Laia Sanz y su Dakar más difícil

Laia Sanz ha acabado con éxito los diez Dakar que ha disputado y confía repetir este año a pesar de su calvario con el Lyme

"Aún sigo con antibióticos. El Lyme es una enfermedad que tarda en eliminarse y te debilita mucho", explica en una entrevista a SPORT

Laia Sanz afronta su undécimo Rally Dakar

Laia Sanz afronta su undécimo Rally Dakar / Mediagé (X. Solanas)

Laura López Albiac

Laura López Albiac

Laia Sanz (Corbera, 1985) afronta su undécimo Rally Dakar en peores condiciones que nunca, sin preparación y convaleciente de la enfermedad de Lyme, que contrajo por la picadura de una garrapata. Aún así, está convencida de que una vez se suba a la moto las cosas cambiarán.

¿Cómo se siente?

Bastante cansada, débil, ha sido un año duro, primero por culpa de una lesión en la mano derecha que arrastraba del Dakar y que tardó cinco meses en curarse, y después, cuando terminó el confinamiento y empecé a ir en moto, noté síntomas muy raros, me mareaba y me fatigaba. Tardaron mucho en diagnosticarme. En septiembre descubrimos que se trataba de la enfermedad de Lyme. Y empezó el tratamiento con antibióticos, con el que aún sigo.

En 2018 ya sufrió mucho por culpa de un virus ¿Guarda relación con lo que ha ocurrido ahora?

No tiene nada que ver con la mononucleosis, pero está claro que mi sistema inmune no se ha recuperado totalmente de aquello y quizá tenía más números para coger otra enfermedad. Los médicos me han dicho que he tenido mala suerte al encadenar dos infecciones tan seguidas.

¿Hasta qué punto está preparada para el desgaste de un Dakar?

Con mucha autodisciplina, encontrándome mal, hice trabajo de gimnasio para no abandonarme físicamente, pero en moto solo he hecho diez días en todo el año. Volví a entrenar a principios de diciembre, en Dubai, una semana, y aquí en casa he hecho tres o cuatro días más. No voy a llegar en forma al Dakar. Estar un año parada se nota mucho. Cada vez me encuentro mejor, pero es un proceso largo. A ver cómo tolera mi cuerpo el esfuerzo.

¿Está peor que en 2018?

Es diferente, entonces tuve que estar en cama y en el sofá por consejo médico, pero al menos venía de medio año de entrenar en moto, así que en aquel Dakar viví de rentas.

¿Cómo lleva los protocolos de Covid-19?

Estos meses he vigilado mucho más que la gente de mi edad por el tema del Lyme, ya que mi sistema inmune no está para tirar cohetes. No he celebrado la Navidad con la familia. Y con mi pareja Jaume (Betriu), que corre el Dakar, hemos hecho burbuja. En Madrid, antes de viajar, el 26, pasé una PCR y en Jeddah me tengo que aislar dos días en el hotel y luego otro test para entrar al vivac. Cuando empiece la carrera todo se relajará más.

En su caso la crisis del Covid no ha afectado a su proyecto deportivo ...

No me puedo quejar y menos viendo los problemasque tiene la gente con sus negocios, comercios y empresas…sería injusto. A nosotros nos salvó que el Dakar 2020 se hizo antes de la pandemia, aunque quizá en uno o dos años también nos pasará factura esta crisis.

Este es su undécimo Dakar, una cifra que ya da cierto respeto...

Si, significa que me hago mayor. Y estoy muy satisfecha de haberlos acabado todos hasta ahora.

¿Se plantea algún objetivo?

A estas alturas estaría pensando en un top 15 o un top 12 en la general, pero después de todo lo que he pasado no voy con ninguna presión. Claro que una vez me ponga el casco, lo único que querré es dar gas y hacer un buen papel, por supuesto.

¿Qué opina del cambio a un Road book que se distribuye diez minutos antes de la salida de etapa?

Soy favorable porque evitará la picaresca y va a igualar las condiciones para todos, así los pilotos privados no estarán en desventaja con los oficiales en este aspecto.

¿Cómo espera el recorrido por segundo año en Arabia Saudí?

Será un Dakar diferente al del año pasado. David Castera, el director del rally, fue piloto antes de eso y tiene muchísima experiencia. El año pasado se estrenaban en este país y tiraron a lo fácil, a una carrera más tipo Baja, de velocidad. Ahora me espero un Dakar más técnico, con más navegación, en el que pasen más cosas y haya que cuidar la mecánica.

Y menos peligroso...

El año pasado fue muy complicado gestionar psicológicamente la muerte de Paulo González. Cuando ocurre algo así a un piloto con tanta experiencia, tan profesional, tan querido, te afecta directamente. Solo tenía ganas de irme a casa y volver entera. El tipo de recorrido no ayudaba porque nos la estábamos jugando constantemente. Fue un golpe muy duro.

¿Cuánto le queda en moto?

Dependerá de si salen oportunidades. Ya no tengo 20 años y el Dakar es muy exigente. Hay que estar super en forma y para mí los últimos dos o tres no han sido fáciles, no he tenido continuidad y he ido trampeando, pero si me encuentro bien creo que aún me quedan energías.

De momento el salto a las cuatro ruedas lo dará en Extreme E y junto a Carlos Sainz nada menos...

Si sale bien me abrirá puertas. Es un regalo hacer tándem con Sainz, puedo aprender muchísimo de él. Había oído decir que era una máquina probando y desarrollando coches, que era muy exigente, y lo certifico. Ojalá yo esté a la altura.