Biodiversidad

Un tercio de los árboles que dieron sombra a nuestros abuelos han desaparecido

La Tierra ha perdido más de 80 millones de hectáreas forestales desde 1960, como la suma de España y Polonia

Tala de un bosque en Papúa para una plantación de aceite de palma.

Tala de un bosque en Papúa para una plantación de aceite de palma. / Ulet Ifansasti / Greenpeace

Verónica Pavés

Un total de 81,7 millones hectáreas menos. Es lo que ha disminuido la masa forestal mundial en los últimos 60 años debido al uso intensivo del suelo, las talas indiscriminadas y los grandes incendios. Esto significa que un tercio de los árboles que dieron sombra a nuestros abuelos ya no existen. La pérdida de superficie arbolada no solo tiene repercusiones en la biodiversidad mundial sino que pone en riesgo a 1.600 millones de personas en todo el mundo.

Así lo concluye un reciente artículo publicado en la revista 'Environmental Research Letters’, en el que participaron diez investigadores pertenecientes a instituciones de Alemania, Estados Unidos, Filipinas, Italia, Japón, México y Países Bajos. En él se recuerda que las reforestaciones no han sido suficientes para paliar los daños a los bosques.

De hecho, la pérdida forestal bruta es de 437,3 millones de hectáreas, mientras que la ganancia tan solo es de 355,6 millones de hectáreas. Las más de 80 millones de hectáreas perdidas corresponden a una superficie equivalente a España y Polonia. 

Para llevar a cabo este trabajo, los investigadores hicieron uso de los datos del uso de la tierra en todo el planeta para evaluar cómo han cambiado los bosques en estas últimas seis décadas.

La disminución de la superficie alborada, unida al rápido crecimiento de la población mundial, ha resultado en una disminución de la superficie forestal mundial per cápita en más del 60% al pasar de 1,4 hectáreas por persona en 1960 a 0,5 hectáreas en 2019.

Diferencias entre países ricos y pobres

"La continua pérdida y degradación de los bosques afecta la integridad de los ecosistemas forestales, reduciendo su capacidad para generar y proporcionar servicios esenciales y sostener la biodiversidad”, como relatan los autores del artículo.

Esta disminución de los bosques también “afecta a la vida de al menos 1.600 millones de personas en todo el mundo, predominantemente en los países en desarrollo, que dependen de los bosques para diversos fines”.  

Dos niños junto a una secuoya gigante.

Dos niños junto a una secuoya gigante, en California. / Agencias

Sin embargo, esta reducción de la superficie arbolada no está siendo homogénea en todo el globo. Según los firmantes del artículo, las pérdidas se están centrando en los países de menores ingresos y situados cerca de los trópicos, mientras que el crecimiento de bosques se limita a los países ricos que se sitúan fuera de esos trópicos. Un fenómeno que los investigadores denominan “transición forestal”.

Pese al claro patrón de distribución, los científicos advierten de que también hay que estudiar más la pérdida de bosques en los países más desarrollados.

“Con el fortalecimiento de la conservación de los bosques en los países con mayores ingresos, la pérdida de bosques se desplaza hacia los países menos desarrollados, especialmente en los trópicos”. 

El análisis de los bosques del mundo es una parte integral de varias iniciativas ambientales y sociales globales, incluidos los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Para prevenir, detener y revertir la degradación de los ecosistemas de todo el mundo la Organización de Naciones Unidas (ONU) ha declarado la Década para la Restauración de los Ecosistemas (2021-2030).

Prevenir una extinción masiva

Este programa tiene por objetivo prevenir, detener y revertir la degradación de los ecosistemas en todos los continentes y océanos. Así, se puede ayudar a erradicar la pobreza, combatir el cambio climático y prevenir una extinción masiva. Y es que, si algo ha enseñado la pandemia de la covid-19, es el frágil equilibrio en el que se encuentran los ecosistemas.

De hecho, ya en 2016, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) alertó de que un aumento mundial de las epidemias zoonóticas era motivo de preocupación.

Un hombre de un bosque.

Un hombre de un bosque. / pixabay

En concreto, señaló que el 75% de todas las enfermedades infecciosas nuevas en humanos son zoonóticas y que están estrechamente relacionadas con la salud de los ecosistemas. Finalmente, en 2020, con la epidemia de covid-19 se pudo comprobar una vez más la importancia de mantener los ecosistemas sanos para mantener a raya a estos peligros. 

Sin embargo, los investigadores de este artículo van más allá y consideran que para ayudar a lograr los objetivos de estas iniciativas, “existe una profunda necesidad de revertir, o al menos aplanar, la curva global de pérdida neta de bosques conservando los restantes del mundo y restaurando y rehabilitando los paisajes forestales degradados”. 

Informe de referencia: https://iopscience.iop.org/article/10.1088/1748-9326/ac7df5