CONECTIVIDAD

Los retos de los coches conectados

Hemos llegado a una nueva era en que los consumidores piden coches conectados, y los fabricantes deben estar a la altura.

connected car lead

Se calcula que habrá 380 millones de coches conectados en las carreteras en el año 2021. / motor

Laerke Saura Birk

Hemos llegado al futuro. Cuando algunos sociólogos hablaban de posmodernidad, y otros leían “Un mundo feliz” de Aldous Huxley para augurar un futuro peligroso y en constante guerra contra nosotros mismos, podemos decir que una vez aquí, vemos que igual no se está tan mal.

Estamos hablando la era donde todos los dispositivos de la vida cotidiana están conectados entre sí. Entre ellos, nuestros vehículos. Se estima que más de 80 “cosas” se conectan a internet cada segundo. Esto es fruto, también, de una elección nuestra: estamos constantemente en la red, ya sea con el WhatsApp para hablar con nuestros amigos, o por el trabajo.

Las empresas lo saben, y los fabricantes de coches, también. Saben que tu coche debe ser uno más de tus dispositivos interconectados, y que tu trayecto depende, cada vez más, de la capacidad de tu vehículo de sobrevivir en una era conectada a la red. Los fabricantes también saben que pueden vender más vehículos si lo hacen hablando sobre conectividad. Un coche, por primera vez, empieza a hacer algo más que transportar personas y carga.

Toyota, Seat, Peugeot, Volkswagen, Mazda, Honda, Citroën, Renault, Fiat, Suzuki, Opel, Skoda... O cualquier otra marca. Todas ellas ya incorporan sistemas conectados en sus nuevos modelos, ya que, de pronto, se han convertido en un requisito cada vez más necesario para la era en la que vivimos. Es por eso que seguramente ya no hay vuelta atrás, y que el vehículo con futuro es aquel que esté conectado. Pero, ¿qué es lo que deben tener en cuenta los fabricantes para sacarles el mejor potencial?

TU COCHE VA A EXPLOTAR (Y NO POR UN FALLO MECÁNICO)

Hace poco que la red Wi-Fi nos parecía revolucionaria. Ahora ya estamos en un punto en que nuestro coche es capaz de conectarnos a la red. Aunque la idea nos parece cada vez más cotidiana, esto requiere un ecosistema muy complejo. Hay que transmitir información de diversos dispositivos que emiten distintos tipos de información, con destinos diferentes, con objetivos diversos, y requisitos de seguridad variados. Toda una explosión de información para gestionar.

Cabe destacar que se pronostica que habrá 380 millones de coches conectados en las carreteras en el año 2021. Esto requiere que los fabricantes busquen nuevos sistemas para coordinar todos estos dispositivos, uno de los retos que habrá que plantearse a corto alcance para disfrutar de un futuro conectado.

¿Y qué es lo que hay que hacer? Como siempre, ganan los sistemas automatizados. Sistemas capaces de ordenar los dispositivos, recordarlos, etiquetarlos, y aprender y reparar los errores. Esto es también un plus para los fabricantes: con una ojeada, podrán ver cómo actúan los dispositivos en su flota de vehículos, y tener datos para mejorar la seguridad o crear nuevas características.

¿ACTUALIZAR AHORA?

“Tienes 3 actualizaciones. ¿Actualizar ahora?”, nos preguntan nuestros dispositivos.

Y va a hacerlo también nuestro vehículo. Otro reto está en actualizarlo todo a la vez, para que nuestro sistema sobre ruedas esté siempre en sintonía con sus distintos elementos. Elementos que son cada vez más personalizables y complejos, y por eso, con configuraciones cada vez más complejas.

Muchas de las actualizaciones, actualmente, van a hacerse en el centro de reparaciones de la marca. Es decir, a diferencia de nuestros teléfonos, vamos a tener que trasladarnos a un lugar físico para estar puestos al día. Eso tiene dos ventajas: menos actualizaciones, y que los nuevos paquetes a instalar hayan pasado por pruebas rigurosas para comprobar su funcionamiento antes de ser instalados.

Este “enlace obligatorio” con el fabricante, que puede parecer que nos esté “casando” con la marca, trae sus claras ventajas. Por ejemplo, cada vez hay más software capaz de reparar nuestros vehículos desde la distancia sin tener que pedir cita y trasladarnos a un lugar físico.

Aquí las empresas van a tener que hacer un seguimiento constante de estas actualizaciones de software, que los conductores luego van a adaptar a sus necesidades personales, y van a configurar su software de formas distintas. Esto hace que sus vehículos circulen con versiones de un mismo software ligeramente variadas, y que los fabricantes puedan registrar los posibles errores de las distintas configuraciones. También será interesante observar el comportamiento de los usuarios y sus preferencias para mejorar aun más su experiencia.

EL COCHE, LOS DATOS, Y LOS MALOS

¿Nos sentimos seguros con todas estas redes inalámbricas intercambiando información en todo momento? Está claro que los fabricantes van a tener que hacer una inversión en seguridad para proteger nuestros datos y otra información que se pueda divulgar, además que deberán evitar virus que puedan colapsar el sistema.

Igual que en un ordenador instalamos un antivirus, con nuestro coche hay diversas opciones para evitar ataques. Una de ellas, por ejemplo, es la inteligencia artificial, capaz de recordar las anomalías; o la desconexión de los sistemas de conectividad que no se estén usando para evitar intrusos.

KILÓMETROS Y TERABYTES

Los coches conectados tienen otros retos, como garantizar un plan de datos económico (ese plan que no gaste más de lo necesario). Si la capacidad de la nube fuese ilimitada, nuestros coches irían irradiando terabytes y terabytes de datos. Pero aún hay límites. Es por eso que hay que adaptar los planes de datos de los coches para los consumidores, pero también para la sostenibilidad de todo el sistema.

Esto también requiere una configuración que sepa qué información hay que mandar y en qué momento, además de detectar qué datos se pueden guardar para usar en otro momento.

¡QUEREMOS COCHES CONECTADOS!

Para que esta industria siga creciendo y mejorando la experiencia de los conductores, los fabricantes deben seguir trabajando en todo momento. El futuro se basa en tener nuevas ideas desarrollarlas rápido. Esto también significa agilizar el proceso de añadir nuevas funciones a los coches, y revisar los datos que se disponen sobre conectividad para conseguir el mejor resultado final, adaptado a las necesidades y preferencias del público.

Estamos en un momento donde la industria automovilística se ha acostumbrado a planear grandes estrenos con unos cinco años de antelación, con muchos años previos de pruebas. Pero cada vez necesitaremos más rapidez. Por ello, las firmas deben apostar por la revisión constante, y dedicar equipos de personas a la revisión de los datos sobre conectividad.

VEHÍCULOS INIMAGINABLES

El mercado lo pide. Por lo tanto, los fabricantes van a tener que marcar en la agenda el desarrollo de la conectividad más avanzada como prioridad, pero sin dejar de lado los retos mecánicos que están de actualidad como el desarrollo de motores eléctricos.

¿Podrán conseguirlo? Puede ser que en unos años veamos grandes cosas. Vehículos (o incluso, nuevos conceptos) que ni tan solo nos llegaríamos a imaginar.