Alex Larrazábal, el sueño cumplido de un catalán en el Masters

Alex Larrazábal, y su hermano Pablo, en el Masters de 2003

Alex Larrazábal, y su hermano Pablo, en el Masters de 2003 / sport

Ramon Palomar

Ramon Palomar

Cuando llega el Masters de Augusta, a Álex Larrazábal se le encienden los recuerdos vividos en el mítico recorrido de Georgia. Y no es para menos. Larrazábal ha vivido experiencias únicas en Augusta que muchos profesionales todavía sueñan en poder contar algún día. Para él, son solo recuerdos únicos de una etapa, lejos ahora de su vida actual.

Y es que Alex tuvo un inicio en el golf prometedor, que le llevó a ganar el British Amateur, y con el premio añadido de que iba a disputar el Masters del 2003, en plena explosión como golfista.

Y la experiencia que vivió cada minuto la recuerda como si fuera ayer. “Tuve la oportunidad de jugar la ronda de prácticas previa al torneo con dos mitos como Gary Player y Jack Nicklaus, y por primera vez en mi vida noté que mis piernas temblaban”, explicó.

Pegué un gancho tremendo en el primer golpe, y me dije, ya te puedes ir, aunque me dieron ánimo, y hasta me pidieron que repitiera el golf ante cientos de personas”, recuerda.

El mítico Hoyo 12

Otro momento mágico fue en el mítico hoyo 12, el temido par 3, donde acabó con un +6 después de enviar dos bolas al agua, para dejarla casi dada en el quinto golpe, ante los alaridos del público por su osadía de intentarlo cada vez desde el tee. Sus compañeros de partida Jerry Kelly y Fred Couples, alucinaron. Junto a su hermano, disfrutaron como locos con la sensación de estar viviendo un momento único.

Aunque a la hora de hablar de ídolos, los nombres de Seve Ballesteros y Txema Olazábal ocupan un lugar especial en su vida. “Jugué el concurso de Pares 3 con ellos, y fue un honor. Me dieron consejos de cómo dar ciertos golpes en Augusta ya que hay que poner la bola en sitios específicos, que no sabes. Por eso no gana nunca un rookie en Augusta”, explica.

Tras su etapa de jugador, hizo tareas de Caddie con Txema Olazábal en las ediciones  de 2011 y 2012, un lujo de poder compartir el torneo con el ganador de dos chaquetas verdes. “Es el mayor competidor que he visto en mi vida”, recuerda. “En él he visto la actitud y los huevos que hay que echarle para triunfar en este deporte”, asegura.

Amateur de nuevo y entrenador

Ahora, su vida transcurre lejos del mundo profesional pero unido al golf, su vida. Ha recuperado su licencia de jugador amateur, y disfruta de la competición de otra manera. Y su mayor tarea, es ayudar a otros jugadores a dar un salto de nivel, entre ellos, su propio hermano, Pablo Larrazábal, con el que viene trabajando regularmente. Fue precisamente Pablo, el que llevó la bolsa en el Masters de 2003, donde recuerda no llegó preparado para competir.

“No se puede ir a Augusta a pasar el rato, y disfrutar del ambiente y lo que rodea”, explica. Solo pudo jugar las dos primeras vueltas de 82 y 81 golpes, y el fin de semana, disfrutó, esta vez, sí como espectador de lujo. “Yo siempre dijo que he disfrutado del Masters, una como jugador, dos como caddie y una de espectador”, asegura.

Ahora, además de su hermano, con el que ya han recogido frutos como la victoria en el Alfred Dunhill a principios de temporada, trabaja con el chileno Matías Calderón, David Morago y jóvenes promesas como Joel Moscatel o Victor García Broto, con los que ofrece su talento y experiencia en el RCG El Prat, su club de toda la vida.

Un Masters diferente

Y con la llegada de este Masters tan especial, cree que Jon Rahm es uno de los que tienen más opciones entre los siete u ocho fijos. Aunque sin público en las gradas, todo es posible. “Sin gente, este torneo cambia radicalmente, es desolador. Los greenes poblados de espectadores del hoyo 9 y 18 estarán vacíos y descolocará a los jugadores, y las condiciones del campo serán distintas”, dice. “Los nervios de los últimos nueve hoyos quizá no sean un factor esta vez”.

Lo seguirá, como siempre, con los recuerdos vivos de su paso por Augusta, aunque su vida profesional ya haya tomado nuevos derroteros desde ya hace tiempo.