Genís Marcó, el valedor de Alonso en el karting y su segunda familia

Marcó apareció en la vida de Alonso en el momento justo, cuando la situación económica era insostenible

Fernando Alonso nunca olvidará el circuito de karts de Móra d'Ebre (Tarragona).Tenía 11 años, acababa de dar el salto a la categoría cadete y la competición estaba a punto de convertirse en algo insostenible económicamente para su familia. Se disputaba una prueba del Campeonato de Catalunya y Genís Marcó, alma mater del karting en nuestro país, se había acercado especialmente al trazado para ver a aquel niño prodigio del volante, del que los expertos ya hablaban maravillas.

Alonso cumplió su trabajo aquel día y ganó de manera apabullante. Marcó no necesitaba más pruebas. Lo fichó y se propuso guiar su carrera hasta convertirlo en todo un campeón.

La familia Marcó constituye uno de los apellidos más insignes del karting en nuestro país. Genís, que había competido durante varios años, era importador de motores y chasis, mientras que su padre, Josep, había creado la estructura Genikart y era propietario del circuito de L'Escala (Girona), donde residía la familia.

La vinculación de Fernando con el promotor catalán significó la profesionalización de Alonso como piloto de carreras. Su padre, José Luis, que desde los inicios del niño en la competición había ejercido como mecánico, pasó a desarrollar sólo la función de padre, puesto que el equipo puso a disposición de aquel chaval de doce años todos los recursos necesarios. En realidad, el catalán ponía los karts y el dinero, mientras el pequeño Fernando se limitaba a hacer lo que mejor sabía, conseguir que el kart volara por los circuitos de toda Europa.

Entre Marcó y la marca de karts IAME -la más prestigiosa del sector- empezaron a guiar la carrera del piloto y los éxitos fueron llegando por sí mismos. Fernando se proclamó campeón de España y debutó a nivel europeo. Tres años después de su vinculación con Genís, y con decenas de victorias a sus espaldas, el asturiano se proclamaba campeón del mundo júnior, con 14 años. Su nombre ya era conocido a nivel internacional, faltaba poco para dar el salto a los monoplazas.

Durante aquellos siete años de vinculación -de los 11 a los 17-, su instructor le enseñó la importancia de ser conservador durante las sesiones de entrenamientos, puesto que necesitaba llegar a la carrera con el kart en perfecto estado. Hoy en día, Fernando sigue pensando que es más importante salir segundo y tener motor y neumáticos en perfecto estado para la carrera, que partir desde la 'pole' y quedarte tirado a la mitad.

De su época a las órdenes de Genís también adquirió una disciplina que, a su vez, intentaba transmitir a los niños a los que él mismo instruía y con lo que se ganaba un pequeño sueldo mensual para ayudar a su familia.

Como piloto de Genikart, Alonso aprendió a escoger el mejor chasis de los que la fábrica le proponía, afinaba el motor, entendía de carburaciones… a pesar de ser sólo un niño, junto a Marcó, adquirió una mentalidad de adulto y nunca esquivó las responsabilidades que ello suponía.

Los viajes fueron una constante en la vida del piloto en aquella época, pero en L'Escala siempre encontró una base de operaciones donde pasó muchas noches bajo el techo de la familia Marcó, donde siguen recordando al asturiano como un joven tímido y reservado que tenía muy claro que llegaría a ser campeón de F1.

Hoy en día, por las manos de Genís Marcó siguen pasando grandes promesas del automovilismo de nuestro país como Dani Clos, Dani Campos o Miki Monràs, llamados a ser el relevo generacional del bicampeón asturiano.