La ONU declara el acceso a un medio ambiente limpio y saludable, un derecho humano universal

La comunidad internacional se une contra el cambio climático, la contaminación y la pérdida de biodiversidad

Un excursionista en el parque nacional de las Montañas Rocosas (Estados Unidos).

Un excursionista en el parque nacional de las Montañas Rocosas (Estados Unidos). / unsplash

Ramón Díaz

El acceso a un medio ambiente limpio, sano y sostenible es un derecho humano universal. Así lo ha decidido la asamblea de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en su última asamblea general, celebrada este jueves. La decisión sumó 161 votos a favor, 8 abstenciones y ninguno en contra. La ONU considera la decisión “histórica” y “una muestra de cómo la comunidad internacional puede unirse para luchar contra la triple crisis medioambiental que vive el planeta”: el cambio climático, la contaminación y la pérdida de biodiversidad.

El texto, presentado originalmente por Costa Rica, Maldivas, Marruecos, Eslovenia y Suiza el pasado mes de junio, señala que el derecho a un medio ambiente saludable está relacionado con el derecho internacional existente y afirma que su promoción requiere la plena aplicación de los acuerdos medioambientales multilaterales.

Reconoce que el impacto del cambio climático, la gestión y el uso insostenibles de los recursos naturales, la contaminación del aire, la tierra y el agua, la gestión inadecuada de los productos químicos y los residuos, y la consiguiente pérdida de biodiversidad interfieren en el disfrute de este derecho.

Señala asimismo que los daños ambientales tienen implicaciones negativas, tanto directas como indirectas, para el disfrute efectivo de todos los derechos humanos.

La resolución, basada en un texto similar adoptado el año pasado por el Consejo de Derechos Humanos, pide a los Estados, las organizaciones internacionales y las empresas que intensifiquen sus esfuerzos para garantizar un medio ambiente sano para todos.

El secretario general de la ONU, António Guterres, se congratuló de la adopción de esta “resolución histórica” y apuntó que este hito demuestra que los Estados miembros pueden unirse en la lucha colectiva contra la triple crisis planetaria del cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación.

Reducir las injusticias medioambientales

La resolución ayudará a reducir las injusticias medioambientales, a cerrar las brechas de protección y a empoderar a las personas, especialmente a las que están en situaciones vulnerables, como los defensores de los derechos medioambientales, los niños, los jóvenes, las mujeres y los pueblos indígenas”, señaló.

Manifestación en Birminghan (Reino Unido) para reclamar acciones contra el cambio climático.

Manifestación en Birminghan (Reino Unido) para reclamar acciones contra el cambio climático. / unsplash

Guterres añadió que la resolución también ayudará a los Estados a acelerar el cumplimiento de sus obligaciones y compromisos en materia de medio ambiente y derechos humanos. Subrayó, sin embargo, que la adopción de la resolución “es sólo el principio” e instó a las naciones a hacer de este derecho recién reconocido “una realidad para todos, en todas partes”.

La alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, también celebró la decisión y se hizo eco del llamamiento de Guterres para tomar medidas urgentes para aplicarla.

“Es un momento histórico, pero no basta con afirmar nuestro derecho a un medio ambiente sano. La resolución es muy clara: los Estados deben cumplir sus compromisos internacionales e intensificar sus esfuerzos para hacerlo realidad. Todos sufriremos efectos mucho peores de las crisis ambientales, si no trabajamos juntos para evitarlas colectivamente ahora”, indicó.

Bachelet explicó que la acción medioambiental basada en las obligaciones de los derechos humanos proporciona unos límites vitales para las políticas económicas y los modelos empresariales.

El relator especial de la ONU sobre Derechos Humanos y Medio Ambiente, David Boyd, por su parte, aseguró que la decisión de la Asamblea cambiará la naturaleza misma del derecho internacional de los derechos humanos.

Los gobiernos han prometido limpiar el medio ambiente y hacer frente a la emergencia climática durante décadas, pero el hecho de tener un derecho a un medio ambiente sano cambia la perspectiva de la gente, que pasa de ‘mendigar’ a exigir a los gobiernos que actúen”, declaró Boyd.

Reconocimiento universal

Han sido necesarias cinco décadas para lograr la declaración. En 1972, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente celebrada en Estocolmo fue la primera en situar las cuestiones medioambientales en el primer plano de las preocupaciones internacionales y marcó el inicio de un diálogo entre los países industrializados y los países en vías de desarrollo sobre la relación entre el crecimiento económico, la contaminación del aire, el agua y los océanos, y el bienestar de las personas en todo el mundo.

Efectos del calentamiento global en el lago Jökulsárlón, en Islandia.

Efectos del calentamiento global en el lago Jökulsárlón, en Islandia. / unsplash

La decisión de hoy eleva el derecho al lugar que le corresponde: el reconocimiento universal”, explicó la responsable del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente de la ONU, Inger Andersen. Será un catalizador para la actuación en favor de un medio ambiente sano y limpio y capacitará a los ciudadanos de a pie para exigir responsabilidades a sus gobiernos.

Las consecuencias del cambio climático, tal y como ha destacado la ONU, son cada vez más evidentes, a través del aumento de la intensidad y gravedad de las sequías, la escasez de agua, los incendios forestales, la subida del nivel del mar, las inundaciones, el deshielo de los polos, las tormentas catastróficas y la disminución de la biodiversidad.

Mientras tanto, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la contaminación del aire es la mayor causa de enfermedad y muerte prematura en el mundo. Más de siete millones de personas mueren prematuramente cada año debido a la contaminación.

Por último, el declive o la desaparición de la diversidad biológica, que incluye animales, plantas y ecosistemas, repercute en el suministro de alimentos, el acceso al agua potable y la vida tal como la conocemos.

Los ocho Estados que se abstuvieron en la votación fueron: China, Rusia, Bielorusia, Camboya, Irán, Kirguistán, Siria y Etiopía.