssangyong Tivoli GLP

Prueba del Ssangyong Tivoli GLP, una gran alternativa

El Tivoli GLP es otro de los muchos coches que apuestan por el gas como alternativa a la gasolina y al diésel.

Ssangyong Tivoli GLP.

Ssangyong Tivoli GLP. / MOTOR ZETA

Àlex Soler

Àlex Soler

Cuando se habla del futuro, todo el mundo parece tener claro que la alternativa al diésel y la gasolina será la electricidad. Mientras, muchos otros tipos de producción intentan reducir las emisiones de los coches nuevos. Están los híbridos, los híbridos enchufables o, por ejemplo, los vehículos de gas.

Los coches de gas son cada vez más populares y, ante la falta de infraestructura para los eléctricos, una alternativa más viable, ya que en España hay cerca de 600 puntos de repostaje. En 2018 se vendieron 17.088 coches de GLP, gas licuado de petróleo, a los que habría que sumar los de GNC, gas natural comprimido, por 13.882 eléctricos. Nadie duda ya de que es una buena opción para ahorrar dinero, contaminar menos y pegar la pegatina ECO en el parabrisas. Precisamente, marcas como Seat o Volkswagen, con el GNC, o FiatOpelFord o Ssangyong, con coches como el Tivoli, apuestan decididamente por esta propulsión.

El Ssangyong Tivoli GLP es un coche del segmento B-SUV, el que más crece en España, híbrido de gas licuado y gasolina. Bajo el capó, un motor de 1.6 litros y 128 CV de potencia es capaz de alimentarse los dos carburantes, manteniendo un depósito de 54 litros para la gasolina y otro depósito integrado bajo el suelo del maletero, en detrimento de la rueda de repuesto, para 30 kilos de gas.

Mismo coche, más autonomía

Estéticamente, el Ssangyong Tivoli GLP no varía en absoluto de sus versiones sin gas. De hecho, Ssangyong no fabrica este coche, sino que la conversión a gas se hace en Madrid a cargo de la empresa Ircongas, que introduce un sistema desarrollado por la propia empresa y la marca coreana que suma 124 kilos más al coche. Pese a la modificación, el coche mantiene la garantía de fábrica.

Su diseño es moderno y en general es de presencia robusta, aunque sus grupos ópticos traseros, redondeados, le restan la sobriedad presentada en el frontal para crear un coche apto tanto para jóvenes como para el comprador más veterano. Las llantas negras de la unidad probada, con el nivel de acabado Limited, le sientan como un guante gracias al color negro del techo.

En el interior presenta el segundo gran cambio más allá del depósito, un botón situado en la consola central, encima de la palanca de cambios, para seleccionar el combustible que se quiere usar y que indica cuánto gas queda en el depósito, ya que el ordenador de a bordo no ofrece esta información. Cambiar entre combustibles es fácil siempre y cuando el coche esté caliente, ya que en frío siempre usará la gasolina para arrancar.

El resto del habitáculo presenta un aspecto moderno, con una pantalla de ocho pulgadas y un cuadro de instrumentos con detalles en color rojo que le suman atractivo. En general la sensación es de calidad, sobre todo a la vista. Si se rebusca se pueden encontrar algunos plásticos duros que le restan atractivo, pero el interior de este Tivoli mejora lo visto en anteriores modelos de la marca.

Su accesibilidad, como la de muchos SUV, es perfecta y su posición de conducción muy correcta. El usuario tiene a la alcance de su mano todos los controles para seleccionar los sistemas de seguridad, como el control de crucero o el asistente de cambio de carril, entre otros. La carga tecnológica del coche será uno de los puntos fuertes. El volante ofrece una buena sujeción y los asientos, por lo general son cómodos.

En marcha

En marcha, los 124 CV de su motor son suficientes para moverse por los límites legales. Su aceleración es correcta, aunque con gas le falta empuje, y su recuperación, aunque podría mejorar, no es un problema. En general es cómodo y silencioso, pero se dejará notar cuando se circule con gasolina. Circulando por autopista, no obstante, a 120 km/h en sexta marcha se alcanzan las 3.000 revoluciones por minuto, haciendo que parezca que vaya forzado y que al dejar de pisar el acelerador reduzca su velocidad.

Su suspensión filtra gran parte de los baches, pero se sentirá algo seca cuando se le exija un poco de más y en autopista presentará algo de balanceo. Por lo general, sin embargo, es un vehículo equilibrado. Su freno está bien ajustado y es contundente. El coche responderá bien a las exigencias pero al frenar con mucha fuerza ante algún percance puede desestabilizarse y obligar a corregir, aunque el control de estabilidad entra en acción para solventar el problema.

Repostar gas

Repostar gas no supone ningún problema y es tan fácil y rápido como llenar el depósito de gasolina. Sin duda, su punto fuerte es su autonomía, que superará fácilmente los 1.000 kilómetros entre los dos depósitos. Pese a que la conversión para admitir GLP cuesta 1.750 euros, la unidad probada cuesta 19.690 euros, el ahorro que se consigue con el gas compensará el sobrecoste.

El Ssangyong Tivoli GLP se presenta como un SUV apto para moverse en ciudad e ideal para cubrir largas distancias. El ahorro que supone el gas y la etiqueta ECO, lo convierten en un coche muy a tener en cuenta para esquivar las restricciones que afectan a las grandes ciudades.