Los cuatro jinetes de MotoGP

Mir, Viñales y Quartararo en una imagen de archivo

Mir, Viñales y Quartararo en una imagen de archivo. / AFP

E. Pérez de Rozas

E. Pérez de Rozas

Ahora sí se ha apretado la cosa. Ahora sí que hay cuatro pilotos que se van, que se escapan. Ahora sí está el Mundial de MotoGP metido en un puño, metido en solo cuatro puntos los que separan al italiano Andrea Dovizioso (Ducati, 34 años, 84 puntos) del mallorquín Joan Mir (Suzuki, 23 años, 80 puntos), mientras el catalán Maverick Viñales (Yamaha, 25 años, 83 puntos) y el francés Fabio Quartararo (Yamaha, 21 años, 83 puntos) forman el jamón del bocadillo.

Es cierto que restan aún siete carreras, muchas, 175 puntos en juego cuando el puño contempla solo 4 puntos de separación entre los candidatos; cierto que detrás, Franco Morbideli (Yamaha, 64 puntos), Jack Miller (Ducati, 64), Takaaki Nakagami (Honda, 63), Miguel Oliveira (TKM, 59), Valentino Rossi (Yamaha, 58), Pol Espargaró (KTM, 57) y Brad Binder (KTM, 53) o han ganado ya, o se han subido al podio, o han merodeado entorno al ‘cajón’ y, por tanto, pueden seguir teniendo ilusiones de optar al título que el campeonísimo Marc Márquez (Honda) va a dejar vacante, no sin antes intentar volver a ganar.

Pero una cosa está clara, para que cualquier de esos perseguidores se sitúe líder, no solo van a tener que ganar carreras, sino que ya tienen que ser cuatro, ¡cuatro!, los que fallen. “Yo, la verdad”, explica con la sinceridad de siempre ‘Dovi’, “miro la clasificación y me da la risa, en serio. ¡Cómo puedo ser líder, sin ganar, sin subirme al podio y sin ser veloz!, es incomprensible, pero ocurre. Repito, después de su lección de Jerez, me muero de ganas por ver a Marc (Márquez) con estos neumáticos. Yo, desde luego, no me aclaro”.

Quartararo, segundo del campeonato, el primer líder en solitario tras sus dos exhibiciones en Jerez, donde ganó las dos primeras carreras, tampoco da crédito a lo que le está pasando. “Yo paso de pensar en el Mundial, en el título, de verdad, ni miro la clasificación. ¿Por qué?, porque lo único que me preocupa es solucionar el tremendo problema que tenemos: no somos capaces de adelantar a nadie. Con la Yamaha, o ganas como ganaron ‘Franky’ (Morbidelli, en San Marino) o como acaba de vencer Maverick (Viñales), escapándote, o no ganas. Cuando me pongo detrás de cualquier moto, soy incapaz de pasarla”.

Viñales, cuarto y último vencedor --ya ha habido seis ganadores en siete carreras: Quartararo (2), Binder, Dovizioso, Oliveira, Morbidelli y Viñales), ha reconocido, ¡por fin!, que, tal vez, la culpa de lo que le ocurría (aunque, lógicamente, no lo ha dicho con estas palabras), era de él y su equipo técnico. Y es que, esta vez, tras su victoria, ‘MVK’ confesó que era “el primer fin de semana” en el que trabajaban “pensando solo en la carrera”, no en conseguir el mejor tiempo en cada entrenamiento. Viñales, en efecto, era el más rápido todos los días, pero, el domingo, siempre le pasaba algo. Esta vez, por fin, salió a por todas, arrancó bien, le pasó Miller y, al segundo, ya le había superado para intentar escaparse y ganar. Se benefició de la caída de ‘Pecco’ Bagnaia (Ducati), cierto, pero le hubiese podido alcanzar, sí.

Y llegamos a Mir, aquel al que todos, todos, ven como clarísimo candidato al título mundial en su segundo año en MotoGP. ¿Por qué?, pues muy sencillo porque es el único de los cuatro que lleva puntuando, a lo grande, a lo bestia, en los cuatro últimos grandes premios: 2º en Austria 4º en Estiria, 3º en San Marino y 2º en Emilia Romana. “Tenemos que seguir así porque, seguro, que pronto caerá la victoria y daremos un paso importante, tanto en confianza como en puntos. Tengo, y así lo conté en pretemporada cuando afirmé que me veía peleando por el título, por moto, por equipo y por progresión, una confianza ciega en que este puede ser ‘el año de Mir’ y, de momento, la primera mitad no ha podido ser mejor”.