Lo que no se vio del GP de Japón de MotoGP: lágrimas, un grito de rabia y el regreso más esperado

‘Más que un número, more than a number’. Ese fue el lema elegido por Marc Márquez y su equipo para celebrar su novena corona mundial, la séptima en la categoría reina. Una frase con la que se resumía a la perfección su particular travesía por el desierto.

Un duro paréntesis de cinco cursos, desde 2019 en el que conquistó su último título, hasta 2025, el año de su resurgir. Un auténtico ‘via crucis’ que se cerró definitivamente con un grito, el que dio Marc al cruzar la bandera a cuadros, con lágrimas en los ojos. Muchas lágrimas que quedaron a la vista cuando el #93 se levantó la visera. No había nada que esconder. Entre la risa y el llanto era su hermano Àlex, su mayor apoyo y su único gran rival en el campeonato, el que primero aparecía por un lado para felicitarle por su éxito. Los dos se fundían en un abrazo que habló por si solo. Más adelante esperaban ya los primeros miembros del equipo, todos emocionados, todos con lágrimas en los ojos. Las mismas que continuaron mientras Marc veía un vídeo con imágenes de su trayectoria, el resumen de sus gloria y su infierno.

Todas las emociones contenidas de todos estos años, de decisiones difíciles, del adiós a Honda y el hola a Ducati... Todo salió bien y Marc pudo celebrar esa ansiada corona que era ‘Más que un número’. Marc volvía a reinar 2184 días después. Dejaba además atrás la polémica con Dorna y Liberty Media. Los capos del mundial querían darle importancia a la categoría reina, que Marc celebrara siete títulos, en lugar de los nueve que atesora y eso tampoco importó en ese emotivo momento, eran solo números.

"Jornada perfecta. Pecco ha vuelto a lo más alto y Marc ha ganado el mundial. Marc es más que un número", decía un emocionado Davide Tardozzi mientras corría al parque cerrado.

Pero la celebración, como no podía ser de otra manera, debía mirar hacia el futuro y se convirtió en una auténtica oda a los colores de Ducati. Las camisetas con el lema en blanco, eran de color rojo, así como el casco de campeón, ese que habitualmente es dorado. En este caso fue de un color rojo brillante, como homenaje al equipo que le ha devuelto a la gloria. con el #1 serigrafiado en la visera, también en color rojo. “Qué guapo”, decía emocionado el de Cervera al verlo.

Con ese look, Márquez entró en la zona del pit lane camino a una celebración única en la historia. Todo el equipo, junto a su familia y sus amigos le esperaban con una especie de alegría y emoción contenida.

Un poco aturdido, Marc recibió la felicitación de todo el equipo y poco después subía al escenario situado para la ocasión para colocar una nueva muesca con su nombre en la Torre de los Campeones. Confetti, aplausos y mucha alegría, para dar paso a la foto de familia. Antes, el abrazo emocionado con su fisio, uno de los hombres que sabe mejor que nadie por lo que ha pasado Marc. También lo celebró después en el parque cerrado con Honda, su exequipo, con Santi Hernández, su ex ingeniero... En su día fue el más joven en ganar un Mundial de la mano de Honda, este domingo fue el quinto más veterano en conseguirlo, con Ducati.

"Me siento en paz", aseguraba un emocionado Marc. Después de todo el sufrimiento, ya solo quedaba celebrar. Y se celebró. Al estilo de esta temporada, con música, con bailes, con mucho 'prosecco' y un lema más, el 'Seguimos esta historia', fijado en la pizarra.

Las fotos del GP

En un fin de semana de emociones, si había un hombre contento este fin de semana ese era Davide Tardozzi. El italiano no solo tenía el éxito de Marc sino que también vio los primeros brotes verdes en la temporada de su otro piloto, Pecco Bagnaia, que conquistó su primer triunfo en la sprint. "Tutti e due" (los dos, ambos), decía el capo de Ducati cuando sus dos hombres cruzaron primero y segundo la bandera a cuadros.

Una aficionada, preocupada por el estado del italiano, le ofreció incluso una particular ruleta con la que poder expresar su estado de ánimo. Probablemente, en ese momento no hubiera tenido colores suficientes para expresar lo que sentía...

Los Grandes Premios son tan ajetreados, con eventos publicitarios y demás compromisos que a veces los pilotos se olvidan de las cosas más elementales. Si no, que se lo pregunten a Fermín Aldeguer. El murciano 'olvidó' atarse las zapatillas y una de ellas acabó volando hacia el público japonés que se había congregado en la Fan Zone para ver de cerca a los pilotos.

Quizás no esperaban que fuera tan de cerca como recibir un zapatazo directamente desde el escenario pero el público nipón, siempre muy respetuoso, devolvió en seguida el calzado al escenario para que Aldeguer pudiera marcharse con todas sus prendas en orden.

Un par de hermanos en la grada, seguidores de otro par de hermanos. Según MotoGP, los doppelgangers (o dobles malvados...) de los hermanos Márquez.

Bonus track

No podíamos dar por cerrado el capítulo en Japón sin un último repaso a la afición. En Japón, fieles a su cultura, los fans se muestran siempre respetuosos con sus ídolos. Son tranquilos y silenciosos y en pocos sitios se puede vivir un Gran Premio con más calma que en esa parte del mundo.

Eso no impide que desarrollen su creatividad, como vienen haciendo los seguidores en el resto de circuitos del mundo. Desde un dinosaurio gigante hasta la Gioconda en tamaño real, pasando por un comisario con aspiraciones de 'Locomia', amenizaron una ya de por si movida jornada en Motegi. Ponen el listón alto para los fans de Mandalika, próximo destino del mundial.