Hamilton, un piloto perfeccionista, excéntrico... único

Lewis Hamilton, el rey absoluto de la F1

Lewis Hamilton, el rey absoluto de la F1 / Mercedes AMG F1

Laura López Albiac

Laura López Albiac

 “Ha sido un largo viaje. La mayor parte de la gente que está ahora en Mercedes ya estaba aquí cuando yo me uní al equipo; y este largo viaje ha sido sobresaliente", asegura Lewis Hamilton, que acaba de conquistar su séptima corona mundial de Fórmula 1. A sus 35 años ha igualado el récord de títulos que ostentaba Michael Schumacher, al que también le ha superado esta temporada en número de victorias y poles. Marcas que hasta hace muy poco parecían inalcanzables y que Hamilton ha encarado con la misma convicción que las carreras.

V de veloz. De valiente. También de vanidoso. Y vegano. Todo eso es Lewis Hamilton. Piloto excéntrico, perfeccionista y contradictorio, en más de una ocasión ha flirteado con la idea de abandonar la Fórmula 1 y a estas alturas sigue dándole largas a la renovación con Mercedes. “¿Quiero estar tres años más en la F1?, No lo sé”. justifica.

De momento, crecido por su éxito, por este séptimo título Hamilton entiende que todavía le quedan desafíos importantes por cumplir: “Me siento en plenitud de forma y con el espíritu de luchar que me inculcaron desde niño más fuerte que nunca. ¿El futuro? Solo pienso en los triunfos que pueden llegar”, subraya.

Nacido el 7 de enero de 1985 en Stevenage (Inglaterra), Hamilton no se llama Lewis Carl por casualidad. Fue bautizado así en honor al estadounidense Carl Lewis, el ídolo de su padre, Anthony -hijo de emigrantes de la caribeña isla de Granada-, y que unos meses antes de su nacimiento se había proclamado cuádruple campeón olímpico en Los Angeles'84.  El padre de Hamilton -separado de su madre, Carmen, cuando éste contaba dos años- admiraba al velocista, pero mucho más a los héroes del motor, por lo que le regaló a su hijo su primer kart cuando cumplió seis años, haciéndole prometer que se esforzaría más en el colegio.

Ron Dennis, su protector

Cuando aún no se había acuñado el término 'bullying', el joven Lewis fortaleció su carácter en clase de kárate, para protegerse del acoso escolar, en unos tiempos complicados en los que no sobraba dinero para intentar lanzar su carrera. Con la misma determinación que exhibe hoy día, a los 10 años Lewis se acercó al poderoso Ron Dennis en una gala con las jóvenes promesas del motor británicas. Se presentó y le pidió un autógrafo. Un gesto que catapultó su carrera. Dennis lo incluyó en su programa de pilotos jóvenes de McLaren tres años después, en 1998.

En 2003 ganó la Fórmula Renault 2.0 del Reino Unido y siguió triunfando en las categorías inferiores hasta anotarse el título de GP2 en 2006, que le sirvió para dar el salto a la Fórmula 1 un año después, formando pareja con el bicampeón Fernando Alonso. La temporada 2007 acabó como el ‘rosario de la aurora’: el título fue a parar a Ferrari y Alonso abandonó Woking. El año de su debut ganó cuatro carreras y desde entonces, no ha dejado de sumar al menos una victoria al año. Algo que en la F1 no ha conseguido nadie más. 

Su primera corona llegó en 2008, con McLaren pero ha sido en Mercedes, desde 2013, donde Hamilton ha elevado el listón y ha escrito las páginas más brillantes de su carrera deportiva. El malogrado Niki Lauda acertó con Lewis , que ganó el Mundial en 2014, y ha repetido en 2015, 2017, 2018, 2019 y 2020. Solo cedió la  corona en 2016 a su compañero Nico Rosberg, que terminó aquel pulso con tal desgaste, que días después de proclamarse campeón, anunció su retirada.  

Hamilton ha cultivado también su faceta de superestrella y las amistades en el mundo de la moda y el cine. Se ha convertido en un habitual en la alfombra roja de Hollywood y ha firmado contratos millonarios de publicidad para diversas marcas. Arrasa en las redes sociales, en las que ha hecho célebre a su perro de raza bulldog, Roscoe.

Y ha sentado ‘cátedra’ con sus peinados y tatuajes. En el cuello destaca el lema "Still I Rise" (A pesar de todo, resurjo), que a veces también luce en el casco. Lo explica con un recuerdo a su infancia, a las duras sesiones en karting, bajo la atenta mirada de su padre Anthony: “Siempre me enseñaron a luchar y es lo que hago en cada carrera”. Esta temporada, además, Hamilton ha abanderado la lucha contra el racismo y ha hecho suyo -y de la parrilla-, el lema ‘Black lives matter’ (Las vidas negras importan). Hasta se ha manifestado por ello en las calles de Londres, mezclado entre la multitud antes de la irrupción del Covid-19. Al fin y al cabo, es el único piloto de color en el selecto club de la Fórmula 1.

Cuando peor van las cosas, Lewis siempre sabe salir del aprieto. "El nuevo título es el resultado de un gran trabajo de todo el equipo. Y no solo este año. Todos los que han estado en mi carrera me han ayudado a vivir esta jornada tan especial y sin ellos no hubiese sido posible", afirma, agradecido. La F1 también debe estar orgullosa de tener a un campeón como Hamilton.