Del tributo a Mateschitz, al infortunio de Sainz y la sanción a Alonso

Max Verstappen logró la decimotercera victoria del año tras una gran remontada en Austin, que le dio el título de marcas para Red Bull

La FIA ha perdido el rumbo y sus sanciones son tan diversas y provocan tal caos. El castigo a Alonso es el ejemplo

Fernando Alonso , sancionado tras la carrera en Austin

Fernando Alonso , sancionado tras la carrera en Austin / AFP

Josep Viaplana

Josep Viaplana

Austin acogió la segunda carrera del año en Estados Unidos y nos deparó un envite con constantes alternativas, imponiéndose Max Verstappen después de una extraordinaria remontanda y tras adelantar a Leclerc y Hamilton en pista. Jarro de agua fría nada más empezar cuando un desbocado Russell se llevó por delante a Carlos Sainz y también para cerrar, ya que la FIA sancionó ya de madrugada a Fernando Alonso por haber perdido el retrovisor.

EL INFORTUNIO DE CARLOS SAINZ

No quisiera hablar de mala suerte –cualquier chaval de su edad se cambiaría con él- pero sí de infortunio, adversidad o desgracia. El sexto abandono de la temporada de Carlos Sainz sobrevino nada más empezar la carrera, en la primera curva, cuando un desbocado Russell se lo llevó por delante en su afán de ganar tras 300 metros, obviando que faltaban 300 kilómetros. La de Austin fue la segunda carrera consecutiva en la que el madrileño se quedaba fuera en la primera vuelta. En Japón le pasó factura un error en una pista en pésimas condiciones por la lluvia acumulada sobre el asfalto y en Estados Unidos, donde salió desde la pole por tercera vez este año, verse superado por Verstappen le convirtió en la diana de Russell. Su gran temporada no se refleja en resultados y puntos por unos lances adversos que no tienen que hacer mella en su confianza.

VERSTAPPEN Y EL MEJOR TRIBUTO PARA DIETRICH MATESCHITZ

No me gustó –no era de recibo- la soberbia con la que Max Verstappen riñó a su equipo después de un mal pitstop, probablemente el primero de una temporada en la que está brillando más que nunca. Es un extraordinario piloto (y se lo cree) y esta confianza le hace hacer cosas inverosímiles sobre la pista, destinadas solo a los elegidos. Pero el holandés no debería olvidar nunca que juntos ganan y juntos pierden y que muchas de sus victorias vienes precedidas por el personal de Red Bull, que le han hecho un coche maravilloso y que gestionan las carreras como nadie. Hay que reconocer, al margen, que la remontada de Max en Austin fue para enmarcar, adelantando en pista a Leclerc y Hamilton y sumando la decimotercera victoria del año cuando se le había puesto muy cuesta arriba. Sin duda, el mejor tributo a Dietrich Mateschitz, el dueño de Red Bull que falleció tras una larga enfermedad a los 78 años.

LA FIA HA PERDIDO SU RETROVISOR

La FIA ha perdido el rumbo y sus sanciones son tan diversas y provocan tal caos que uno ya no sabe que pensar. Mientras intentan pactar con Red Bull la multa por haberse saltado el techo presupuestario, a un piloto (Pérez) le ponen una reprimenda por infringir la regla del safety car y a otro (Gasly) le sancionan con 5 segundos en una semana de diferencia. Otros pueden ir perdiendo piezas sobre la pista (Pérez) sin que medie ni tan siquiera una advertencia de seguridad y a Fernando Alonso, con nocturnidad y alevosía, le arruinan el fin de semana por hacer la última parte de la carrera sin el retrovisor derecho, que saltó tras el brutal encontronazo con Stroll provocado por un movimiento errático del canadiense. Hamilton ganó en Suzuka en 2019 sin el retrovisor derecho. En fin, que quien ha perdido el retrovisor es la FIA y no el Alpine de Alonso.

PALOU Y EL SUEÑO AMERICANO

Mi querido y añorado Adrián Campos se sentiría hoy plenamente orgulloso de la trayectoria de Alex Palou, un chaval que apoyó y confió ciegamente y que no solo se proclamó campeón de la IndyCar en 2021 sino que acaba de firmar un contrato de probador con McLaren y debutar a los mandos de un Fórmula Uno en el primer entrenamiento libre de Austin. Palou, de 25 años, natural de Sant Antoni de Vilamajor, no podía empezar con mejor pie, ya que en su primer contacto con la elite ya ha dejado muestras que puede tener perfectamente un hueco ahí. Veremos qué le deparará el futuro. Madera tiene. Alex es el fiel reflejo del sueño americano. Tras tener que hacer las maletas primero a Japón y después a Estados Unidos, su carácter, confianza, motivación, trabajo y talento le han permitido abrirse unas puertas que parecían absolutamente cerradas para un piloto que no llevaba el talonario bajo el brazo.