La 'visión' más solidaria de Marc Márquez

Marc, junto a los doctores Campistol y Adán y al actor Josep Mª Pou, durante el acto en el Clínic

Marc, junto a los doctores Campistol y Adán y al actor Josep Mª Pou, durante el acto en el Clínic / Josep Viaplana

Josep Viaplana

Josep Viaplana

Marc Márquez, siete veces campeón del mundo de MotoGP, y el actor Josep Mª Pou, que leyó un emotivo poema de Martí Pol, han ejercido de embajadores del programa 'Learn for Sight', impulsado por el Hospital Clínic y el doctor Alfredo Adán para que profesionales del tercer mundo se formen de manera gratuita en las últimas técnicas de oftalmología.

La iniciativa, que conecta lo real de lo virtual, pretende sumar esfuerzos para encontrar fondos para un nuevo centro de formación oftalmológica y ayudar a países que no tienen los recursos para ello. El nuevo Eye Training Center del Clínic, ubicado junto al recinto de la Maternitat, pretender convertirse en la primavera del 2020 en el primer centro universitario público en Europa en la creación de un centro formativo integrado en un área quirúrgica.

Marc Márquez explicó el por qué de su presencia en el programa como embajador, resumiéndolo en que "desde pequeño me han inculcado los valores de que hay que ser agradecido" y recordaba el grave accidente que sufrió en Malasia 2011, que a punto estuvo de costarle su carrera deportiva. "A raíz del golpe veía doble y durante cinco o seis meses lo pasé muy mal, con muchas dudas. No sabía si podría volver a correr o no".

El piloto de Cervera, que este fin de semana defenderá el liderato en Misano, señalaba que "con la vista, como con tantas otras cosas, hasta que la pierdes no lo valoras lo suficiente. Era imposible poder leer y la vida cotidiana se hace muy difícil. Por eso, cuando me propusieron ser embajador de este proyecto no me lo pensé dos veces y me sumé a aportar mi grano de arena para dar a conocer el proyecto".

Sobre las dudas que tuvo Marc Márquez a finales del 2011 y principios del 2012, el piloto asume que "estas cosas son parte del riesgo que aceptamos cuando nos dedicamos a este deporte, que es nuestra pasión. Sin motos no sabría vivir. Cuando entré en la consulta, viendo doble, mareándome por la calle, estaba enormemente preocupado. Me dijeron que tenía que esperar cuatro o cinco meses, que después se decidiría si me operaban o no y cuando salí del quirófano aún veía peor. ¿Qué me has hecho? le dije al doctor. Fue un largo proceso de recuperación, pero las ganas de volver a subir a una moto me ayudaron a sobreponerme. No me imagino una vida sin motos".