Albert Arenas, una vida por y para las motos

Albert Arenas, flamante campeón del mundo de Moto3

Albert Arenas, flamante campeón del mundo de Moto3 / Motogp

Josep Viaplana

Josep Viaplana

Albert Arenas se ha convertido en el gran premio de Portugal en el 21º campeón del mundo español de motociclismo de velocidad<strong> </strong>con su título de Moto3, el séptimo piloto catalán en conseguirlo en la citada categoría. Tres triunfos, cinco podios, una vuelta rápida y cuatro ocasiones en primera fila se resumen en un título de campeón con el que soñaba desde que, con cuatro años, se subiera por primera vez a una moto.

Albert Arenas nació el 11 de diciembre de 1996, en Girona. Las motos siempre han formado parte de su vida, desde que era un niño, pero también cada tipo de deporte en el que se puede sentir la adrenalina. Especialmente los deportes de dos ruedas con un motor.

La primera vez que condujo una moto fue durante el invierno de 2000, con cuatro años: se trataba de una minimoto que le gustó tanto que enseguida la añadió a la lista de los Reyes Magos. Cuando tenía cinco años empezó a practicar motocross y cuando cumplió los seis empezó a competir de verdad, en un primer momento en motocross. La competición en velocidad no tardaría en llegar.

Empezó a combinar carreras en ambas modalidades. Sus primeras victorias llegaron en el Open Racc 70. En ese momento, el motociclismo de velocidad comenzó a ser algo muy serio en su vida y se fue centrando poco a poco en esa especialidad, todo esto acompañado siempre de una buena educación gracias a sus padres Manel y Nuria. Los estudios han sido una prioridad, es decir, sin buenas calificaciones no se podía competir.

Sin buenas notas no había progresión

Gracias a los buenos resultados obtenidos en las categorías inferiores, Albert pudo seguir creciendo y avanzando como piloto hasta llegar a proclamarse subcampeón del Mundial Júnior de Moto3 en el Circuit de la Comunitat Valenciana Ricardo Tormo, tras vencer las dos carreras aquel día de noviembre.

El camino hasta el Mundial de Moto3 ha sido duro y difícil en ocasiones, como reconoce el propio Arenas, pero siempre ha contado con momentos de diversión. El gran premio de la Comunitat Valenciana marcó su debut en el campeonato del mundo de Moto3 como piloto sustituto. Aquel día de noviembre empezó un nuevo camino para Arenas que continuaría en 2016 con varias experiencias como piloto invitado, ya con el Aspar Team, o como sustituto por lesión de Jorge Martín.

Pero la temporada 2016 guardaba lo mejor para el final. En el verano, el catalán recibió una noticia que le cambió la planificación de la temporada: correría el resto del Mundial como piloto sustituto en el equipo Peugeot. Arenas tuvo la oportunidad de conocer la mitad de circuitos del calendario y en uno de ellos, en el de Motegi (Japón), sumó sus primeros puntos en el Mundial.

En 2017 se le presentaba un nuevo reto: ser piloto permanente en el campeonato del mundo con el Aspar Team y una Mahindra que no le permitió dar el máximo, con algunos resultados destacados como la octava posición de Misano. Con la retirada del Mundial de la marca india, en 2018 Albert Arenas contó con una KTM con la que poder optar al máximo. Y vaya si lo consiguió: dos victorias, en Le Mans y en Phillip Island, dos trazados históricos del Mundial en los que dejó su huella, con dos triunfos que le convertían en 2019 en uno de los candidatos al título.

Un paso al frente

Sin embargo, aunque la temporada empezó con fuerza con una sexta posición en Qatar, una lesión entrenándose antes de la carrera de Argentina le impidió competir en Termas del Río Hondo y en Austin. Cuando volvió con su KTM en Jerez terminó quinto, pero posteriormente encadenó una racha de varias carreras fuera de los puntos que le retrasó en la clasificación general. A partir de San Marino, el piloto del Aspar Team, con su buen trabajo, recuperó los buenos resultados y logró un final de temporada excelso, con un triunfo en Tailandia y dos podios más en Japón y en Australia, que podrían haber sido tres de no haber sido por una caída en la última curva en Malasia. Con una undécima posición final en la general, Arenas se quedó a un paso de igualar los resultados de la temporada anterior, pero con la senda de trabajo clara para 2020. Lo mejor estaba por llegar.

La temporada 2020 empezó con fuerza, con Albert Arenas liderando gran parte de la carrera de Qatar y cruzando la meta primero, por 53 milésimas de diferencia. Pero llegó la pandemia y frenó la gran arrancada de Arenas. Hubo que esperar cuatro meses más a volver a la pista, en Jerez y a puerta cerrada, pero Albert Arenas demostró que el triunfo en el desierto de Qatar no había sido un espejismo y consiguió su segunda victoria del año. Sin embargo, en un giro digno del guión de 2020, en la siguiente carrera se fue al suelo y sufrió un esguince de tobillo que ponía nuevamente el freno a su progresión.

La tensión desapareció pronto: en Brno volvió a subir al podio, en Austria consiguió un nuevo triunfo, el tercero de la temporada; y en el gran premio de Estiria aprendió a terminar carreras fuera del podio, con una quinta posición. La temporada, diseñada en varios tripletes de carreras, trajo en Misano y Barcelona dos abandonos por sendas caídas. Arenas se enfrentaba por primera vez esta temporada a una situación desconocida para él: la segunda posición del campeonato.

Llegó a Francia segundo, pero sólo fue un mal sueño: subir al podio en Le Mans le devolvió al liderato y las dos carreras en Aragón le permitieron aumentar su diferencia como líder. Como durante todo el año, no todo iba a ser tan fácil, y en el gran premio de Europa se vio envuelto en un incidente que desencadenó el que al final sería su peor gran premio de la temporada. Pese a todo, 2020 todavía le guardaba lo mejor, y tras ser cuarto en Valencia, la duodécima posición en Portugal le dio el título de Campeón del Mundo de Moto3 con el que había soñado desde niño.