Rossi y la Fórmula Uno, el sueño que no fue

Valentino intercambiando información con los ingenieros de Ferrari

Valentino intercambiando información con los ingenieros de Ferrari / Valentí Enrich

Josep Viaplana

Josep Viaplana

La carrera deportiva de Valentino Rossi pudo haber sido muy diferente si después de ganar el quinto título consecutivo de la categoría reina en 2005 hubiera dado el salto a la Fórmula Uno. El italiano, que en 2004 probó el Ferrari en Fiorano por primera vez, realizó diversas pruebas con el monoplaza en los años venideros y tanto ‘Il Dottore’ como la Scuderia se tomaron muy en serio una posibilidad que se descartó finalmente en 2006 después de participar en un test colectivo en el circuito de Valencia.

Monster, la firma de bebidas energéticas que patrocina a Mercedes en la Fórmula Uno y a Yamaha en MotoGP, ha propiciado hoy un intercambio de monturas entre Lewis Hamilton y Valentino Rossi, una circunstancia que nos ha recordado aquel intento fallido del italiano que pudo haber cambiado la historia del motorsport.

La primera experiencia

Rossi, en su primera prueba con un Ferrari, en 2004, se quedó a 0.7 segundos del tiempo de Michael Schumacher y entonces dejó abierta una puerta a un cambio de categoría que, de haber sucedido, habría cambiado no solo su carrera deportiva sino también la de la historia del motorsport.

Valentino se dejó querer por la F1, probando con los de Maranello en diversas ocasiones entre 2004 y 2010, aunque siempre remarcó que su intención era “divertirse”. Lo cierto, sin embargo, es que Rossi estuvo muy cerca de dar el salto a la F1 en 2006, donde intensificó los test.

Examen final

La verdadera prueba de fuego llegó en la  sesión de entrenamientos de pretemporada en Valencia, en 2006, en la que Rossi se enfrentó a toda la parrilla. Ahí despertó del sueño. Sus tiempos no eran competitivos y aparcó el sueño. Renovó con Yamaha sumó otros dos títulos y, pese a que se subió más veces al monoplaza, todo el mundo tuvo claro entonces que ya era “solo por diversión”.

Hubo quien barajó la posibilidad de que en 2009 sustituyera a Luca Badoer en el GP de Italia, después de que éste no estuviera a la altura cuando reemplazó a Felipe Massa tras el grave accidente de Hungría, pero la oferta se difuminó: Era una locura. El volante fue para Giancarlo Fisichella y ello supuso, prácticamente, el adiós definitivo de Rossi a la F1.