Oriol Servià, a punto de cumplir su sueño americano

El domingo arranca una nueva edición de las casi centenarias 500 Millas de Indianápolis, en las que por segunda vez en la historia habrá un piloto español

Han pasado ya 97 años desde la primera edición de las 500 Millas de Indianápolis, pero la carrera automovilística más importante del mundo no ha perdido su magia. La prueba que se celebra en el circuito oval Indianapolis Motor Speedway sigue estando considerada el mayor evento deportivo de un día, tanto a nivel de audiencia televisiva como de asistencia (cercana a los 400.000 espectadores).

Sólo las dos Guerras Mundiales pudieron interrumpir un acontecimiento que se mantiene fiel a su filosofía y que el próximo domingo 25 de mayo vivirá un nuevo capítulo en el que, por segunda vez en la historia, tomará parte un piloto español. Oriol Servià (KV Racing) tomará el relevo del desaparecido Fermí Vélez, que disputó las 500 Millas en 1996.

En casi cien años, la leyenda de la carrera americana por excelencia ha deparado todo tipo de anécdotas, gestas y tragedias. Cuando los 33 participantes en la presente edición escuchen la emblemática frase: "Ladies and Gentlemen, start your engines..." y pongan los motores de sus monoplazas en marcha, millones de espectadores en Estados Unidos y el resto del mundo contendrán la respiración. Y es que en todos estos años, muchos pilotos se han jugado la vida tratando de alcanzar la gloria sobre la pista del Motor Speedway, construído en 1909 por un grupo de empresarios del sector automovilístico y que dos años después albergaría la edición inaugural de las 500 Millas. Ray Harroun, el único participante sin copiloto, fue el primer ganador de la prueba al volante su Marmon Wasp. A pesar de partir en el puesto 28 la parrilla y gracias a un artefacto que luego sería imprescindible, el espejo retrovisor, Harroun conquistó la victoria y se embolsó los 14.000 dólares de premio, entonces toda una fortuna. El Amplex nº44 pilotado por Arthur Greiner se estrelló en la decisegunda vuelta en el muro de la segunda curva y su copiloto, Sam Dickson, se convirtió en la primera víctima. Con el transcurso del tiempo la Indy llegó a crear una categoría propia de competición y forjó a pilotos míticos. Tres de ellos encabezan el palmarés con cuatro victorias: A.J. Foyt (1961, 64, 67 y 77), Al Unser (70, 71, 78 y 87) y Rick Mears (79, 84, 88 y 91). La vuelta más rápida la firmó el holandés Luyendyk con 384.969 km/h) en 1966.

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