El Dakar se prepara para la represión en Arabia Saudí

Presentación del primer Dakar en territorio saudí

Presentación del primer Dakar en territorio saudí / AFP

Sport.es

Por primera vez en sus 42 ediciones, los participantes en el Dakar, así como el personal de los equipos, la organización y los periodistas que integran la caravana del rally tendrán que acatar las costumbres y leyes de un régimen dictatorial que contempla durísimas penas, incluso de muerte, para aquellos que las quebranten. Arabia Saudí, el nuevo escenario de la carrera, garantiza un territorio seguro, recorridos espléndidos en el desierto y un contrato de 15 millones por 5 años. A cambio, el precio a pagar es amoldarse a competir en un país que se rige por la severa 'sharia' islámica y vulnera sistemáticamente los derechos humanos y de la mujer.

La Autoridad del Deporte de Arabia Saudí, en colaboración con los organizadores del rally, la empresa francesa ASO (Amaury Sport Organisation), ha hecho llegar a los participantes y demás personal un documento en el que se establecen las recomendaciones y ruegos para adaptar su comportamiento a las leyes y la cultura del país anfitrión, recordándoles las duras penas a las que podrían enfrentarse en caso de delito, especialmente los relacionados con el uso de drogas, alcohol, carne de cerdo o pornografía. También se hace especial hincapié al código de vestimenta, así como a la expresa prohibición de demostraciones de afecto en público. 

Este último punto es uno de los que más ha chocado a los pilotos, que por ejemplo tendrán que controlar sus emociones en las celebraciones en caso de victoria. El "Código de Buena Conducta" que ha distribuído ASO, de obligatorio cumplimiento y firma antes de la carrera, supone el compromiso de "respetar los usos y costumbres de Arabia Saudí, sus habitantes y los destinos por los que discurra el rally". 

En uno de los puntos apunta que "me abstendré de toda conducta que pueda chocar a los habitantes locales, sea por mi vestimenta o mi comportamiento. He leído las restricciones y prohibiciones propias de Arabia Saudí y en particular la importación y el consumo de alcohol y de cerdo que están estrictamente prohibidos so pena de acciones legales que pueden llegar hasta la pena de muerte en materia de tráfico de drogas". 

También se recuerda a los miembros de la caravana del Dakar que "los productos culturales importados, ya sean libros o demás, deben ser compatibles con las leyes locales de decencia", es decir, sin contenidos explícito. Se ruega tanto a hombres como a mujeres "vestir con recato en público, evitando la ropa ajustada o ilustrada con palabras o imágenes vulgares, para respetar la cultura local". También se subraya que cualquier manifestación de afecto en público "como cogerse de la mano, puede considerarse ofensiva". 

"Las mujeres deberán llevar los hombros y las rodillas tapados en público. Ya no es obligatorio el uso de la abaya o el hiyab para las mujeres expatriadas. Recomendamos el uso de una abaya suelta o de un velo en público para evitar ofender", cita el documento. 

El príncipe heredero Mohamed Bin Salmán ha iniciado un leve proceso de apertura, permitiendo conducir a las mujeres desde verano de 2018 o los visados turísticos para determinados eventos. Pero aún así, está claro que el choque entre la cultura occidental que impera en la caravana del rally y las costumbres locales puede deparar situaciones muy incómodas. Lo dicho, es el precio de trasladar una gran competición internacional a un país autoritario y nada acostumbrado a las influencias externas.