Comparativas

Volkswagen Golf GTI vs Hyundai i30 N, jaque al rey

El Golf GTI es el compacto deportivo por excelencia. Lo enfrentamos al i30 N, un serio rival.

Ataque al rey

El Hyundai i30 N llega para ponerle las cosas muy difíciles al Golf GTI. / JORGE BRICHETTE

Juan Manuel GARCÍA RUBIO. Fotografía: Jorge BRICHETTE

Dada su trayectoria y categoría, el Golf GTI ha sido objeto de deseo y, claro, de imitación y superación. Bueno, quizá no tanto, pero desde que apareció hace ya unas cuantas décadas muchos coches han tratado de hacer algo igual o incluso superior. Y lo han conseguido, o no, con peor o mejor resultado.

Así, estas dos versiones, la del VW Golf GTI, la Performance de 245 caballos, y el Hyundai i30 N, de 250 CV, se parecen en muchos sentidos. Carrocería compacta, estilo, motores de 2 litros, tracción delantera. Parecen calcos, aunque no lo son.

Pero, se vea como se vea, el Golf GTI siempre ha sido el bueno a imitar. Este puede considerarse un caso de tantos. Eso sí, no son lo mismo los que querían hacerlo –imitarlo, superarlo– hace décadas y los de ahora. Me refiero a que el i30 N en este caso tiene las pilas muy bien puestas. No solo posee un tamaño y una carrocería estéticamente similar, también las entrañas y las prestaciones. ¿Estará el rey tocado?

¿Casi lo mismo?

Puede que haya quien crea que el Golf GTI y el i30 N, estos dos coches, son básicamente lo mismo. Hombre, sí y no. Carrocerías parecidas, tamaño similar, motores muy igualados…

El Volkswagen Golf las ha tenido siempre todas consigo. Si acaso, el precio. Pero es verdad que, siendo más alto, no ha hecho más que darle más relumbre al modelo. Eso sí, en el caso que nos ocupa, hay 7.235 euros de diferencia a favor del Hyundai. Justificables perfectamente porque la unidad probada del Golf tiene el excelente cambio DSG de 7 marchas (el manual cuesta 36.470 euros). El i30 N solo está disponible con cambio manual. Fuera de eso, el Golf GTI creo que ha sido siempre el mejor. Quizá no el mejor en todo, pero sí el más equilibrado en todo. Se nota, se siente, cuando te metes dentro y te pones a los mandos. Siempre me he preguntado qué clase de ingenieros lo hicieron, y qué clase de ingenieros lo hacen ahora, que han conseguido mantener ese nivelazo en el chasis y en la calidad de conducción. Por eso, tampoco le hace falta ser el más potente en todas las ocasiones.

Así, son 245 CV frente a los 250 del Hyundai i30 N, una gran máquina también, sin duda alguna. Cinco caballos no marcan una gran diferencia, es nimia. Más de 7.000 euros, quizá, aunque no para todo el mundo, especialmente para los que se compran un Golf GTI y en su valor de compra también encuentran una diferencia a su favor.

Motores parecidos, potencias similares

El Hyundai tiene un motor de 2 litros y 4 cilindros. Como el Golf. Y está sobrealimentado por turbocompresor. Como el alemán. Y tiene suspensión trasera multibrazo. Como el GTI. Por eso, la cosa no pinta absolutamente nada mal con el coreano. Todo lo contrario. Pinta muy bien. Incluso calzan ruedas de las mismas medidas en altura y anchura. Parece que describimos dos cosas iguales. Y no, son distintos. Se diferencian en la marca, pero también en la forma, aunque más en su modo.

La clara inspiración de estos dos modelos se ve enseguida. Especialmente en el i30 N, en un momento donde no hay día que no estemos oyendo hablar de coches híbridos o de cambios de las denominaciones en las gasolineras. Temas aburridos la mayoría de las veces. Por eso, aquí, en el coreano, hay pasión e ingeniería.

Es verdad que el Hyundai tiene un toque, o dos, más deportivo. Es más duro, menos suave que el GTI. 

Es cierto que se conduce con una sensación de aplomo enorme. Esa sensación hace que el i30 N sea una máquina de cuidado cuando te pones con él a ir rápido. Y es muy rápido si se quiere, y muy estable, con una gran docilidad del chasis y una gran agilidad en todo lo que acometes con él. Se necesita de todo eso para correr y abordar y salir de las curvas con precisión y confianza. A diferencia del modelo de 275 caballos con diferencial autoblocante mecánico, en este hay situaciones en las que hay que agarrar el volante con fuerza para no zigzaguear cuando aceleras muy fuerte a la salida de una curva o en una aceleración con las ruedas rectas.

Ágiles y muy dinámicos

Esa es una de las grandes diferencias con el Golf GTI de ahora. Es estable, corre, porque además el motor tira mucho antes desde abajo que en el coreano, que ya es decir, y apoya con una nobleza y un aplomo a veces sencillamente increíbles. 

No es que no puedas tener un momento de subviraje, pero ese punto en el que las ruedas pierden adherencia y son todo fricción máxima está alto y se soluciona casi sin saberlo levantando el pie del acelerador. Pero esa acción, si surge, digo, parece que sale naturalmente cómo resolverla, como si nadie antes nos hubiera tenido que decir cómo hacerlo, o como si lo hubiéramos hecho antes, sin pensar, como no pensamos en mover los párpados y lo hacemos continuamente, involuntariamente, aunque también puedas hacerlo voluntariamente. Es todo muy natural lo que haces en el Golf, y por eso, sin ser tan deportivo en la dureza de la amortiguación, del chasis o de la propia dirección como el Hyundai, permite hacer muchas cosas buenas. Y eso que, claro, permite ajustar los parámetros de amortiguación, dirección, motor, etc., a golpe de botón, como en el coreano.

Los apoyos en el alemán te dan esa confianza que se consigue incluso sin tener que tirar de los modos electrónicos disponibles. Este coche es tan válido dinámicamente hablando en el modo Comfort como en el Individual, aunque este último mola para sentir todavía más lo que haces con él. El i30 N tampoco se achanta y ofrece de serie dos modos N que hacen más o menos lo mismo. Y también mola tener en este dos botones en el volante para hacerlo. Del Hyundai nos gusta tanto o más hasta el color de la carrocería, ese azul tan prometedoramente racing, aunque se pueda comprar también en otros colores, claro.

Y lo que es cierto es que tanto el Hyundai como el Volkswagen son muy rápidos y muy ágiles. Responden bien al acelerador, frenan de maravilla y las direcciones son bastante directas. Los dos tienen el eje trasero multibrazo, lo que ya de entrada resulta toda una garantía. De atrás se muestran firmes también, aunque lo más importante es que ese tipo de ejes significan calidad. El Golf ya no es el único, o de los pocos, que puede presumir de él. El Hyundai i30 N desde luego puede presumir de él también, y de qué forma. La trasera es una parte importante del coche con la que contar cuando vas rápido, como prácticamente ha sido siempre en el Golf GTI.

Por eso, dinámicamente diría que el Hyundai i30 N de 250 CV iguala bastante bien a este Golf GTI de 245 caballos. El chasis y el motor del coreano están a la altura, de sobra, del alemán. Eso sí, es mucho más deportivo en todos los sentidos, más duro, más recio, más imponente por fuera en esto, mientras que el alemán, siempre impertérrito en su calidad, es un perfecto equilibrista que corre mucho también, que es cómodo, que es deportivo si se quiere y que lo hace fácil todo en todo momento.