Triplete a lo bestia en Aragón

El podio español de MotoGP

El podio español de MotoGP / AFP

Emilio Pérez de Rozas

A excepción, eso sí, de los muchos grandes premios que, a lo largo de esta preciosa historia del Mundial de motociclismo, han terminado con la coronación de uno, dos y hasta tres españoles en la cúspide de los campeonatos de Moto3, Moto2 y MotoGP (o 125cc, 250cc y 500cc), la verdad es que resulta imposible encontrar un GP como el vivido hoy, en Motorland, donde, no solo cuatro pilotos españoles (Alex Rins, Alex Márquez, Joan Mir y Maverick Viñales) coparon los cuatro primeros puestos de MotoGP sino que los tres que subieron al ‘cajón’ vivieron experiencias únicas, tremendas, además de protagonizarlas de manera muy distintas.

¡Ah! y, por cierto, el GP se redondeó con el ascenso del mallorquín Mir a la altura de la categoría reina, pues ya es líder del Mundial (sin ganar carreras), ya que el francés Fabio Quartararo, el mismísimo ‘Diablo’, ¡¡¡acabó en el puesto 18º!!!!, así que mejor no puede pintar esto.

Empecemos por Rins. Arrancaba en el puesto 11º de la parrilla. Y, no solo eso, arrancaba, dijo, demasiado relajado. Rins, manos mágicas, perdió la carrera al título el primer día de temporada cuand, en Jerez, se dañó (y mucho) el hombro derecho. A partir de ahí, siempre fue a remolque. Hasta llegar este domingo y convertirse, de nuevo, en el ganador de Suzuki, como hizo el año pasado. ¿Cómo?, con ese pilotaje fluido, firme, clásico y, como él dijo, ‘a lo Lorenzo’, “en cuanto me ponga delante, mimo las ruedas y me escapó”. Rins ganó dando un alegrón (otro) a Suzuki y agradeciéndole a su gente haber confiado tanto en él, sin estar bien físicamente.

Sigamos con Alex Márquez (Honda), alguien que merece mención aparte tras ser criticado al llegar a Honda. El ‘hermanísimo’ ya no es tal. Arrancó junto a Rins, es decir, el 10º y realizó, sin duda, la carrera de su vida. No, no, la de su vida está por llegar, será cuando gane en MotoGP, que ocurrirá pronto viendo como mima su honda, como la pilota lejos del estilo de Marx Márquez (“si yo soy más dulce con ella”) y viendo como se atreve, en las curvas imposibles, la 16 y la 17, de Motorland, meterla por dentro “a saco” y fulminar a quien sea, se llamen Andrea DoviziosoViñales Mir. Por eso la carrera acabó, cómo no, con un twitter histórico del campeonísimo MM93: “¡Hola a todos, todas, soy el hermano de Alex Márquez!”

Y acabemos por el más enfadado, el más triste, el más decepcionado, ¡¡¡¡que tiene narices, el asunto!!!, Joan Mir, el nuevo líder entre los reyes, que acabó tercero pero le supo a poco, a nada, a enfado. Mir, que bromeaba hace unos días cuando le recordaban que Emilio Alzamora fue campeón del mundo de 125cc, en 1999, sin ganar una sola carrera, ya es el mandamás, pero confiesa que “vivo entre la felicidad y la tristeza, pues esta carrera la podía ganar, como ha demostrado Alex, al que felicito, pero mi rueda delantera se ha terminado cuando faltaban aún cinco giros”.

Felicitaciones entre hermanos

Solo hay un consejo a seguir: sé tú mismo. Ese es el único consejo que el campeonísimo Marc Márquez, que vive con más pasión que nadie los triunfos y títulos de su hermano Alex (por eso los celebran a lo bestia en Cervera), le da a su colega de box: “Se tú, haz, simplemente, lo que sabes”. Y ese fue, dicen, el consejo que Alberto Puig y el jefe japonés Takeo Yokoyamah le dijeron a Alex antes de salir a parrilla: “Solo tienes que hacer lo que has hecho entrenamientos”.

Por eso Alex Márquez cumplió su sueño: replicar, en seco, el segundo puesto, la plata, lograda, hace siete días, en Le Mans bajo la lluvia. “Ahóra sí que vale ¡y mucho!”, dijo Alex, que abrió su móvil y se encontró con el mensaje (mundial) de Marc: “¡Hola a todos, todas, soy el hermano de Alex Márquez!” “Prepara la cena que voy”, le respondió Alex.