El trofeo más amargo del PSG

El PSG se corona campeón de la Ligue 1 en el Parque de los Príncipes

 El cuadro 'parisien' levantó el título en su casa / Perform

X. Serrano

El éxito no es algo objetivo. Depende, en gran medida, de las expectativas. En el fútbol, si el valor de tu plantilla duplica al de tu principal contrincante, la victoria se da por sentada. No solo eso, se presupone cierta brillantez en la conquista.

Visto así, cuesta catalogar el campeonato del PSG como un éxito. El cuadro capitalino fue contundente, de eso no hay duda. Asumió el liderato en la segunda jornada y ya no lo abandonó, invicto hasta el 3 de febrero, con su quinta liga en seis años ya sentenciada. 

Sin embargo, las debacles en Europa y la final copera, alimentadas por una epidemia de lesiones y una creciente tensión en el seno del club, acabaron por contagiar el desenlace liguero. En hasta tres ocasiones vio frustrado el alirón un equipo que acusó una nefasta planificación deportiva y tuvo en Mbappé su único valor seguro a lo largo del curso.

La otra Ligue 1

Lejos de París, el Lille se erigió como el rey de los plebeyos. Los norteños, que venían de flirtear con el descenso, se destacaron pronto como perseguidores del PSG y aguantaron la fuga hasta el final, aupados en la magia de Pépé.

Sin restar méritos al Lille, su estratosférica campaña se vio facilitada por el desastre de los aspirantes habituales. El talentoso Lyon, paradigma de la irregularidad, logró enderezar su rumbo en un ‘sprint’ final que al  menos le valió para entrar en Champions. Eso sí, se dio el placer de desbancar a su archirrival: un Saint-Étienne mayúsculo que  disputará la Europa League.

A diferencia del OL, al Marsella no le valió con reaccionar a última hora. Mucho se esperaba del finalista de la Europa League y el resultado ha sido paupérrimo. No ayudó la temprana e interminable lesión de Payet, cierto, pero la justificación es insuficiente. 

Y de los históricos menguados, a los humildes agigantados: Nimes y Reims, recién ascendidos, culminaron un curso excelente en la mitad alta de la tabla. Gran año también el del Montpellier, a las puertas de Europa y cerca de una Niza decepcionante. 

Capítulo aparte merece la tragicomedia del Mónaco. Participante europeo, pasó la mayor parte del curso en zona de descenso. Ante esta tesitura, la directiva cesó a Leonardo Jardim y fichó al inexperto Henry. Una apuesta romántica, pero fallida. El club rescató a Jardim, que lograría una agónica salvación. Al final, bajaron Guingamp Caen, no así el Dijon, que se salvó en el play-out.