La entrevista

Massimo Rivola: "El lío de McLaren hizo más fuerte y completo a Alonso"

El extraordinario triunfo de Fernando Alonso en Valencia dejó otra vez patente su enorme talento y la capacidad de superación. Rivola es de los que mejor le conocen

Redacción

Ferrari es un equipo particular, que desata pasiones y en el que se vive con tremenda presión. De ello sabe, y mucho, Massimo Rivola (Faenza, 7 de diciembre de 1971), que dispone de tanta calma como talento. Lleva 13 años envuelto en la Fórmula 1 y ha trabajado con dos grandes campeones del mundo cuando daban sus primeros pasos. Con Fernando Alonso en Minardi y con Sebastian Vettel en Toro Rosso. Ahora, ha vuelto a coincidir con el asturiano en Ferrari.

Llegó a la F1 con Minardi, en enero de 1998, con 26 años recién cumplidos

Estudié Economía en Bolonia y durante la carrera trabajaba en un concesionario vendiendo coches para ganar algo de dinero. Cuando acabé tuve que ir un año al Servicio Militar, que entonces era obligatorio, y Minardi, ciertamente, fue mi primer trabajo. Tuve mucha suerte porque nací en Faenza, el equipo tenía su base en la ciudad y la tesis de mi licenciatura se basaba sobre el contrato entre Ferrari y Minardi por el que la Scuderia cedía el primer motor `cliente¿. Investigué algunos aspectos sobre el particular, entrevistando al que hoy es administrador-delegado de Ferrari, Amedeo Felisa, que entonces era director técnico, y a Giancarlo Minardi, quien cuando le presenté la tesis rápidamente me fichó.

¿Por qué la F1?

Me encantan las carreras y fundamentalmente soy un apasionado de los automóviles. La Fórmula 1 recoge, precisamente, ambas. También me gusta el ritmo con el que se vive, que creo que solo puedes mantener cuando eres joven. La presión, el desarrollo, el estudio del particular que se hace en Ferrari en un año es el equivalente al de cinco años en un trabajo normal. Te absorbe todo el tiempo del mundo y no solo cuando estás trabajando porque mi cabeza siempre da vueltas sobre el particular.

¿Cuánta gente trabajaba en Minardi en 1998?

En 1999 el nuevo propietario Gabriele Rumi invirtió mucho con Fondmetal y pasamos a 180 trabajadores, pero recuerdo que cuando en 2005 se vendió el equipo a Red Bull éramos 95 en toda la fábrica... muy poca gente.

Llega en 2009 a Ferrari, el contraste debió ser brutal

Imposible de comparar. Todo era diferente. La suerte fue que los tres últimos años con Red Bull, pese a que el equipo se llamaba Toro Rosso, aprendí como era una gran fábrica. Éramos un equipo pequeño, que hoy sin embargo tiene 300 trabajadores, pero en 2008 cuando ganamos con Vettel en Monza éramos 195. En ese periodo pude aprender el funcionamiento de un gran equipo como Red Bull, con muchas divisiones externas y un planteamiento muy comercial, ya que en el fondo venden una marca más que un producto. El paso de Minardi a Toro Rosso me ayudó para entrar a Ferrari, un equipo en el que cuando estás dentro sabes que has llegado a la cima, que más allá no hay nada y que hay que aplicarse a fondo siempre para seguir.

Para un apasionado de la F1 y de las carreras, italiano, natural y residente en Faenza, a 85 kms de Maranello, ¿Estar en Ferrari es un sueño?

Es el máximo de la vida, te absorbe todo y ello es lo que hace que tu cabeza siempre esté dando vueltas porque sabes el valor y la suerte que disfrutas. Más que un sueño es una fortuna hecha realidad, absolutamente impagable. Ser italiano quizás tenga un valor añadido, pero la Ferrari, dentro y fuera del paddock, tiene vida propia.

Regresando a finales del 2000. Fernando Alonso firma su primer contrato de F1 con Giancarlo Minardi. ¿Cuándo oye a hablar por primera vez de él en Faenza?

Antes. A finales de 1999, en diciembre, con Cesare Fiorio como director deportivo de Minardi, él probó nuestro coche en Jerez. Giancarlo me llamó para hablarme de este 'ragazzino', ya que yo me ocupaba de actividades comerciales y patrocinadores, y hablaba maravillas de ese joven fenómeno que sobre el agua les sacaba dos segundos a todos. Fiorio le había llamado al box para pedirle que no sobrepasara sus límites, que se calmara, pensando que quería hacerse notar, pero él le aseguró que estaba muy tranquilo y cuando volvió a la pista hizo lo mismo. Posteriormente, tras ganar la carrera de la F3000 en Spa el año 2000 le fui a esperar al podio y le llevé a conocer a Gabriele Rumi. Fernando no estaba contento porque tenía la sensación de que estaba perdiendo el tiempo porque quería ser campeón del mundo de F1. Más tarde, probó en Fiorano, junto con Mazzacane, con una actuación estrepitosa y pasó a ser uno de los nuestros. En 2001 cuando Minardi no tenía dueño en pleno proceso de cambio de sociedad Flavio Briatore se puso de acuerdo con Giancarlo y, prácticamente, salvó el equipo vendiendo la propiedad del piloto. Gracias a Fernando la Minardi se mantuvo viva hasta que nos compró después Paul Stoddart.

Siguió atentamente su carrera...

En 2001 se creó una óptima relación entre nosotros, ya que quizás al ser también joven nos entendíamos mejor y a partir de entonces siempre hemos estado en estrecho contacto.

En 2010 llega, finalmente, a Ferrari, un año más tarde que usted. Le precedían el talento y una fama de polémico a raíz de la convulsa temporada 2007 en McLaren. ¿Piden su opinión para conocer como es verdaderamente Fernando?

Fernando no es una persona a la que le guste hablar mucho, sino que es de aquellos que prefieren hablar con gestos o hechos. Seguramente, he tratado de ayudar en su adaptación a Ferrari, un mundo que es inmenso y anticipando al equipo el tipo de piloto que era.

En diez años las personas cambian, dicen que Fernando es el mismo, ¿lo certificas?

Externamente uno cambia más que en referencia al aspecto interior. La persona no ha cambiado tanto como se cree, sino que ahora es más maduro y tiene más experiencia. En las carreras que le veo hacer hoy compruebo que es mucho más fuerte y completo con respecto al piloto que era hace diez años. El año 2007 fue importantísimo para él, sin vivir las experiencias de ese año hoy probablemente no sería tan fuerte en el aspecto mental, en la forma de afrontar las carreras, como gestionarlas, entender el momento en que hay que saber dar un paso atrás para buscar el mejor instante para atacar. Ahora es mucho más fuerte y completo.

En España se habla mucho de su rápida adaptación a la familia Ferrari. De su liderazgo...

Si se buscaba un piloto para sustituir a Michael Schumacher, es decir, un piloto de referencia para todo el equipo y no solo uno que va rápido en coche, un faro o un guía para todos, si quieres un líder, el hombre era Fernando. Es una característica fundamental que solo tienen los grandes campeones.

Cambiando de tercio, ¿Qué pasa a Ferrari que al inicio de la temporada el coche no ha estado a punto los últimos años?

Es una pregunta más propia para hacer a los ingenieros que a mí. Mi interpretación es que, ciertamente, Ferrari ha presentado esta temporada un coche muy revolucionario con respecto a los últimos modelos, asumiendo un gran riesgo. Partimos de un folio en blanco y sabíamos que el coche era un proyecto ambicioso. Al inicio de temporada no funcionó uno de los aspectos que esperábamos fuera uno de los puntos fuertes del vehículo, la gestión de los escapes. Sin embargo, pienso que es una señal muy significativa el hecho de que se haya mejorado tanto el coche en tan poco tiempo, que indica que el proyecto no era malo, que hay una implicación muy grande por parte de todos y que pese a no haber partido con un coche competitivo el ánima de la Ferrari sigue siendo la misma: Nunca se rinde.

En poco más de un año, por último, la Scuderia ha hecho una enorme reestructuración en todos los frentes de la escuadra ¿Está todo en su sitio?

Tampoco me toca a mí contestarlo... Yo trabajo a tope para ganarme el sitio cada día. Es obvio que de la manera que estamos trabajando y creciendo estamos en el buen camino. Los desarrollos que se adoptan al vehículo funcionan bien, el equipo está trabajando muy bien en las carreras y vamos al alza. No sé hasta qué punto llegaremos, lógicamente, pero soy positivo y optimista porque la sintonía y las sensaciones son buenas e indican que estamos trabajando por el camino correcto.