El análisis: La polémica persigue a la Fórmula Uno

Max Verstappen ya huele a bicampeón tras la undécima victoria del año

La remontada de Carlos Sainz en Monza le ha dejado en puertas del podio

Leclerc, Rusell y el resto de pilotos, tras la salida en Monza

Leclerc, Russell y el resto de pilotos, tras la salida en Monza

Josep Viaplana

Josep Viaplana

Max Verstappen y Red Bull volvieron a brillar en el GP de Italia, sumando su quinta carrera consecutiva y dando otro paso hacia el título. Los 116 puntos que tiene sobre Leclerc se antojan, hoy por hoy, insalvables. Charles y un regular Russell completaron el podio en una carrera en la que Carlos Sainz acabó cuarto tras salir el 18º y en la que Fernando Alonso abandonó por una fuga de agua en su Alpine.

VERSTAPPEN ESTÁ A OTRO NIVEL

Max ha conseguido en Monza la undécima victoria de la temporada, la quinta consecutiva, y todo apunta a que va a superar la marca de trece triunfos que comparten Michael Schumacher (2004) y Sebastian Vettel (2013). La suerte del campeonato ya está echada y el holandés ha vuelto a demostrar en Italia que está a otro nivel, un paso por delante a todos sus adversarios, incluyendo a Checo Pérez, su compañero en Red Bull. Más que saber si va a revalidar el título, de lo que estamos convencidos, nos preguntamos ahora cuándo lo hará. Restan seis grandes premios y en el próximo –Singapur, 2 de octubre- ya lo podría ser si vence y sus rivales fallan, pero todo apunta que se colgará el segundo título en Japón, en el mítico Suzuka, con cuatro carreras de adelanto. Con un coche con baja degradación y un ritmo extraordinario remontó desde la séptima posición de la parrilla para superar a un Leclerc que se ve impotente.

NUNCA LLUEVE AL GUSTO DE TODOS

Ya podemos estar en plena sequia que cuando llueve siempre hay quien se queja y por eso el refranero, que es muy sabio, sentencia que “nunca llueve a gusto de todos”. En F1 pasa igual. Los que el año pasado querían que en Abu Dhabi se terminara detrás del safety en Monza se quejan de ello. El espectáculo no me ha gustado, ya que una carrera tiene que terminarse compitiendo y el error, doble, ha estado en la lentitud en retirar el coche y en la dirección de carrera por no pararla y establecer otra salida con tres vueltas por delante. No podemos hablar de ‘robo’, porque toda decisión se ajustó a la norma, pero sí de poca sensibilidad. Por otro lado, una cosa no quita la otra, Verstappen y Red Bull se han impuesto con merecimiento. Cualquier estrategia de Ferrari estaba condenada a fracasar, ya que el Red Bull era más rápido, tenía mejor ritmo y degradaba menos las ruedas… a los mandos de Max, claro.

EL TETRIS DE LA PARRILLA YA ES UN CACHONDEO

Configurar la parrilla se ha convertido en un puzle y nos perdemos a la hora de colocar a los pilotos. La confusión es total y, sin ir más lejos, en Monza nueve de los veinte pilotos vieron como se modificaba su posición, la mayoría voluntariamente. ¿Penalizados o utilizar el reglamento para sacar provecho? La normativa limita el número de unidades de potencia y sus diferentes partes: motores de combustión interna, turbo, MGU-H, MGU-K y transmisión, con lo que se utilizan circuitos como Spa y Monza para colocar piezas frescas para la recta final. ¿Por qué en estas pistas? Son trazados de alta velocidad y en los que adelantar acaba siendo más fácil que, por ejemplo, en la siguiente carrera de Singapur, un circuito veloz pero urbano y en el que pasar coches es difícil. El resultado es la perversión de la regla, aunque ello, con tantos pilotos fuera de posición, nos permita disfrutar de carreras más emocionantes e intensas.