Repite Bastianini, pero triunfa Márquez

El italiano se impuso en la carrera y se une a Miguel Oliveira y Aleix Espargaró como ganadores sorpresa de este mundial

Marc protagonizó una gran remontada tras sufrir problemas en la salida y acabó sexto

Márquez, durante la carrera en el COTA

Márquez, durante la carrera en el COTA / EFE

Emilio Pérez de Rozas

Emilio Pérez de Rozas

Se confirma. Ya no hay dudas. Estamos ante el mejor Mundial de motociclismo de las últimas décadas y, tal vez, de la historia. Austin, Texas, ha conocido, en el gran premio nº 500 de la ‘nueva era’ de la máxima categoría, al primero de los ganadores que, por fin, repite y no es otro que el italiano Enea Bastianini (Ducati ‘satélite’ Pramac), que repite, en EEUU su victoria inicial de Qatar uniéndose así a los otros tres triunfadores sorpresas: Miguel Oliveira (Indonesia) y Aleix Espargaró (Argentina).

En una carrera apasionante, dominada por las Ducati de Miller, la ‘Bestia’ y Jorge Martín, que arrancaba desde la ‘pole’ pero sufrió con su neumático trasero al final, el gran protagonista, junto a un soberbio Àlex Rins (Suzuki, segundo), fue, como todo el mundo esperaba, un extraordinario, un lunático, un extraterrestre llamado Marc Márquez (Honda), ganador de siete carreras en este trazado norteamericano, que cruzó en el puesto 18 de 24 la línea de meta en la primera de las 20 vueltas de que constaba la carrera, tras sufrir problemas en la parrilla de salida, y acabó sexto, remontando 12 posiciones en 19 vueltas.

La carrera de Bastianini, de menos a más, volvió a ser una gran demostración de su poder, del poder de Ducati y, sobre todo, de sus posibilidades para convertirse (ya lo es) en uno de los candidatos al título, ahora que el Mundial aterriza, dentro de quince días, en Europa, en Portimao (Portugal) y Jerez. Bastianini, que dejó que sus colegas de Borgo Panigale (Miller, Martín y el subcampeón ‘Pecco’ Bagnaia, que sigue sin triunfar) llevasen el peso del GP, acabó imponiendo su mejor ritmo en las últimas cinco vueltas.

Pero, insisto, la gran estrella del mediodía norteamericano, de la apasionada noche motorizada europea, fue, de nuevo, el ‘sheriff de Austin’, el mayor de los Márquez, que, tras fallarle la moto en la parrilla (salía noveno), no consiguió engancharse al pelotón de los líderes en la primera curva, apareciendo al final de la recta, desolado, desesperado, mientras engranaba las marchas y no avanzaba.

Tanto le costó salir en su jardín, que cruzó la línea de meta en la primera vuelta en el puesto 18º y, al final, tras un duelo brutal con el campeón Fabio Quartararo (Yamaha, séptimo), que recordó los del 2019 con el entonces jovencísimo ‘Diablo’, cruzó la meta en sexta posición. Tras esta nueva gesta, MM93 entró en el ‘pit lane’ de Austin viendo frente a sus delicados ojos como todo su equipo e ingenieros de Honda le recibían con una ovación con la que reconocían el tremendo esfuerzo y heroicidad realizada por el campeón de Cervera tras reaparecer, inesperadamente, después de su tremenda caída en Indonesia y superar su cuarto episodio de diplopía.

Y es que Márquez ya estaba en mitad del pelotón a mitad de carrera y, al final, no solo acabó sexto, sino que demostró a todo el mundo que el pronóstico que habían hecho muchos, creyendo en su poderío en este trazado norteamericano, no tenía nada de alocado, de insensato. Si Marc Márquez hubiese salido bien, sin duda ahora estaríamos hablando de su victoria nº 8 en nueve carreras.

Solo Bastianini, ganador y nuevo líder del Mundial, con 61 puntos (cinco más que Rins; 11 más que Aleix Espargaró y 15 más que Joan Mir), protagonizó una carrera tan lúcida y brillante como la de Marc, al igual que un inmenso Rins, que, con su regularidad, parece estar llamando a las puertas de Suzuki para que le renueven cuanto antes, ya que fue el único que se atrevió a discutir el poder y dominio de las Ducati en Austin, Texas.