José Luis Alonso, los sacrificios de un padre entregado a la causa

José Luis Alonso es el responsable de que Fernando, su hijo, haya dado ya días de gloria a la F1 española

La figura paterna suele ser el principal referente en la vida de las personas, pero en el caso de Fernando Alonso, el papel de José Luis ha ido mucho más lejos. No es una exageración asegurar que sin el tesón, confianza y sacrificio de su padre, hoy en día no existiría un bicampeón de F1 español.

A los tres años, el asturiano recibió un regalo especial, un kart fabricado por papá, un auténtico enamorado de la competición, cuya frustración era no haber podido dedicarse al karting. El niño deslumbró con su apabullante dominio al volante y José Luis se prometió que haría todo lo necesario para que aquel pequeño de tres años llegara a lo más alto.

Fueron tiempos duros, el progenitor del campeón -especialista en explosivos de profesión- ejercía como mecánico, mánager, consejero y contable, pero sin perder nunca su orgullo como padre, que no podía evitar emocionarse cuando su hijo se convertía en un depredador, sin rival en la pista, e iba aumentando su palmarés de victorias.

De carácter tranquilo, algo reservado y precavido, José Luis Alonso siempre ha protegido a su hijo y lo ha aleccionado en los peligros de la vida y para que aprendiera a detectar a todo aquel que se quisiera aprovechar del asturiano. Fernando ha heredado el mismo carácter de su protector. De hecho, el propio piloto se lo ha agradecido en más de una ocasión recordando que "mi padre me ha inculcado unos valores y una educación, yo sabía valorar lo que tenía, en mi casa una buena parte del sueldo de los dos lo gastaba yo en el karting, ver la cara de mi padre después de cada carrera era la mejor manera de devolverlo".

Atrás quedaron aquellos fines de semana agónicos durante su época en los karts, en los que la victoria era la única salvación para seguir siendo piloto una semana más, puesto que los desplazamientos y el material se habían convertido en un lastre prácticamente insostenible para su familia. Él era un niño con una asombrosa mentalidad de adulto, que veía en la actitud de su padre frente a la vida un espejo en el que reflejarse.

A pesar de las dificultades, papá Alonso nunca faltó a una sola carrera de su hijo, algo que no ha cambiado en la actualidad. Si el padre de Lewis Hamilton se ha convertido en un personaje mediático al actuar como sombra del británico en cada uno de sus movimientos, el padre de Fernando es totalmente distinto. José Luis también acompaña al piloto en todas las carreras, pero prefiere mantenerse en un segundo plano y esperarlo en el motorhome del equipo. Cuando su hijo baja del coche y abandona el box, lo primero que hace es ir a explicarle cómo han ido las cosas a su gran consejero, un hombre discreto que no acostumbra a conceder entrevistas, pero que, junto al mánager de Fernando, Luis García Abad, se ha erigido en un gran relaciones públicas y en el perfecto nexo entre los periodistas españoles que siguen el mundial y las informaciones del día a día que genera el bicampeón asturiano.

Esta temporada se ha podido ver a José Luis Alonso más enervado de lo habitual. La relación 'fraternal' que une al otro piloto de la escudería con el jefe del equipo, Ron Dennis, ha llegado a provocar que el entorno del asturiano se sintiera discriminado dentro de la 'casa móvil' de su propio equipo. Pero los Alonso son una familia de luchadores, no se han venido abajo puesto que cuentan con un aplomo que les hace invencibles tanto en la carrera de los domingos como en la del día a día.