Verstappen pone a prueba su rebelión en Barcelona

Hamilton y Verstappen, cara a cara

Hamilton y Verstappen, cara a cara / @F1

EFE

El 22 de marzo de 1992, el alemán Michael Schumacher se fotografió por primera vez en el podio de una carrera de Fórmula Uno. Corría para Benetton y, vestido de amarillo, emergió sonriente junto a Nigel Mansell y Ricardo Patrese en una carrera disputada en México. En los siguientes veinte años volvió a saborear el champán en otros 154 Grandes Premios. Salió victorioso en 91 de ellos. Festejó también siete títulos mundiales.

Su retahíla de méritos se sospechaba inigualable hasta la irrupción del británico Lewis Hamilton, quien a su llegada al circuito de Barcelona-Cataluña encabeza la clasificación del Mundial en busca de su séptimo entorchado. El piloto de Stevenage, a quien la historia recordará igualmente como legendario, viene de equipararse con Michael Schumacher en cuanto a número de podios. El 155, logrado el pasado domingo en Silverstone (Reino Unido), bien podría haber merecido una celebración con honores; pero en lugar de vítores terció el murmullo en su garaje.

Las ruedas quebradas por las ampollas justificaron el runrún en la escudería Mercedes, insatisfecha con el segundo puesto de Lewis Hamilton y el tercero de Valtteri Bottas. Confiaban en el doblete. Les sorprendió, sin embargo, el holandés Max Verstappen al volante de su Red Bull.

"Ellos no han tenido problemas con los neumáticos y nosotros no esperábamos tener un desgaste tan extremo", se reprochó Hamilton, líder del campeonato, tan exigente como inconformista pese a aventajar en 30 puntos a su principal oponente. Con esa incertidumbre abandonaron Silverstone rumbo a Barcelona, que este fin de semana alberga la sexta prueba del calendario 2020.

"Ahora mismo no tenemos la respuesta a nuestros problemas. Necesitamos juntar nuestras cabezas y arreglarlo", asumió el jefe de ingenieros de Mercedes, Andrew Shovlin.

En el circuito de Barcelona-Catalunya entrará en juego el elemento de la urgencia y es que los equipos apenas cuentan con un margen de cinco días entre la carrera del pasado domingo y los entrenamientos libres de este viernes para mejorar el rendimiento de sus monoplazas. "Parece que las condiciones de la pista serán las mismas que en Silverstone. En este circuito se dan altas energías, lo sabemos muy bien. Si no superamos estos problemas, volveremos a parecer estúpidos otro domingo", convino Shovlin.

Esta pequeña fisura en la supremacía de Mercedes es oxígeno para Red Bull. En el reciente Gran Premio del 70 Aniversario, de hecho, la ambición, la estrategia y el buen hacer de Max Verstappen permitió al equipo cambiar el guión de este Mundial condicionado por la pandemia.

Su calendario sigue indefinido, pendiente de la evolución de la enfermedad en el mundo y en su propia burbuja. De ello puede dar cuenta el mexicano Sergio Pérez, quien pasó las dos últimas carreras en aislamiento tras su positivo en coronavirus. El 'Checo' , que regresa en Barcelona, siguió desde la distancia la actuación del alemán Nico Hülkenberg , su sustituto, con el monoplaza de Racing Point. A su habitación llegaron igualmente los ecos de la sanción que encajó su equipo por copiar el diseño de Mercedes. La multa de 400.000 euros y la pérdida de 15 puntos en el Mundial de constructores son insuficientes a ojos de varios equipos rivales, como Renault o Ferrari, quienes advirtieron de su intención de apelar la decisión de los comisarios.

La próxima carrera está programada a 66 vueltas sobre un trazado de 4,655 kilómetros, en el que Mercedes tratará de despejar sus dudas ante la pujanza de Red Bull. Ferrari apostará por montar un nuevo chasis en el monoplaza del alemán Sebastian Vettel, confiando en relanzar al tetracampeón mundial.

Renault, Racing Point y McLaren están llamados a animar, por su parte, la zona media. Ahí espera moverse Carlos Sainz, si las circunstancias se lo permiten. En las dos últimas semanas en Silverstone se topó con un pinchazo cuando rodaba cuarto y con un error de los mecánicos cuando tenía en sus manos los puntos.

"Ese fallo ha dejado sin valor todo el trabajo que habíamos hecho hasta entonces y es una lástima porque con la estrategia y la gestión que habíamos mantenido nos podríamos haber llevado muchos puntos. Parece que aún no somos perfectos en algunos momentos clave de la carrera, de modo que como equipo debemos seguir trabajando y esforzándonos para acabar de corregirlo", deseó el madrileño.

Carlos Sainz competirá por sexta vez en Catalunya, donde en 2016 consiguió un sexto puesto que probablemente ahora daría por bueno. Esta temporada su mejor resultado es el quinto puesto en el Gran Premio inaugural, en Austria, seguido por la novena posición en Estiria y en Hungría. En Silverstone, por dos veces, fue decimotercero