Ter Stegen nos puso al borde del infarto...

Ter Stegen ganó hace semanas la batalla a Claudio Bravo. El portero chileno ha tenido que abandonar el club blaugrana para ser acogido, con los brazos abiertos, por el Manchester City de Pep Guardiola. Y el alemán es ahora el amo y señor de la meta blaugrana. En la Liga y en la Champions. Una responsabilidad enorme para un joven de solo 24 años. Porque la portería del Barça no es cualquier portería. Que se lo pregunten a todos aquellos metas que, a lo largo de los años, han quedado sepultados por la responsabilidad. De Lopetegui a Vitor Baia. Pero Ter Stegen tiene la personalidad (y la calidad) para asumir ese reto. Y para no hundirse ante cualquier error monumnetal. Como el que cometió este domingo en San Mamés...

En el minuto 10 de la primera parte, <strong>Ter Stegen </strong>estuvo a punto de provocar un infarto en millones de barcelonistas. Después de una falta de entendimiento con Sergio Busquets le hizo un 'pase' perfecto a Beñat. Afortunadamente, el jugador del Athletic se precipitó y su zapatazo se estrelló contra la cara del portero alemán, que salvó casi sin querer una situación que podía haber recordado su pésima actuación en la Supercopa de España de la pasada temporada. Aquel 4-0 le pasó factura a Ter Stegen. Pero su fuerza mental le permitió salir de las tinieblas. Hasta convertirse en el portero titular del Barça y desbancar a Claudio Bravo (perfecto en sus dos campañas como blaugrana).

Este domingo, de nuevo en San Mamés, mostró sus dos versiones. La del portero que parece que va tan sobrado que comete errores infantiles (como ese pase a Beñat o como sus 'escapadas' alocadas fuera del área con el balón en los pies) y la del meta genial que saca manos de donde parece imposible. Ese es Ter Stegen. El presente y el futuro de la portería del Barça. De momento, a mí al menos, no me ofrece todavía la seguridad de Bravo. Pero seguro que hará a olvidar al chileno. Y los que entienden de esto (entre ellos, Zubizarreta, que fue quien le fichó), aseguran que será un nuevo Víctor Valdés. Y eso, señores, son palabras mayores...