REVOLUCIÓN TECNOLÓGICA

Mar Hershenson, inversora de Silicon Valley: "En 15 años estará prohibido que las personas conduzcan"

La emprendedora, de origen catalán, augura una nueva revolución protagonizada por la inteligencia artificial que será "tan grande como la de internet o el móvil"

lpedragosa38182307 mar hershenson170426175838

lpedragosa38182307 mar hershenson170426175838 / periodico

AGUSTÍ SALA

"Vivo a unos dos kilómetros de Googleplex, la sede de Google, y todo el día están circulando coches autónomos por la zona porque tienen que aprender cómo conducirse", asegura Mar Hershenson. Catalana de nacimiento, pero con más de una veintena de años de experiencia en Silicon Valley, esta doctora en ingeniería eléctrica por la Universidad de Stanford es cofundadora de Pear Ventures, una entidad de referencia en inversión en 'start-ups' tecnológicas. Está convencida de que el automóvil conectado o autónomo ha venido para quedarse.

Aunque pueda parecer que será un proceso lento, que requerirá muchos años, no será así. "Los ciclos, tanto positivos como negativos, son cada vez más cortos", afirma. Y basta con recordar las transformaciones experimentadas en otros negocios, como la industria musical. A su juicio, "en unos 15 años estará prohibido que conduzcan personas". Y es que el coche autónomo "va a saber más que tú. Esto pasará. De hecho está pasando", añade. Y eso incrementa la seguridad. Y como además "no tendrá sentido tenerlos parados un 95% del tiempo, serán compartidos", agregó durante una sesión en Barcelona invitada por la Asociación de Becarios de La Caixa para un acto de la Obra Social, en la que conversó con Luis Martín Cabiedes, consejero de BlaBlaCar, e inversor de referencia en 'start-ups'.

El avance es imparabe. Hace apenas cinco años, era casi imposible que este tipo de vehículos pudieran ejecutar algunos algoritmos que ahora sí facilitan a estos coches tomar decisiones en tiempo real gracias a la información de todos sus sensores, explica Hershenson. Y además se vive un cambio de hábitos y costrumbres. "En EEUU la gente utiliza el coche para todo. Yo antes hacía unas 20.000 millas al año en el coche, pero este último ejercicio, la mitad porque uso más Lyft. No tengo tiempo y lo gano así. Me imagino en el futuro sin tener coche", agrega. En un tiempo, añade, "tener coche será como tener un caballo, para hacer hípica o por deporte".

Esta es una de las áreas en las que invierten a través de Pear Ventures, pero sobretodo, lo hacen en inteligencia artificial, que es lo que sostiene todos estos avances, que se han acelerado en los últimos años. Ya participan en algunas empresas especializadas en drones autónomos o en otras de entrega a domicilio por parte de robots, pero ya vaticinan 'lo próximo', esa frase que tanto gusta en Silicon Valley y que, a la vez, sirve para estimular el ingenio y la creatividad.

CAMBIOS EN CASI TODAS LAS EMPRESAS

"Durante la próxima década, la inteligencia artificial va a cambiar casi todas las empresas. Será un cambio tan grande como internet o el teléfono móvil, que afectará al transporte de las personas, al de las cosas, a los drones autónomos o las entregas a domicilio por parte de robots...", afirma.   

Seguidora del Barça, Hershenson, tras su paso por la universidad fue cofundadora de tres 'start-ups' de ámbitos como el comercio electrónico, el 'software' para empresas y los semiconductores, una de ellas se llamó Barcelona Design. A lo largo de esa etapa registró un total de 14 patentes. Luego optó por apoyar a emprendedores. 

Ve con optimismo el cambio experimentado en Barcelona. "Cuando me fui no existía la palabra 'start-up'. Ahora al menos está de moda y hay optimismo", destaca. En todo caso subraya la importancia de que exista un ecosistema que propicie la innovación. "Siempre digo que si uno quiere ser actor y ganar un Oscar tiene que ir a Los Ángeles. El vecino es maquillador, el otro es guionista... Es lo mismo en Silicon Valley. Los anuncios en la autopista son de 'start-ups'. Todo el mundo se dedica a ello... es un ecosistema". Además en EEUU, tampoco hay "estigma de fracaso", lo que permite poder rehacerse si falla un proyecto y no hay tanto miedo a equivocarse.

Pear Ventures dedica el 40% de sus recursos a invertir en proyectos en estadio de 'presemilla' con rondas de unos 300.000 dólares; otro 40% es capital-semilla, que va de uno a cuatro millones; y otro 20% a rondas A, que van de más de cinco a 20 millones. Cuentan con un fondo de 50 millones de dólares, iniciado en el 2013 y cerrado el año pasado. Las empresas beneficiarias han captado unos 1.000 millones. Luego tienen otro fondo de 75 millones y uno adicional de 30 millones, para volver a invertir en proyectos que ya se beneficiaron del primer fondo.