¡VAMOS AL COLE!

Atención niños: 5 normas de seguidad vial para ir al colegio (o donde sea)

Ir en coche con los niños no debe suponer ninguna complicación adicional si tenemos en cuenta los siguientes consejos.

Vamos al Cole

Ir al colegio es algo más que un simple trayecto de 5 minutos. / El Periódico

Laerke Saura Birk

Martina tiene 7 años, y va a volver al colegio este setiembre. Va a empezar segundo en el colegio de su pueblo. Vive en una urbanización que queda a unos cinco kilómetros del centro, así que cada mañana, su padre le lleva en coche hasta un aparcamiento que queda cerca de las instalaciones del centro, pero aun así, debe hacer un último paseo de dos minutos caminando. ¿Qué es lo que deberá tener en cuenta Martina para poder ir al colegio con total seguridad? Estas son las recomendaciones que deberá seguir para sacar un sobresaliente en seguridad vial, que también llegan de la mano de coches.net.

1. APRENDER DE LOS MAYORES (Y CORREGIRLES CUANDO SE EQUIVOCAN)

Son los mayores quien han enseñado a Martina a cruzar siempre por el paso de peatones, con el semáforo en verde, y mirando a cada. Siempre hay que escuchar lo que dice un adulto, e ir de su mano siempre que sea posible. Si hay un agente de tráfico, hay que hacerle también caso incondicionalmente. Martina lo sabe, y va de la mano de su padre, y juntos cruzan en verde y vigilan que no aparezca ningún coche por sorpresa cuando vayan a cruzar.

Martina solo tiene que caminar dos minutos para ir al colegio. Pero Javier, el mejor amigo de Martina, viene en bicicleta todos los días, algo que disfruta mucho porque desde siempre que le han gustado mucho los vehículos. Sus padres le han dejado utilizar este método de transporte siempre y cuando circule siempre al lado de sus padres y de baje de la bicicleta en los cruces

2. CAMINAR SIEMPRE POR LA ACERA

Martina vive en un pueblo. Esto hace que circulen pocos coches por algunas calles, y que algunas personas decidan pasearse errónaemente por el medio de la calzada y apartarse en el caso de que venga algún vehículo. Pero Martina sabe que eso está mal.

Hay que habituar a los niños a caminar siempre por la acera, sin ningún tipo de excepciones, y sobre todo a los niños que vivan en pueblos pequeños para que no repitan el error cuando lleguen a las ciudades. Por eso es importante que los adultos también sigan sin excusas esta recomendación.

3. SALIR DEL COCHE SIEMPRE POR LA ACERA

Hay días que Martina va muy cargada. Lleva una mochila, una bolsa para el desayuno, y otra para hacer educación física. Los días en el colegio son largos, y necesita ir bien equipada. Además, a Martina le gusta hacerlo todo sola y quiere cargar ella sola con sus cosas. Eso hace que cuando baja del coche tarde un poco más de lo habitual para llevárselo todo.

Por eso es importante bajar por el coche por el lado de la acera. No solo si llevamos muchas cosas, sino por norma general no queremos arriesgar a que pueda venir un coche, una bicicleta, o cualquier vehículo que se pueda encontrar con la sorpresa de una puerta abierta, además de que no queremos ponernos en peligro cuando podemos bajar por un lado en el que estamos protegidos (eso sí: atención con los peatones).

4. PAPÁ, NO PARES EN DOBLE FILA

Parar en doble fila está prohibido. No solo porque resta visibilidad al resto de conductores y que dificulta considerablemente el paso, sino que aumentan los riesgos de accidente, además de dar mal ejemplo a los niños, que al fin y al cabo son futuros conductores.

Los accidentes pueden ir desde pequeños rasguños a la carrocería de nuestro coche nuevo (por no disponer de distancia lateral de seguridad) hasta consecuencias más peligrosas. Cuando paramos en doble fila, tanto adultos como niños están obligados a bajarse en la calzada, cosa que aumenta el riesgo de atropello. Además, restamos visibilidad al resto de conductores.

5. PONEROS CÓMODOS

Martina va muy cómoda en su sistema de retención infantil. Se saca a mochila y el abrigo, y cada vez que sube al coche mira que esté bien sujeta su silla, porque a cualquier buen padre se le puede escapar un frenazo excepcionalmente. 

Y es que en caso de accidento frontal a 65 km/h, una mochila de 4 kilos multiplica su peso por 40. Esto significa que la mochila pasaría a pesar 160 kilos, que pueden aplastar la columna vertebral de un niño.