Juan Manuel Correa, un héroe en el Circuit

"En unos años me veo pilotando en Fórmula 1 y caminando con normalidad”, asegura el piloto de origen ecuatoriano

Este fin de semana vuelve a competir en la F3 tras su gravísimo accidente de Spa 2019, en el que murió Anthoine Hubert

Juan Manuel Correa vuelve a la competición en el Circuit

Juan Manuel Correa vuelve a la competición en el Circuit / Twitter

Sport.es/ EFE

El estadounidense de origen ecuatoriano Juan Manuel Correa (Quito, 1999) es uno de los tres pilotos que integran la escudería ART Grand Prix en el campeonato FIA de Fórmula 3, que este fin de semana inaugura la temporada en el Circuit de Barcelona-Catalunya, en el marco del GP de España de Fórmula 1.

La vida de Correa cambió el 31 de agosto de 2019 durante una carrera de la Fórmula 2 en el circuito belga de Spa-Francorchamps, cuando tuvo un accidente múltiple muy grave en el que salvó milagrosamente la vida. Se vieron implicados varios monoplazas, uno de ellos el del piloto francés Anthoine Hubert, que falleció.

Tras casi más de veinte operaciones y un importante proceso de rehabilitación, sobre todo por las graves heridas sufridas en la pierna derecha, Correa pudo volver a subirse a un monoplaza un año y medio después en la pretemporada de Jerez, cuando aún seguía teniendo serias dificultades para caminar. Este fin de semana en Barcelona vuelve a competir oficialmente tras 615 días de mucho esfuerzo y dedicación para poder retomar su pasión.

Correa recuerda que el proceso de recuperación “ha sido bastante difícil” y que además “no hubo un día de descanso durante la rehabilitación”, pero se muestra contento y muy positivo a pocos días de volver a competir oficialmente. “Hace algunos meses me parecía imposible, ya que estaba más centrado en poder andar, pero llegó la mejoría paulatina, las nuevas cirugías y aquí estoy listo para correr un año y casi ocho meses después”, manifiesta ilusionado.

Tras el accidente hubo muchos momento en los que dudó de las posibilidades de volver porque “parecía que era una montaña muy alta para escalar" y no sabía "ni por dónde comenzar”, pero con el paso del tiempo y “la mentalidad de piloto y de eterno luchador para salir siempre hacia delante”, llegó el progreso que tanto ansiaba.

Durante estos momentos difíciles, el piloto de ART supo ver el lado positivo: “Esto me ha cambiado la perspectiva de la vida en general. Me ha abierto los ojos y me ha hecho darme cuenta de lo afortunado que soy generalmente, que ya lo era antes del accidente y me ha enseñado que la vida es mucho más que solo carreras. He comenzado a jugar a videojuegos; antes no lo hacía. He descubierto que puedes llenarte con otras cosas y tener más de una pasión en la vida. Cosas que nunca hubiera tenido tiempo para hacer si el accidente no hubiera sucedido”.

“Ser piloto es mi sueño. Es lo que quiero ser profesionalmente, pero no es el único aspecto importante para mí. Y eso es un cambio que ha surgido a raíz de este accidente”, asegura. Su familia fue clave en la recuperación y le supuso una unión a ella mucho más estrecha de lo que ya era. “Regresé a vivir con mi familia a Miami, cosa que no hacía desde 2013. Solo el hecho de volver a Miami ya nos unió mucho más de lo que estábamos antes. Mi familia fue un apoyo enorme moral y físico para los meses más duros”, dice.

Un momento muy emocionante y clave en su vida fue cuando la FIA le invitó al GP de Bélgica de 2020 para recordar y homenajear al piloto fallecido en el accidente, el francés Anthoine Hubert. Pudo acercarse al lugar concreto donde depositó un ramo de flores en compañía de familiares de Hubert. “Volver a Spa, en el primer aniversario del accidente, fue un momento duro por regresar a la curva donde sucedió el accidente. Lo más duro fue reencontrarme con la madre de Anthoine, que estaba también allí. Pude un poco cerrar el capítulo del accidente y me dio un empuje que necesitaba en ese momento durante mi rehabilitación”, apunta.

Unos meses después vino otro momento muy emocionante en su preparación: fue el día que volvió a pilotar de nuevo un monoplaza en la fase de preparación de la temporada. El piloto, nacido en Quito, sintió una mezcla de “nervios y mucha emoción” porque era un momento que le parecía “irreal”. Además, ese día se sintió muy orgulloso de sí mismo porque “la primera parte del regreso estaba lograda”.

En lo estrictamente deportivo, Correa no tiene ningún objetivo marcado para esta temporada de Fórmula 3 que está a punto de comenzar, ya que “lo más importante es volver”. “Estoy luchando para llegar al nivel que estaba antes del accidente. Tratar de acelerar ese proceso lo máximo posible y al mismo tiempo continuar con toda la rehabilitación médica. Que vuelva a competir no significa que mis piernas estén perfectas. Tengo aún un reto médico aún muy grande", agrega.

Correa reside actualmente en Barcelona, donde ya lo hacía en 2019, y ha encontrado en esta ciudad un equipo médico y de rehabilitadores de un nivel muy alto. Además, está trabajando con Xavi Martos, el preparador físico del piloto mexicano Sergio Pérez, del que tiene únicamente palabras de elogio.

“Han hecho un gran trabajo. Si preguntabas a la mayoría de expertos si iba a estar a unos días de poder correr la primera carrera de la temporada, me dirían que estaría loco. Mucho de esto se lo debo a mi equipo de Barcelona. Mi intención es estar en Fórmula 2 la temporada que viene. Quizás hacer uno o dos años en la segunda categoría e intentar ganar el campeonato y dar el salto a la Fórmula 1 para 2023 o 2024. Suena fácil, pero no es tan simple. Pero bueno, ese ha sido mi sueño y creo que lo puedo lograr”, afirma en relación a su futuro.

Está muy seguro de que seguirá muy vinculado a su familia, resida donde resida en más adelante. Y en unos años se ve “pilotando en Fórmula 1 y caminando con normalidad”.