Yamaha condena a Rossi

Valentino, tras la primera sesión libre en Austria

Valentino, tras la primera sesión libre en Austria / AFP

Laura López Albiac

Laura López Albiac

Si nada muy extraño sucede este domingo, Yamaha prolongará una de las peores rachas de su historia: 21 carreras sin ganar. Y el gran damnificado de la deblacle es Valentino Rossi, que ya empieza a dar por perdida no solo la batalla por el título, sino también la pelea por el subcampeonato. “Creo que pronto Dovizioso me arrebatará el segundo puesto en la clasificación”, asume ‘il dottore’, con la moral por los suelos, condenado, un día más, a contemplar a distancia el pulso entre Ducati y Honda. 

La única diferencia entre el gran premio de hace una semana en Brno y este viernes en Austria ha sido la lluvia. En seco, por la mañana, las Ducati han vuelto a dominar y al duelo de sus pilotos oficiales, Dovizioso y Lorenzo, se ha sumado el satélite Petrucci.

Marc Márquez, cuarto, a casi medio segundo, se ha acercado tanto como le ha permitido su Honda en una pista que parece hecha a ‘medida’ de la Desmosedici.  Por la tarde, en agua, el líder se ha olvidado de sus ‘galones’ y se la ha jugado más de la cuenta. “Las Ducati están muy fuertes, pero yo no me rindo”, advierte. 

Tras ellos, Iannone (Suzuki), Pedrosa (Honda), Crutchlow (Honda), Rabat (Ducati), Zarco (Yamaha) y Viñales (Yamaha) se han asegurado el pase directo a Q2 en caso de lluvia este sábado en el FP3. El resto, incluído Valentino (11º), tendrían que pasar por la Q1.

“Es una pena que al mejor Rossi le haya tocado una de las peores Yamaha”, lamenta el astro italiano, que a sus 39 años se esfuerza por estar a la altura y no se siente correspondidoEl jueves, a su llegada al circuito de Spielberg, Valentino ya lanzó un S.O.S al fabricante japonés: “Ducati y Honda han invertido más que nosotros los últimos años y necesito saber si en Yamaha están dispuestos a hacerlo. Hace muchos meses que esperamos mejoras que no llegan”.

El test post GP de la República Checa fue la constatación de que los problemas de la M1 persisten. A saber, falta de aceleración, agarre de la rueda trasera y el handicap de la electrónica. Bajo el aguacero del Red Bull Ring, Rossi ha probado un nuevo guardabarros agujereado con el objetivo de que el agua no dificulte la aceleración. Nada significativo.

Viñales, en Brno, vivió un fin de semana para olvidar: Primero trascendió públicamente su pelea con su jefe técnico Ramón Forcada, que no continuará con él en 2019. En carrera solo duró una vuelta y el golpe de la caída le privó del test del lunes. En Austria, al menos, ha suavizado su discurso contra Forcada: “La moto no funciona bien, pero el problema no está en nuestro box, es cuestión de Yamaha. Con Ramón estamos trabajando bien y él está dando el máximo”.