MACBOR

Johnny Be Good, concentrado de cafe racer

La Johnny Be Good 125 representa el modelo más deportivo de la familia Classic de la firma Macbor

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Sorprende por el buen dinamismo y facilidad de conducción / J.C. ORENGO / F. ROMERO

Sergi Mejías

Sergi Mejías

La categoría de los 125cc es un auténtico vivero de nuevos modelos, como la Macbor Johnny Be Good 125. Así se llama la última propuesta de la marca de Motos Bordoy que llega para enriquecer la familia Classic, compuesta por la Eight Mille 125 y la Lord Martin 125, modelos estrella de Macbor que vieron la luz a finales de 2018.

Los tres modelos comparten la misma base pero a partir de aquí cada una destila una imagen y estilo propio ya sea scrambler como la Eight Mille, vintage como la Lord Martin y cafe racer como la Johnny Be Good. Esta última se inspira en los años 60 con una imagen neoretro y deportiva a la vez dentro de los cánones de aquellos años como denota tanto su manillar como los llamativos tubos de escape.

Iluminación LED (más potente y duradera, y por ende segura), inyección electrónica y frenada combinada son parte de sus argumentos tecnológicos. La Johnny Be Good está impulsada por el mismo motor que sus hermanas, un fiable monocilíndrico de 4 tiempos de 125cc refrigerado por aire.

Dentro de la parte ciclo cabe destacar una horquilla invertida en el tren delantero (más efectica que la convencional, y deportiva), y un doble amortiguador trasero con depósito de gas separardo (también más prestacional) y los frenos de disco en ambas ruedas con frenada combinada. La Johnny Be Good es el modelo más bajo de la gama Classic con una altura del asiento de apenas 780 milímetros que la pone al alcance de la mayoría de usuarios.

Una potencia de 9,6 CV, un consumo homologado de solo 1,9 litros cada 100 kilómetros, una velocidad máxima de 115 km/h y un peso de 126 kilos son parte de los datos de esta Macbor que está disponible en color negro y el precio es de 2.699 euros.

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En una primera toma de contacto, la Macbor Johnny Be Good dejó patente que está hecha con buenos mimbres. La posición de conducción es muy evocadora, tipo cafe racer con los brazos avanzados, pero sin sacrificar un ápice de confort. El cuadro de instrumentos, siguendo el patrón clásico de la moto, ofrece una información escueta aunque no falta el cuentarrevoluciones. Los mandos están a mano aunque el recorrido del puño del gas puede resultar algo largo.

Una vez en marcha, la Johnny Be Good destaca por las sensaciones que ofrece a la vez de su facilidad de conducción. El motor resulta voluntarioso, más que suficiente por la ciudad con una buenas recuperaciones mientras que la distribución de la frenada combinada, con más protagonismo de tres delantero, aporta una pincelada deportiva. En suma, Macbor tiene en la Johnny Be Good una cafe racer de referencia, tanto para los que acaban de llegar a las motos con marchas como a los que regresan y quieren un modelo con personalidad propia.